El recambio en la presidencia de YPF se presenta como otro fuerte avance cristinista en los ámbitos de poder. Apunta al control total de una empresa estratégica clave. Otro casillero en poder de la Vicepresidenta.
Siempre se supo que Guillermo Nielsen fue una apuesta de Alberto Fernández, a pesar de los cuestionamientos que hubo desde las distintas usinas de ideas con las que cuenta la estructura K. Nielsen fue asesor en política económica del hoy presidente de la Nación durante la campaña electoral de 2019. Para sustentar su cargo en la petrolera se impusieron los antecedentes del economista, también con experiencia política y diplomática previas, para conducir una empresa que en el oficialísimo consideran fundamental para el futuro de la economía argentina. Sobresale ante esa mirada el yacimiento de Vaca Muerta, al que YPF debería convertir en garantía de atracción de inversiones tan necesitadas por la Argentina.
Pero Nielsen también llegó a ese lugar con la misión, que aún está cerrando, de la reestructuración de la millonaria deuda en dólares que tiene la empresa con mayoría accionaria estatal. Esa fue otra apuesta presidencial al economista. Lo confirmó el propio Nielsen al referirse a su futura salida de la presidencia de la petrolera mediante un extenso comunicado en las redes sociales. Resta que formalice su renuncia. Además, para el recambio tiene que dejar su banca en el Congreso quien es apuntado como su sucesor, el diputado Pablo González.
El economista indicó que el presidente Fernández le ofreció otro cargo en el gobierno, pero en primera instancia trascendió que tendría destino como embajador; se habló de Arabia Saudita. Una embajada a cargo suele ser la salida más decorosa para quien ha perdido consideración en un equipo de gobierno. ¿O será otro refugiado en alguna de las estructuras aún afines al Presidente en la Jefatura de Gabinete u otras áreas cercanas a él?
Ahora, ¿realmente Nielsen sólo llegó a ocupar la presidencia de YPF para atender la deuda y partir? ¿O lo suyo tuvo situaciones que le impidieron ir más allá de sus propósitos como titular de la empresa? Se sabe que la llegada del mendocino Sergio Affronti al cargo de CEO con fuerte aval del oficialismo en general opacó al titular de la empresa por su conocimiento y empuje como también por su línea directa con el poder kirchnerista.
Sea cual fuere la causa por la que se produce el recambio, está claro que el cristinismo consuma un avance fuerte sobre la conducción de la empresa. El todavía diputado Pablo González, llamado a ocupar el lugar de Nielsen, es un decidido militante K como producto, entre otras razones, de su tradicional y cercano vínculo con la familia Kirchner. Esto, más allá de los antecedentes en política petrolera que muestran en el oficialismo como para avalar la designación.
Mientras tanto, el llamado “albertismo” sigue perdiendo terreno en el seno del gobierno. El problema es que el primer albertista, el propio Fernández, parece resignado a ese avance sobre sus supuestas intenciones de ejercer el poder que le dio la ciudadanía, a él, no a quien debería ser su número dos.