Un día como hoy, pero hace cien años, se creaba la Universidad Popular de Mendoza. Este tipo de instituciones surgieron en Francia a fines del siglo XIX, para la educación de los sectores populares. En Argentina la primera fue la Universidad Popular de la Boca -creada en 1917-, que formó en arte, idiomas y oficios a hijos de obreros e inmigrantes. Luego, gracias a los postulados de la Reforma Universitaria de 1918, se fundaron otras entidades similares en varios puntos del país.
En Mendoza, la iniciativa surgió a fines de mayo de 1920, de la mano de un grupo de jóvenes bachilleres que integraban el Centro Cultural Alberdi, con el respaldo del profesor de filosofía del Colegio Nacional, Ángel Lupi. A mediados de junio se reunió el Consejo consultivo y el 1 de julio inició oficialmente sus cursos, en horario vespertino, en la sede de la entonces escuela primaria “Arístides Villanueva” (Rivadavia n° 111 de Ciudad). Las primeras clases fueron de economía política, literatura argentina, higiene pública y alemán.
Su primer Consejo Directivo quedó integrado por el Dr. Pedro Ivanissevich (presidente); el Dr. José Longo (vicepresidente); el filólogo Julio Barrera Oro (tesorero); el estudiante Aranzazú Márquez (secretario) y como vocales docentes los doctores Jorge Olbrich, Ramón Morey, Ricardo Higginson y Raimundo Fernández, y los profesores Ángel Lupi y Luis Noussan. Por los estudiantes estuvieron representados Ernesto Nicolini, Casiano Vega y Guillermo Silvestri. El plantel docente de la Universidad era variopinto desde lo político (Morey era socialista, Ivanissevich radical intransigente y Higginson lencinista). Pero antes que lo partidario, primaba el interés común por la difusión del saber y la mejora del clima cultural de la provincia.
En julio de 1921 Carlos W. Lencinas -por entonces diputado nacional-, solicitó un subsidio para la institución, destacando en el Congreso que los 200 alumnos inscriptos ese año eran “en su totalidad obreros y empleados”, y que su acción era beneficiosa para la “masa trabajadora”, que hasta entonces debía contentarse sólo con los conocimientos de la instrucción primaria.
Al principio, los cursos y conferencias eran ad honorem y promovían la enseñanza de carácter humanista. El gran historiador de la educación mendocina Esteban Fontana destaca que gracias a la Universidad Popular, “la industrial, la comercial, la vitivinícola Mendoza, se empezó a interesar por la romántica filosofía”. Según el testimonio del propio profesor Lupi, en los comienzos no se buscaba otorgar títulos, pues no había requisitos formales ni obligaciones: “era una ideal república de voluntades libres. El carácter más auténtico de la Universidad, el desinterés. La gente acudía, ávida de escuchar, de aprender, de descubrir nuevos horizontes espirituales, nada más ni nada menos (...)” (Los Andes, 26 de mayo de 1945).
En 1921 se logró la adquisición de un terreno para la construcción de aulas y una biblioteca en calle Mitre al 602. Se construyeron también talleres y laboratorios para las disciplinas prácticas. Hacia 1922, con la aprobación de sus estatutos y plan de estudios, se la estructuró en cinco escuelas o facultades, con su respectivo director y profesores: Escuela de Matemáticas aplicadas y Facultad de Ingeniería; Escuela de Química; Escuela Mercantil; Escuela de Industrias de la granja; y Escuela de Profesorado en Filosofía y Letras, aunque esa última debió ser suprimida.
La actividad de la universidad se orientó a tres áreas: enseñanza elemental, cursos de índole humanista y carreras prácticas que llenaban necesidades laborales concretas. Dentro de estos últimos se otorgaron títulos en Construcción, Contabilidad, Farmacia y Química Industrial.
La entidad promovió la creación de una universidad nacional, de orientación técnico-práctica, cuya radicación era pedida por las fuerzas vivas locales al gobierno nacional desde principios de la década. Las provincias de Cuyo debieron esperar, sin embargo, hasta el año 1939, cuando se creó la UNCuyo.
La comunidad educativa del actual Instituto Humberto de Paolis y la sociedad mendocina en general celebran el centenario de una entidad que sin duda contribuyó a la elevación del nivel cultural de nuestra provincia y facilitó la prosecución de estudios superiores de nuestra juventud a lo largo de varias generaciones.