Cuando Roca reclamó por las Islas Malvinas

Aún en estado de conflicto interno por la capitalización de Buenos Aires, el presidente Roca puso su mirada sobre las Malvinas unos pocos años más tarde, en 1885, 35 años después de la última protesta.

Cuando Roca reclamó por las Islas Malvinas
Cuando Roca reclamó por las Islas Malvinas.

Las elecciones presidenciales de 1880 dieron la victoria a un joven Julio Argentino Roca, por entonces de 37 años. Inmediatamente la facción derrotada -encabezada por Carlos Tejedor, gobernador de Buenos Aires- se rebeló. Entonces: “Una gran manifestación popular -señaló el historiador Campobassi-, encabezada por Mitre, Sarmiento, Alberdi, que había retornado al país después de muchos años de ausencia, Rawson, López (V.F.), Frías y Gorostiaga, llegó frente a la Casa de Gobierno, de la ciudad porteña, para pedirle a Avellaneda que mantuviera la paz (…) alrededor de 30.000 personas, integrada por argentinos y extranjeros, sin distinciones de matices políticos, clamó por la paz interna (…). Avellaneda respondió brevemente, y todos salieron, luego, al balcón de la residencia gubernativa, a saludar a la multitud, a la que el presidente de la Nación dirigió su elocuente palabra pacifista”.

Tejedor inició una revuelta de todas maneras y fue derrotado estrepitosamente. La firma de paz incluyó su renuncia y quedó el vicegobernador José María Moreno a cargo de la provincia. Finalmente, en diciembre de 1880 Julio Argentino Roca tachó el último punto pendiente en la organización nacional dotando al país de una Capital ante la Ley. En este estado de conflicto interno y con mucho que organizar, el nuevo presidente puso su mirada sobre las Malvinas recién cuatro años más tarde.

En 1884, exactamente 35 años después de la última protesta, nuestro país retomó el ciclo de reclamos ante Gran Bretaña. La originalidad es que por primera vez junto con la protesta se solicitó resolver el tema de la soberanía recurriendo a un arbitraje internacional.

El episodio comenzó porque el Instituto Geográfico Argentino preparaba un atlas donde el mapa de la República Argentina incorporaba el archipiélago malvinense como parte del territorio argentino.
El episodio comenzó porque el Instituto Geográfico Argentino preparaba un atlas donde el mapa de la República Argentina incorporaba el archipiélago malvinense como parte del territorio argentino.

Este episodio comenzó cuando la prensa porteña publicó que el Instituto Geográfico Argentino preparaba un atlas donde el mapa de la República Argentina incorporaba el archipiélago malvinense como parte del territorio argentino. El embajador inglés en nuestro país, Sir Edmund John Monson, pidió explicaciones al respecto inmediatamente. La respuesta le llegó por parte de Francisco J. Ortiz, quién le informó que el gobierno argentino estaba delimitando sus territorios y preparando un nuevo reclamo sobre las islas, la existencia o no del mapa no era de importancia.

Meses más tarde, ante un nuevo requerimiento de Monson, Ortiz contestó: “un mapa ni quita ni otorga derechos”. Además, le aclaró que las intenciones argentinas eran las de mantener una buena relación con el gobierno británico sin dejar de reclamar por una causa justa: nuestra indiscutible soberanía sobre Malvinas. Sir Edmund presentó de todas maneras una protesta formal en nombre de Gran Bretaña por la inclusión de las Malvinas en un mapa de la República Argentina como parte de su territorio.

La respuesta de Ortiz fue enviada al británico el 2 de enero de 1885 junto a un memorándum que enumeraba los derechos de Argentina y que solicitaba hiciera llegar al gobierno que representaba. Diecinueve días más tarde “The Standard”, periódico inglés que se publicaba en Buenos Aires, intervino en la disputa a través de una nota de redacción. La misma estaba relacionada con una supuesta cesión de las islas hecha por España a Inglaterra en 1771, un hecho que desde la diplomacia servía de base a los reclamos argentinos pues reconocía que el territorio era español y por lo tanto nos pertenecía.

El periódico obtuvo la respuesta inmediata de intelectuales de la talla de Adolfo Saldías en ese sentido. Durante todo el mes se dieron otra serie de intercambios diplomáticos en los que Argentina pedía arbitraje internacional sobre el tema y desde Gran Bretaña se insistió en que la “cuestión estaba cerrada”. Pero como sabemos, estaba lejos de ser una cuestión cerrada.

*La autora es historiadora.

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