Parece que vuelve el fútbol, por lo menos ya han autorizado los entrenamientos bajo estrictos protocolos de todos los equipos. Apresurados están los que van a librar partidos por campeonatos internacionales porque las fechas se aproximan, lenta pero firmemente.
El argentino podrá volver a disfrutar de una de sus grandes pasiones: el fútbol, claro que con algunos condimentos distintos ya que no habrá espectadores en las canchas, los partidos serán sin público y eso es más insulso que ensalada de telgopor. El escenario es fundamental y la ausencia de hinchas disminuye notablemente la calidad del espectáculo. Pero así están dadas las condiciones y falta mucho para que los fanáticos puedan volver a las canchas. Tendrán que conformarse con verlos por TV y ponerle toda la buena voluntad como para hacer de cuenta de que todo está normal, cuando no lo está.
Es notable la influencia de la pelota en la vida deportiva del tipo, aún en su vida de recreación, porque donde hay un pibe, por ejemplo, seguro que haya una pelota. El juego es verdaderamente indispensable para su desarrollo.
Pero hemos adoptado la palabra para referirnos a otros aspectos de la vida. Es un “pelotudo”, decimos, cuando encontramos una persona con ciertas cualidades especiales que no lo hacen notable por su inteligencia, por su razonamiento. Es un insulto que viene no sé de dónde, porque hay que tener ingenio para emparentar algo esférico como la pelota con el grado de idiotez de un tipo. Vaya a saber cómo surgió la analogía.
Decimos “dejame de romper las pelotas” cuando alguien nos está molestando. Nos tiene saturados con indicaciones o con instrucciones y entonces uno contesta con esa frase, aunque más que connotaciones futboleras tiene connotaciones sexuales.
Lo mismo ocurre cuando alguien incurre en alguna acción riesgosa, o se mete en temas acuciantes, dando su opinión en contra de la opinión general. Entonces se dice: “Hay que tener pelotas”.
“Dame un poco de pelota”: esto sí puede emparentarse con el fútbol, porque está pidiendo atención, como un jugador que le solicita el esférico a otro porque considera que él está en mejor posición. El tipo dice algo, propone algo y no encuentra respuesta en aquel a quien va dirigido el mensaje, entonces viene la frase a rematar la situación. Igual que cuando alguno aconseja algo y no le dan bolilla (que es como una pelota pequeña) a lo aconsejado.
Se usa también el balón (nombre cheto de la pelota) cuando alguien se encuentra en mal estado, cuando las cosas no le salen bien, cuando se ha enterado de algo que lo mal predispone o cuando tiene el cuerpo afectado por algún mal. Entonces se dice: “Estoy hecho pelota”. Elocuente expresión que explicita que está pasando por un mal momento.
La pelota está presente en muchas de las manifestaciones orales que usamos diariamente para calificar o dar noticias de como nos sentimos.
Y acá voy a terminar porque con toda la cháchara que he desarrollado, en esta nota de pacotilla, no creo que a esta altura haya alguien que me esté dando pelota.