Es preocupante comprobar cómo año tras año disminuye la cobertura forestal de la ciudad y alrededores.
Entre otros motivos ocurre porque los municipios realizan costosas obras de remodelación de plazas y paseos verdes, y sistemáticamente se erradica una gran cantidad de árboles en buen estado vegetativo para hormigonar y ampliar los senderos internos y/o construir amplias plataformas y/o edificaciones.
La prioridad es la obra y se pierde el objetivo básico por el que fue diseñado el espacio verde hace ya casi un siglo.
Las autoridades municipales tienen un interés desmedido por realizar dichas remodelaciones. Los técnicos toman como caballito de batalla a plazas y paseos porque son más simples de ejecutar (en comparación con la construcción de una escuela, o centro de salud), son más visibles a los ojos de los ciudadanos y la venta de la madera de los árboles erradicados, es un buen negocio.
Es llamativo como en todos los casos, trabajos, en cuya cartelería se enuncia un tiempo de 6 meses llegan a más de 2 años. El ciudadano no puede ver, que se hace dentro del predio, porque colocan cierre perimetral compacto.
Con el propósito de darle una apariencia más elegante se ha instalado el riego por aspersión en varias plazas, produciendo pérdidas por déficit hídrico en 20% de los árboles porque no se tuvieron en cuenta parámetros específicos como por ejemplo la evapotranspiración y la capacidad de almacenaje edáfica, entre otros. Además el riego por aspersión requiere agua potable y un sistema de picos que se pierden o se rompen, complicando la distribución del agua que es fundamental para la vida de los árboles y el césped.
A continuación consignamos ejemplos concretos de remodelaciones que han producido la muerte de árboles de 80 años o más y la pérdida de espacio verde.
Se trata de remodelaciones en distintos lugares. Por ejemplo, la que se llevó a cabo en el Paseo Venezuela, el área del Barrio Cano, de 2018. En el proyecto estaba indicado la erradicación de varios ejemplares y la ampliación y hormigonado de los senderos. Hablar con los técnicos encargados del proyecto, como con el propio intendente, fue inútil. Realizamos dos denuncias a la Fiscalía de Estado y pedimos la intervención de la Dirección de Recursos Naturales Renovables, de la Asamblea del Árbol y del Consejo de Arbolado para que respetaran nuestros reclamos.
En la intervención del parque O’Higgins, de 2019, se extrajeron más de 70 árboles para construir una plataforma de cemento de casi una ha para destinarla a pista de patinaje.
En la esquina de San Luis y Costanera se construyó una estructura de hormigón para la práctica de parkour. Enfrente se extrajeron varios árboles para la colocación de estatuas. Se impermeabilizaron las acequias internas que riegan las hileras de fresnos europeos, quedando expuestos a un déficit hídrico que producirá la muerte de muchos de esos ejemplares. Se instaló el riego por aspersión sin tener en cuenta los parámetros de evapotranspiración y edáficos como consecuencia la mayor parte del césped se secó en los meses de verano.
Consideramos dos remodelaciones más.
Una la del paseo Bernardo Houssay, en el límite de Capital y Las Heras. Se eliminó el sistema de riego por acequias y se construyó veredón que recorre la totalidad del paseo provocando la muerte de 3 a 7 árboles de primera magnitud, por cuadra.
Y en el caso del Parque Cívico se se actuó con total irresponsabilidad al dejar importantes sectores sin riego. Así los plátanos de casi 100 años están secos; los cedros y tilos que tanta belleza otorgan a dicho parque se encuentran en serio peligro.
En el tratamiento de la avenida Mitre en donde las frondosas tipas que forman una verdadera bóveda verde no reciben riego ya que los proyectistas no previeron bordes en la fosa que cada árbol debería tener en condiciones adecuadas para recibir” la dotación de agua.
En plaza España se duplicó el tiempo de ejecución de la obra (como en todos los casos) y además de la pérdida de espacio verde, la Sociedad Española pidió que se respetara la mayólica que los proyectistas habían decidido sacar.
En el caso de la plaza San Martín, de 6 meses de ejecución se pasó a más de 2 años. Hay pérdida de espacio verde, árboles secos por deficiente sistema de riego, colocación de bancos de cemento sin respaldo y pintados de negro para que el ciudadano en verano no pueda sentarse.
En la Alameda, las tipas, al igual que en la avenida Mitre, que proporcionan la cobertura de una verdadera bóveda verde, están con severo déficit hídrico, ya que se riegan de vez en cuando dependiendo del camión regador tal como sucede con el paseo Houssay.
Es decir, el común denominador en las remodelaciones es la falta de respeto absoluta ante el patrimonio de la comunidad que son los árboles y espacios verdes que fueron ideados para la salud y el bienestar de la población.
La modificación de la Ley 7874 está destinada fundamentalmente a dar mayor libertad de acción a intendentes para disponer a discreción de los árboles de su municipio.
En consecuencia los miembros de la Asamblea del Árbol pedimos:
* Que se rechace la modificación de la Ley 7874 de protección del arbolado público.
* Se tengan en cuenta que el no cumplimiento de la Ley 7874 ha llevado a la pérdida sustancial de forestales, que son imprescindibles para la vida de los mendocinos.
* Se arbitren los medios para que funcionarios preocupados únicamente en sus intereses, se dediquen a hacer obras mucho más necesarias que la remodelación de plazas, teniendo en cuenta que en la gestión anterior se gastaron varios cientos de millones de pesos en dichas remodelaciones.
Esta pandemia está demostrando la necesidad de centros de salud y hospitales.