Cortina de humo

Cuando algo o alguien desaparece, lo indicamos con la expresión “hacerse humo”. “Estamos a diez del mes y mi sueldo se hizo humo”.

Cortina de humo
“Hacerse humo”, la frase más usada para referirnos a cuando alguien se va sin avisar.

Hemos escuchado más de una vez hablar de “cortina de humo”, expresión que aparece como contradictoria. Existen dos modos de interpretar esta locución: literalmente, es una mansa densa de humo, producida en forma artificial, para dificultar la visión: “Disimulaban lo que se estaba haciendo en el campo, con una densa cortina de humo”. La otra, muy usada, es una metáfora porque, con sustento en la interpretación literal, alude al artificio destinado a ocultar una realidad, que puede ser desagradable: “Este llamar la atención sobre una posible plaga es una cortina de humo que disimula otros problemas más graves”.El vocablo “humo” conforma otras locuciones muy gráficas e ilustrativas: si deseo aludir al modo de dominar el orgullo o altivez de una persona, usaré la locución “bajarle los humos”, ya que humo” equivale a “presunción, altivez”: “Sus palabras lo volvieron a la realidad y le bajaron sus humos”.

También en relación con un uso metafórico, se da la forma “a humo de pajas”, locución que, con carácter adverbial, significa que un hecho se lleva a cabo “sin hacer ni decir algo vanamente, sino con su fin y provecho”: “No realiza esa obra de caridad por los niños, sino a humo de pajas, pues así su figura aparece beneficiada ante la opinión pública”.

Cuando se desea que la marcha o partida de alguien sea definitiva, se usa “la ida del humo/cuervo”: “Ojalá que esta vez sea, para Natalia, la ida del humo”.La expresión “echar humo” es sinónimo de “estar muy enfadado, furioso”: “Esta mañana, a raíz de lo sucedido, mi jefe parecía echar humo”.Además, cuando algo o alguien desaparece, lo indicamos con la expresión “hacerse humo”: “Estamos a diez del mes y mi sueldo se hizo humo”; “Terminado el discurso, no fue posible localizar al orador porque se hizo humo”.

Por otro lado, existe la locución “hacer humo”, que puede tener diferentes aplicaciones: en sentido físico y en relación con una chimenea, significa que ella no despide humo al exterior y, por ello, se llenan de él las habitaciones: “Hacía mucho que no encendíamos la chimenea y, cuando lo hicimos, hizo humo y el ambiente era irrespirable”. Por otro lado, “hacer humo” es, coloquialmente, “guisar, componer la comida”: “En un rato, ellas hicieron humo para dar de comer a todos los niños”. En sentido figurado y poco usado en Mendoza, es el valor de “permanecer en un lugar”: “Hizo humo en ese lugar campestre”; también, “poner mala cara a alguien para que se vaya”: “Ante esa cara de humo, opté por alejarme del sitio”.

En nuestro país, pero también en Paraguay y Uruguay, es costumbre decir “irse/venirse al humo”, locuciones que señalan que una persona se dirige rápida y directamente a alguien: “Apenas divisó a ese funcionario, se le fue al humo”.

No es lo mismo que “irse en humo” que se aplica cuando algo que daba grandes esperanzas se desvanece y no termina en nada: “Había hecho grandes planes para este verano, pero lamentablemente, con estos cambios, todo se fue en humo”.

¡Qué triste es decir de alguien que “se le subió el humo a la cabeza”! Con ello, queremos significar que esa persona se ensoberbeció o envaneció al extremo: “Antes, Pedro era un hombre sencillo, pero desde que le dieron ese cargo, se le subió el humo a la cabeza”. Pero, si decimos “se le subió (a alguien) el humo a la chimenea” estaremos significando que se embriagó, que perdió el dominio de sí por beber en exceso: “En la fiesta y con tantos brindis, hubo varios a los que se les subió el humo a la chimenea”.

Si, en cambio, se afirma que a alguien “el humo se le subió a las narices”, habremos querido significar que esa persona se irritó, se encolerizó: “Después de esas palabras soeces, a Ignacio se le subió el humo a las narices”.

Hay dos locuciones casi idénticas, las dos con usos coloquiales pero con significados y aplicaciones diferentes: “vender humo” y “vender humos”. En efecto, si “me venden humo”, es que tratan de convencerme con palabras o argumentos carentes de sentido: “El agente inmobiliario trataba de venderme humo para que hiciera esa inversión”. Pero “vender humos” es, según el diccionario académico, “aparentar valimiento y privanza con un poderoso para sacar utilidad de los pretendientes”: “Ese jovencito trata de vender humos y así cree que obtendrá réditos”.

El vocablo “humo”, tomado en forma aislada, puede tener significados connotativos: en una oración como “Ese discurso solamente es humo”, es equivalente a “cosa o hecho sin entidad o relevancia, o de apariencia vana”. Pero también puede ser sinónimo de “casas, hogares”: “En ese poblado, tan lejano, se ven muy pocos humos”.Entre los refranes que incluyen el vocablo “humo”, nos agrada el que reza “A la hora de la quema se verá el humo” y “No puedes esconder el humo, si encendiste el fuego”. El primero nos hace reflexionar acerca de la proporción entre la magnitud de un esfuerzo u obra y sus resultados. El segundo nos alerta acerca de las consecuencias, buenas o malas, que la ejecución de cualquier acto conlleva.Similares en contenido son algunas paremias incluidas en el Refranero multilingüe: “No hay humo sin fuego” nos dice que, si se ven los efectos, en algún sitio están las causas que los han originado. Por último, “Humo y mala cara sacan a la gente de casa”, refrán español que nos advierte del peligro que determinadas situaciones conllevan y que pueden ahuyentar a las personas.

Hay dos verbos relacionados con “humo”: “humar” y “humear”. El segundo presenta distintas acepciones: “echar humo” y “arrojar vaho”, como en “La pava humea”; también, figuradamente indica que los sentimientos surgidos de un alboroto o enemistad han persistido, como en “La rabia todavía humea en mi mente”; además, equivale a “presumir”: “¿Qué anda humeando el nuevo director?”. Finalmente, en algunos pocos lugares, como Ecuador, México, Paraguay y Venezuela, puede actuar como sinónimo de “fumigar”.

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