Dar alas

Decir “caérsele a alguien las alas del corazón” equivale a “desmayar, faltarle el ánimo y constancia en algún contratiempo o adversidad”: “Ante tantos contratiempos sentí que se me caían las alas del corazón”.

Dar alas
Volar en globos aerostáticos.

En nuestro lenguaje cotidiano, sabemos que “ala” puede designar cada uno de los apéndices pares que usan ciertos animales para volar y, también, cada una de las partes del avión que le sirven para sustentar el aparato en vuelo. Pero esas son las acepciones básicas de la palabra ya que, en diferentes actividades y con distintos objetivos, es posible hallar “ala” para nombrar realidades varias; por nombrar solamente algunas, vemos que, desde el punto de vista edilicio, un ala es cada parte lateral del cuerpo de un edificio, de un espacio o de una construcción: “Diríjase al ala norte del cuerpo central de las nuevas instalaciones”.

También la parcialidad de un partido político o de una organización se designa como “ala”: “Los reclamos han venido del ala más intransigente de la agrupación”.

Cuando alguien lleva puesto un sombrero, la parte inferior, que rodea la copa y sobresale de ella es llamada “ala”: “Ligeramente, rozó el ala de su sombrero, en un intento de efectuar un saludo”.

Y todos cantábamos “Aurora” al izar la bandera y decíamos “azul un ala, del color del mar; azul un ala, del color del cielo”. Nunca se mostró a los alumnos la letra de esta canción patria, que forma parte de la ópera encargada por el gobierno argentino a Héctor Panizza; como tal, es traducción del italiano “Ha un’ala azzurra, del color del mare, ha un’ala azzurra, del color del cielo”. Los estudiantes cantaban mecánicamente algo incomprensible, absurdo y disparatado, como “*a su lunara”; ignoraban que “ala”, en este contexto, aludía a una parte del lienzo que se elevaba como símbolo patrio. Se reiteraba el valor del vocablo cuando se decía “el ala es paño”.

En el vocabulario militar, se usa “ala” para designar a la tropa formada en cada uno de los extremos de un orden de batalla: “Dio la orden de ataque a los soldados del ala izquierda”.

En el ámbito deportivo, hablar de “alas delta” es referirse a una modalidad que se practica con un aparato de vuelo, sin motor, sujeto a una barra y a un armazón recubierto de una pieza triangular de tela, que se desplaza arrastrado por las corrientes favorables de aire. Asimismo, en el fútbol se utiliza también “ala” como equivalente a “extremo”, esto es, “el miembro de la delantera que, en la alineación del equipo, se sitúa más próximo a las bandas derecha o izquierda del campo”.

Por otro lado, en lenguaje figurado y siempre en plural, se da la expresión “alas del corazón”, como equivalente a “ánimos, valor, brío”: “Le hablé poniendo las alas del corazón a mis consejos”. En relación con esta locución, decir “caérsele a alguien las alas del corazón” equivale a “desmayar, faltarle el ánimo y constancia en algún contratiempo o adversidad”: “Ante tantos contratiempos, sentí que se me caían las alas del corazón”.

Dos locuciones de significados contrapuestos son “coger alguien demasiada ala” y “cortar las alas”: con la primera de ellas, se quiere dar a entender que alguien se toma excesivas atribuciones o libertades, mientras que con la segunda, la introducción del verbo ‘cortar’ trae aparejados los valores de “quitar el ánimo o aliento a alguien cuando intenta ejecutar o pretende algo”; también, “privarle de los medios con que cuenta para prosperar y engrandecerse” o “privarle del consentimiento y libertad que tiene para hacer su gusto”. Así, leemos “El nuevo empleado ha cogido demasiada ala en sus funciones” y “Vas a tener que cortarle las alas a Marcelo para evitar problemas”. Para “cortar las alas” existe una locución similar en cuanto a su valor significativo: “quebrantar/quebrar las alas a alguien”, como en “Me dio pena ver cómo le quebrantaron las alas al joven emprendedor”.

Y a los abuelos les escuchamos utilizar una locución hoy caída en desuso: “arrastrar el ala”. Esta expresión equivale a “enamorar, requerir de amores”: “Hace tiempo que Jorge le venía arrastrando el ala a Viviana”. Una locución similar es “echar el ala”, que también significa “enamorar a una mujer”.

Muchas veces, los más débiles o los más jóvenes buscan protección con otras personas de mayor edad o poder: se usa la locución “meterse bajo el ala de alguien”. Vemos, así, “Con un interés desmedido, los dos muchachos se fueron metiendo bajo el ala del nuevo director”.

Si una persona está medio loca o se encuentra dañada y maltrecha, se dice que está “tocada del ala”: “No haga caso de sus palabras porque está tocada del ala”.

En algunos países, como Honduras y México, cuando se quiere indicar que se tiene dominado a alguien, se usa la locución verbal “traer del ala”: “Es increíble cómo lo trae del ala y le hace cumplir cada orden”. En cambio, lo contrario, el hecho de valerse por sí mismo, se señala con la expresión “volar alguien con sus propias alas”: “No hay mayor satisfacción para un padre que ver a los hijos volar con sus propias alas”.

Y dejo hoy al lector la tarea de descubrir el valor de las “alas” en esta breve poesía de Pablo Neruda, “Cuándo lee la mariposa”:

¿Cuándo lee la mariposa lo que vuela escrito en sus alas? ¿qué letras conoce la abeja para saber su itinerario? y ¿con qué cifras va restando la hormiga sus soldados muertos? ¿cómo se llaman los ciclones cuando no tienen movimiento?

En relación con ella, un pensamiento final: “Si tocas las alas de la mariposa, dejará de volar”.

* La autora es profesora consulta de la UNCuyo.

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