Al Cabernet argentino, ¡Salud!

La superficie cultivada de esta variedad alcanzó las 13.006 hectáreas y el vino argentino gana espacio en los mercados internacionales.

Al Cabernet argentino, ¡Salud!
A lo largo de 17 provincias vitivinícolas, especialmente en Mendoza, el Cabernet Sauvignon ha encontrado un entorno adecuado para su cultivo.

El Cabernet Sauvignon, uno de los varietales más reconocidos a nivel mundial, tiene una presencia significativa en la vitivinicultura argentina. A pesar de la creciente competencia internacional, los exponentes locales de esta cepa poseen un potencial interesante para destacar y crecer en los mercados globales.

Argentina ha demostrado ser un “terroir” propicio para el desarrollo de Cabernet Sauvignon, con suelos y climas que permiten obtener vinos de alta calidad. Según datos del INV, en 2024, la superficie cultivada de esta variedad alcanzó las 13.006 hectáreas, representando el 6,4% del total de viñedos en el país. Aunque el Malbec sigue siendo el varietal emblema de la vitivinicultura argentina, el Cabernet Sauvignon ocupa un merecido segundo lugar en exportaciones, lideradas por los tintos.

A lo largo de 17 provincias vitivinícolas, especialmente en Mendoza, esta cepa ha encontrado un entorno adecuado para su cultivo. Con casi 10.000 hectáreas dedicadas al Cabernet Sauvignon, Mendoza se pocisiona como el principal productor nacional, seguido por San Juan y otras provincias que, aunque con menor superficie, también contribuyen al panorama local. Sin embargo, la tendencia en los últimos años muestra una disminución en la superficie cultivada, con una caída del 16,4% entre 2015 y 2024, según los datos del INV.

La superficie cultivada con Cabernet Sauvignon alcanzó las 13.006 hectáreas.
La superficie cultivada con Cabernet Sauvignon alcanzó las 13.006 hectáreas.

Sin dudas, el escenario económico, y la gran atracción que genera el Malbec, ha dado por resultado esta disminución. A pesar de esto, el Cabernet Sauvignon argentino sigue mostrando un perfil único, con vinos que destacan por su estructura, intensidad y capacidad de guarda, cualidades que podrían posicionarlo aún mejor en un mercado global cada vez más exigente.

La creciente competencia internacional, con países como Chile, Australia, y Sudáfrica emergiendo como fuertes competidores, obliga a los productores argentinos a redoblar esfuerzos. La diferenciación a través de la calidad, el terroir y la innovación en técnicas de vinificación son claves para que el Cabernet Sauvignon argentino no solo mantenga su presencia, sino que amplíe su cuota de mercado.

Si bien el Malbec sigue siendo el Rey, es necesario, y varios bodegas ya lo están llevando a cabo, entender que el Cabernet puede ser una opción importante si se aporta un diferencial.

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