Cuando el General José de San Martín miraba la cordillera de los Andes solía decir, “(…)no me inquieta la guerra contra los maturrangos…lo que me quita el sueño es cruzar esa mole montañosa que parece agrandarse a medida que pasan los días. Por lo tanto, cada día, mayor tiene que ser el empuje para atravesarla…”
Entre el triunfo de Chacabuco y la derrota de Cancha Rayada, solo había transcurrido un año y un mes. De esta última y el gran triunfo de Maipú, pasaron solo diecisiete días. O’Higgins había sufrido una fractura en el brazo derecho en Cancha Rayada y se encontraba reponiéndose, cuando aconteció aquel encontronazo en Los Cerrillos del Maipo, a solo 10 kms de Santiago.
En Cancha Rayada, Talca, el ejército patriota había sido sorprendido de noche por los realistas y sus pérdidas fueron cuantiosas. Gracias a una estrategia brillante del general Las Heras se preservó una parte importante de la tropa, regresando y reagrupándose en la cercanía de la capital chilena.
Las tropas realistas que venían de Talca estaban comandadas por el general Mariano Osorio y secundadas por Joaquín Primo de Rivera y José Ordoñez.
El ejército patriota estuvo al mando del General José de San Martín, acompañado por Mariano Escalada, J. O’Brien y Gonzalo Balcarce. Secundadas por cuatro divisiones más al mando del general Las Heras, Blanco Encalada, Rudecindo Alvarado, Pedro Conde, Matías Zapiola, Ramón Freire e Hilarión de la Quintana, entre otros.
En los Cerrillos del Maipo como se le llamaba entonces, deambularon armados más de 11.000 personas en total, la mayoría soldados dispuestos a todo, tanto maturrangos como patriotas. La disposición fue ordenada y rápida de ambos lados. En un momento la acción de Álvarez Condarco fue tan eficaz que ese escuadrón dirigido por Ordoñez huyendo se retira hacia un caserío aledaño llamado Lo Espejo, los persigue, se enfrentan y finalmente los vence.
Osorio viendo que ya estaba todo perdido huye a Talcahuano con 600 sobrevivientes una gran cantidad de ellos fueron desertando en el camino. Muchos historiadores denominan a esta parte de la contienda como la Batalla de Lo Espejo.
La lucha en todas las formaciones fue cruenta, en el campo de batalla quedó un reguero de muerte, los patriotas perdieron más de 1.000 soldados en tres horas, los realistas cerca de 2.000 y 2.290 prisioneros.
Al final de la batalla entre Álvarez Condarco y Ordoñez llegó de Santiago el General O´Higgins, convaleciente de su herida en el brazo derecho, con 1.000 soldados más en el momento en que Ordoñez se entregaba y era tomado prisionero. Fue allí cuando O´Higgins le dice a San Martín “Gloria al salvador de Chile” y el Libertador le contesta “General, Chile no olvidará jamás el nombre del ilustre inválido que el día de hoy se presentó al campo de batalla en ese estado”.
Ambos generales montados en sus respectivos caballos se dieron un efusivo abrazo. Esto es lo que se conoce como el “Abrazo de Maipú”.
En ese mismo momento San Martín envió al director supremo Pueyrredón el primer parte de la batalla: “Acabamos de ganar completamente la acción, un pequeño resto huye precipitadamente. La Patria es libre”.
Los soldados prisioneros de Maipú como los de Chacabuco fueron enviados a Mendoza a realizar trabajos forzados, muchos de ellos construyeron, bajo las órdenes del chileno José Herrera, el histórico Canal de la Patria en lo que sería la Villa Nueva de San Martín. Los oficiales fueron conducidos a San Luis donde permanecieron hasta el 7 de febrero de 1819 que a raíz de un confuso intento de fuga fueron masacrados por el gobernador Vicente Dupuy y por el pueblo puntano. En esa sublevación murió el general Ordoñez, Primo de Rivera y otros 48 oficiales realistas.
Dado que Bernardo de O´Higgins le había realizado una promesa a la Virgen del Carmen, en el lugar del Abrazo de Maipú, hizo construir unas instalaciones a las que se denominó “Templo Votivo de Maipú”, en advocación y agradecimiento a la Virgen. Posteriormente en 1942 se construyó sobre el antiguo santuario un templo mayor en los terrenos de la antigua capilla y en 1974 comenzó a levantarse una basílica, finalizada en 1984. Hoy es la iglesia más alta de Chile.
Maipú fue la batalla de mayor trascendencia librada por el general San Martín estratégicamente hablando y por supuesto la más importante para América del Sur, solo equiparada al triunfo de Boyacá y a la contienda de Ayacucho. Fue la que determinó la independencia definitiva de Chile.
En el mismo terreno donde se libró la gran contienda hoy se levanta un gran monumento, en cuyo frente se lee: “A los vencedores de los vencedores de Bailén”. Batalla de Maipú, 5 de abril de 1818. General en jefe José de San Martín.
*El autor es médico psiquiatra y escritor