En el gobierno provincial miran con más alivio las consecuencias del escándalo generado por el caso Bonarrico. Como ya se anticipó la semana pasada, la encuesta que se había encargado justo en coincidencia con aquella noticia no parece haber reportado daños importantes en la imagen de Suárez y de otros dirigentes del oficialismo.
El sondeo a cargo de la consultora Martha Reale determina que la percepción positiva del Gobernador supera levemente el 50 %, lo mismo que la del senador Cornejo, apenas por debajo de ese porcentaje. En cuanto a la credibilidad, ambos también se despegan del resto de los dirigentes medidos, llegando el titular del Ejecutivo a 58%.
De acuerdo con los resultados de la consulta, también se mantiene en pie, con altísimo porcentaje, la iniciativa para reformar la Constitución provincial en sus aspectos más ambiciosos: que ningún gobierno pueda gastar más dinero que el que ingresa a las arcas del Estado, que se eliminen las elecciones de mitad de mandato a nivel provincial y que se ponga en marcha una Legislatura unicameral mediante la “eliminación” de una de las dos cámaras actuales.
Advierten en el oficialismo que el respaldo a la iniciativa pasa, principalmente, porque la reducción del gasto que genera la política es algo que mucho le interesa a la mayor parte de la gente en estos momentos. “Es un dato que responde al clima de época”, dicen en el entorno de Suárez. Es obvio: hay una suerte de hartazgo popular con la política y de descreimiento en la mayoría de sus dirigentes.
Curiosamente, esta oleada a favor de todo lo que pueda suponer una reducción del costo de la política para el Estado deja a un costado debates y discusiones posiblemente más profundas y necesarias que tienen que ver con la calidad institucional, como puede ser la importancia del rol de revisión de las leyes que se aprueban, algo que suele asegurar la bicameralidad, o el riesgo de que con una elección cada cuatro años, en coincidencia con la de Gobernador, los gobiernos de turno pasen a tener una Legislatura que actúe como una suerte de escribanía a favor de lo que disponga el Poder Ejecutivo.
Por ello resulta evidente que ante la sensación de molestia que a muchísima gente le generan la política y su costo pueda tener eco favorable la intención reformista de Suárez. Además, el Gobernador está claramente interesado en seguir adelante con algo que fue uno de sus principales promesas de campaña. “Está convencido de que la reforma es necesaria”, remarca uno de sus colaboradores cercanos. Suárez sostiene que el camino que reabrió en la provincia la aprobación de su propuesta de boleta única electoral puede conducir a un resultado satisfactorio con la Constitución.
En cambio, en el peronismo siguen sin encontrar motivaciones para aceptar debatir sobre la reforma de la Constitución, con más razón a partir del caso Bonarrico. “Es inentendible que el Gobierno siga negándose a que sus funcionarios vayan a dar informes a la Legislatura”, afirman desde la conducción de los bloques del PJ.
Como no logran interpelar al ministro Víctor Ibáñez, al que la oposición responsabiliza por la firma del decreto inicial adjudicando la ayuda a la organización de Bonarrico, pretende que el funcionario explique en persona cómo fue el procedimiento. A su vez, como también descartan que el titular de Gobierno acepte ser interpelado, esperan en los próximos días motorizar el mecanismo del juicio político. Una jugada de difícil concreción para la oposición en virtud del número de legisladores de uno y otro sector, pero una manera de mantener en la consideración pública el debate de un tema muy incómodo para la gestión de Suárez, independientemente de lo que puedan indicar las encuestas que encarga.
En cambio, en el Gobierno desestiman todas las amenazas que lanza el peronismo, donde consideran que con el embate contra Ibáñez y otros funcionarios buscan disimular a nivel local la crisis nacional que enfrenta el kirchnerismo.
Y con respecto a la reforma de la Constitución lamentan en el radicalismo que la oposición “intente destruir donde puede aportar y construir”, en alusión a la negativa a dar apoyo a la amplia enmienda suarista. “No sólo no quieren que se reforme la Constitución para reducir el costo de la política; ahora a nivel nacional proponen subir el número de miembros de la Corte a 25, con el gasto que a simple vista eso requerirá”, comentó con enojo un funcionario provincial.
Como se ha señalado en más de una oportunidad, hay una gran necesidad del gobierno provincial de dejar encaminadas iniciativas que formaron parte de su propuesta electoral y que luego quedaron indefinidas, tanto por el difícil contexto sanitario y económico de los dos primeros años de gestión como también por alguna impericia.
Por ello Suárez busca reflotar sus grandes temas y a la vez motorizar lo que tenga al alcance de la mano en materia de inversiones, una cuenta pendiente de Mendoza durante muchos años. Eso justifica su participación, junto a la Nación y varios gobernadores más, en la prestigiosa feria minera de Canadá. Pese a la resistencia vigente, darle a Malargüe una posibilidad de inversión ha pasado a ser una obsesión para las autoridades provinciales.
La infaltable mirada electoral
Otra lectura que arroja la encuesta que maneja el Gobierno es la de las perspectivas electorales para el año próximo.
Si se mantiene el nivel de aceptación que se refleja, es muy posible que Suárez vuelva a tener gran injerencia en cuanto a la designación del candidato a sucederlo y también en el ritmo de la campaña.
Y Cornejo, por su parte, podría tener el camino a la candidatura allanado si finalmente decide encaminar su nueva etapa política otra vez en Mendoza. Su intentona nacional parece por el momento detenida, por lo que la alternativa de volver a pelear por el lugar que ya ocupó es posible.
El mendocino siempre mantuvo en los últimos meses su opinión crítica sobre el momento político y social del país, pero no buscó confrontar innecesariamente en el plano interno de su propio partido y en lo que se refiere a la relación, por momentos tensa, entre referentes del Pro y del radicalismo.
Es más: el senador por Mendoza siempre estuvo a favor de una idea que ahora parece resurgir en la discusión nacional de Juntos por el Cambio pensando en el próximo periodo electoral: que en las PASO 2023 haya fórmulas “cruzadas”, es decir, que combinen a un radical y a un representante de Juntos por el Cambio.
Sin embargo, siempre resulta tentador para un batallador como Cornejo intentar ser el primero en colocarse la banda de gobernador más de una vez desde 1983 a la fecha. El que estuvo más cerca fue Roberto Iglesias, en 2011, pero cayó ante Francisco “Paco” Pérez.
Aseguran en las cercanías del poder que el eventual regreso de Cornejo es lo que más desea en estos momentos Suárez. Si no se concretase ese retorno, los intendentes Ulpiano Suárez y Tadeo García Zalazar, en ese orden, son los que cuentan con más chances de llegar a postularse, en especial el godoycruceño, ya sin posibilidades de reelección inmediata en su departamento.
Por su lado, Omar De Marchi continúa manteniendo un nivel de aceptación interesante en la sociedad mendocina y, por lo tanto, consolida su armado provincial para sustentar su nueva postulación el año próximo. Además, De Marchi cuenta con alguna ventaja con respecto a Cornejo: tiene un lugar bastante consolidado en la escena nacional y, como ya se ha dicho en más de una oportunidad, su destino también aparece vinculado con algún lugar de trascendencia tanto en la conducción de la Cámara de Diputados, donde ya es vicepresidente primero, como en el gabinete de un eventual gobierno nacional de Juntos por el Cambio.
El tiempo determinará si existen chances de que el lujanino vuelta a competir en primarias con el precandidato que determine la UCR. Si resultase Cornejo los mendocinos podríamos encontrarnos ante una contienda con características de elección general. Pero falta mucho tiempo.