Bases y nuevos puntos de partida

La Ley de Bases representa una reacción de la inmensa mayoría de la sociedad argentina ante la evidencia del fracaso rotundo de la alternativa del populismo.

Bases y nuevos puntos de partida
"Ley bases" en Diputados: Miguel Pichetto, Rodrigo de Loredo, Florencio Randazzo y Carlos Gutiérrez. (Federico López Claro)

La reciente media sanción de la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos representa un paso cualitativo en el avance de las instituciones y la sociedad argentina hacia una nueva etapa histórica. El país vislumbra, por fin, el final de un ciclo signado por el populismo y el cimiento para un nuevo cimiento, inspirado en las ideas de la libertad y la Constitución. Un nuevo orden como el que avizoró Alberdi, padre de la Constitución Nacional y de nuestra Constitución en Mendoza. Un retorno a valores e ideas permanentes, actualizadas y adaptadas a la evolución de los tiempos. Una base sólida para la recuperación de un nuevo orden institucional, inspirado en el ideario liberal, que transformó a la argentina tradicional en una potencia internacional.

Ese orden institucional partía, en palabras de Alberdi, de la premisa básica que “la democracia es la libertad constituida en gobierno, pues el verdadero gobierno no es más ni menos que la libertad organizada”. Libertad organizada que se materializaba en la construcción de un modelo de Estado circunscripto al cumplimiento de funciones esenciales, mínimas, que garantizaran la preservación del derecho a la propiedad, la vida y las libertades individuales. Para esta visión fundacional, el poder, -eje estructurante de ese orden institucional-, residía en los individuos y no en el Estado. Pero ese orden institucional liberal fue erosionado y socavado por el populismo y su modelo de estado omnipresente. Plataforma de una creciente omnipotencia estatal que, tal como previó el propio Alberdi, consagró formas diversas de negación de la libertad individual.

Con el tiempo, el modelo generó una versión “nac & pop”, desentendida de los problemas del desarrollo, que desembocó en la construcción de una mega maquinaria estatal dirigista al servicio del partido y de una oligarquía de gobierno, de sus negocios e intereses corporativos y personales. Una burocracia militante corrupta e intervencionista que absorbía y digitaba cada aspecto de la vida de los ciudadanos, asfixiando la iniciativa individual y sumiendo al país en la decadencia, la pobreza, la inmoralidad y el aislamiento internacional.

Un gobierno, que bajo el pseudo relato del “Estado presente”, pretendió abarcar a la Nación y saquearla a expensas del bienestar general. Tal como avizoró con genialidad ya en su tiempo Alberdi, bajo este tipo de modelo “El Estado se hace fabricante, constructor, empresario, banquero, comerciante, editor, y se distrae así de su mandato esencial y único, que es proteger a los individuos contra toda agresión interna y externa. En todas las funciones que no son de la esencia del gobierno obra como ignorante y como un concurrente dañino de los particulares, empeorando el servicio del país, lejos de servirlo mejor”.

La Ley de Bases representa una reacción de la inmensa mayoría de la sociedad argentina ante la evidencia del fracaso rotundo de la alternativa del populismo. Las nuevas instituciones se orientan a reducir el rol del Estado al desarrollo de sus funciones básicas fundamentales; a devolver a los individuos sus libertades avasalladas por el estatismo que imperó en nuestro país. Aspira a refundar un modelo nuevo de Estado liberal, lo cual implica desmontar la enorme y corrupta maquinaria administrativa populista: Busca transparentar su accionar, racionalizarlo, despolitizarlo, mejorarlo en su funcionamiento, en su eficiencia y en la calidad de sus prestaciones, poniendo la burocracia al servicio exclusivo de los ciudadanos.

Con la media sanción, se han alcanzado los acuerdos políticos mínimos para hacer efectiva y sostenible en el tiempo una asignatura pendiente para el desarrollo institucional de nuestro país: la reforma del estado. Un objetivo que estuvo prácticamente ausente en la agenda del gobierno kirchnerista, desplazada por la primacía de una visión de la burocracia del Estado y su administración como botines políticos.

El texto aprobado debe verse como un primer paso legislativo mediante el cual se fijan las bases para reorganizar el Estado y desencadenar a los ciudadanos del yugo estatal para retomar el rumbo que la Argentina jamás debió haber abandonado. La ratificación del proyecto por el Senado consolidará, sin duda, una indispensable perspectiva federal que fortalecerá la sostenibilidad del nuevo ciclo que acaba de iniciarse.

Desde este punto de vista, la media sanción de la Ley de Bases representa una respuesta a esa nueva generación de jóvenes idealistas que ha despertado y que interpela a la clase política, sacudiéndola y movilizándola en pos de una transformación revolucionaria, inspirada. Jóvenes que vislumbran que la historia vuelve a ofrecernos una oportunidad histórica para sacar a Argentina de las ruinas y reconstruirla en toda su grandeza y esplendor.

* La autora es Diputada Nacional por Mendoza @LLibAvanzarcedes Llano.

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