El año electoral le depara sorpresas periódicas a Rodolfo Suárez y equipo. Las sucesivas visitas de ministros del Ejecutivo nacional más de una vez encontraron a contramano al Gobernador por cuestiones “de agenda” no siempre bien coordinadas.
Por eso, en la semana sacudió al gobierno local el anuncio de Alberto Fernández de más de un centenar de obras para la Red de Emergencia Sanitaria Federal por la actual segunda ola de la pandemia. El primer mandatario se conectó por teleconferencia con los gobernadores de varias provincias, pero no con el de Mendoza. Sí lo hizo con el intendente justicialista de San Rafael, Emir Félix, porque en ese departamento se habilitó un centro modular sanitario perteneciente al mencionado programa.
¿Correspondía que también estuviese en línea Suárez? Era lo más atinado, pero no fue así. En la pantalla del Presidente sólo apareció el jefe departamental peronista. En el gobierno provincial niegan que Suárez haya recibido algún tipo de invitación para ese evento, postura que contradijeron desde el poder nacional. Algo muy parecido a la convocatoria que nunca llegó para el recordado viaje a Chile que Fernández realizó con varios gobernadores, menos el mendocino.
Y el viernes, de la mano de Anabel Fernández Sagasti arribó otro ministro de Alberto Fernández. El titular de Ambiente, Juan Cabandié, participó de la adjudicación de una obra para la erradicación de basurales en los tres departamentos del Valle de Uco. El anfitrión fue el peronista Martín Aveiro, pero en la mesa del acuerdo también se sentaron los otros dos jefes comunales de esa región, uno radical y el restante “difonsista”.
Hay malestar en el oficialismo mendocino porque llegan, y llegarían, recursos nacionales para ésta y otras obras similares que el gobierno nacional pretende financiar en otros puntos de la provincia, siempre por gestión de la senadora nacional, mientras que en la provincia la oposición kirchnerista recurrentemente puso trabas para los pedidos de endeudamiento presupuestario, tanto de Cornejo como de Suárez, con la intención de realizar emprendimientos de similar trascendencia.
Como bien se señaló en la cobertura del acto en Tunuyán, en nuestra edición de ayer, en el gobierno local no ocultaron malestar por lo que consideran otro avance sobre la autoridad del Gobernador, independientemente de que, por su influencia en el gobierno nacional, Fernández Sagasti se preste para intermediar para el financiamiento de obras que necesitan del visto bueno de la Nación.
En síntesis, embates que el mandatario mendocino debe intentar asimilar por el hecho de ser de la oposición a nivel nacional.
La joven e influyente legisladora camporista ha adoptado en estos últimos meses un estilo de campaña basado en los buenos oficios para destrabar obras o beneficios para la provincia, lo cual obliga a las autoridades locales a atenuar el tenor de las críticas por el “puenteo” frecuente al que son sometidos. Solamente en los últimos días Fernández Sagasti hizo mención a la situación sanitaria de la provincia por posibles desbordes en la atención de pacientes alcanzados por el Covid-19. El sanitario sigue siendo el tema por excelencia para la gestión de Suárez también en este año. Se discute si en los hospitales y centros privados hay tensiones o desbordes; seguro que los hay, pero lo mismo padecen los lugares de atención de los restantes grandes conglomerados del país. Lo que no se debe discutir es el esfuerzo constante de profesionales de la salud y personal de apoyo.
Al que sí esperan
Sí será bien recibida el martes la visita del ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, Matías Kulfas, con el que espera el Ejecutivo local sellar el acuerdo para que nuestra provincia también se sume al programa de fomento del empleo privado que se acordó en su momento con diez provincias del norte argentino. Aquella medida puso en alerta a Mendoza ante el temor de que se reiteren los efectos negativos de la mal recordada promoción industrial.
Como San Juan no tardó en pedir sumarse al nuevo régimen y lo logró, la gestión de Suárez elaboró un reclamo similar, independientemente de que, también en este asunto, tuvo participación Fernández Sagasti.
En este tema sí hay expectativa favorable en el Ejecutivo mendocino, porque el interés de los empresarios en general ha sido significativo. Y con seguridad tendrá Suárez la oportunidad de compartir escena con el ministro Kulfas, sin dejar de lado las gestiones que realizó el ministro Enrique Vaquié para que se pueda lanzar aquí el programa que otorga beneficios contributivos a los empleadores.
El rompecabezas
En otra mirada de la escena preelectoral, dejando de lado lo referente a la gestión, la aparición de propuestas para conformar una tercera fuerza competitiva en la provincia parece acaparar toda la atención en las últimas semanas. Fundamentalmente en el radicalismo miran con atención los movimientos que dan cada semana los principales actores de esa puesta en escena preelectoral.
El Partido Demócrata sumó en los últimos días a los libertarios que lideran Espert y Milei al espacio de centroderecha que piensa liderar y que ya cuenta con la participación del Mendoexit. Estas incorporaciones no hacen más que ahondar las diferencias que la conducción del PD tiene con el sector interno Juntos por Mendoza, que comanda, entre otros, el diputado Guillermo Mosso, espacio que sigue alineado con el oficialista frente Cambia Mendoza. Las diferencias son muy grandes; el sector que se opone a la conducción del PD considera que la supuesta alianza sólo servirá para desprestigiar más al antiguo partido y dar cobijo electoral a sectores que, en la práctica, aún no están formalizados como partidos.
Culpan a las últimas conducciones partidarias de haber sido responsables de que ex demócratas ahora trasciendan políticamente en otros espacios, fundamentalmente en el Pro. También están los casos de los ex demócratas que fueron y son funcionarios de las gestiones de Cornejo y Suárez, además de los diputados Difonso y Videla, que siguen en Cambia Mendoza formando parte de otros espacios.
Mientras tanto, algunos aseguran que el nombre de Omar De Marchi sigue en boca de todos estos alineamientos. Aseguran allegados al Pro que “lo llaman de todos lados” y puntualizan que “ya en Mendoza se ha formado una tercera vía muy clara que debería ser liderada por alguien al que los mendocinos conozcan y respeten por trayectoria”. ¿Demarchismo tal vez?
Sin embargo, esta posibilidad parece muy lejana, ya que el Pro mendocino tiene peso en la coalición gobernante, mientras que lo que pretenden en el PD es formar parte de una tercera vía bien diferenciada del oficialismo provincial.
En el entorno de De Marchi aseguran que no existe ninguna chance de que el actual diputado nacional compita por afuera del frente Cambia Mendoza, aunque trascendió que desde Buenos Aires (el macrismo nacional) estarían realizando consultas al respecto porque, por tratarse de una elección legislativa, no verían incorrecta la posibilidad de intentar competir por la banca que hoy ocupa Fernández Sagasti, quien seguramente buscará su reelección. Esto, ante la posibilidad de que la coalición que encabeza el radicalismo obtenga el primer lugar, con dos lugares en el Senado nacional, según lo que indican las encuestas.
Se sabe que lo que más le interesa al ex intendente de Luján y actual diputado nacional es no romper con el espacio que integra en esta provincia, para lo cual en el Pro aspiran a una buena discusión por los lugares en las listas para las legislativas de este año. Algo de pronóstico reservado si Alfredo Cornejo tiene participación en esa toma de decisiones.
Como se ve, una serie de especulaciones y conjeturas que hacen por el momento difícil de imaginar cómo quedará el tablero político para las elecciones de este año.