Cuando algo nos sucede imprevistamente, solemos decir que nos pasó “de golpe y porrazo”. Esta expresión, muy común en el habla cotidiana, y su alternativa no tan escuchada, “de golpe y zumbido”, pueden dar a entender dos cosas: la primera, que algo ocurrió precipitadamente, sin reflexión ni meditación, como en “Han tomado esa dura decisión de golpe y porrazo”; la segunda, que un hecho se produjo de forma inesperada, de pronto: “De golpe y porrazo, cayó semejante lluvia”.
Si nos detenemos a pensar, el vocablo “golpe” posee una gran riqueza de acepciones y forma una buena cantidad de frases. Veamos alguno de esos valores: aparte del significado primero del choque de un cuerpo contra otro o del sonido provocado por ese choque, un “golpe” es también un movimiento brusco y rápido, como en “golpe de horno”: “Terminás ese manjar con un rápido golpe de horno”; también, la admiración o sorpresa de algo inesperado: “Un golpe a mi buena fe”. Otras veces, la irrupción de algo en gran cantidad: “Un golpe de agua y granizo”. En sentido figurado, un “golpe” es un suceso fortuito o repentino, bueno o malo, que sobreviene de repente, como en “golpe de la fortuna”. En el ámbito delictivo, “golpe” es equivalente a “robo” o “atraco”: “Este fin de semana largo, se ha prestado para varios golpes grandes en el área céntrica”.
Si nos detenemos en las frases hechas, encontramos “golpe bajo” que, literalmente, es el que se da por debajo de la cintura: “Sancionaron al boxeador por los golpes bajos que le dio a su adversario”. Pero, connotativamente, un “golpe bajo” es una acción traicionera y malintencionada: “Su renuncia constituyó un golpe bajo para el equipo”. Otra frase conocida, sobre todo en el espectáculo, es “golpe de efecto”, acción sorpresiva e inesperada para el público: “Esas palabras tan emotivas del protagonista fueron un sabio golpe de efecto para el espectador”. También se da “golpe de gracia”, que es, en general, el revés que completa la desgracia o la ruina de alguien o de algo: “Ese puñetazo en la mandíbula fue el golpe de gracia para concluir el encuentro”. Si una persona aparenta ser muy religiosa, suele darse “golpes de pecho”, como signo de contrición o de arrepentimiento por sus pecados: “Atrajo nuestra atención porque entró a la capilla dándose golpes de pecho”. A las ráfagas se las denomina “golpes de viento”, son intensas y de corta duración; a las ojeadas rápidas para percibir qué panorama ofrece un hecho se las llama “golpes de vista”; a las acciones violentas e inesperadas, como robos o atracos, se las conoce como “golpes de mano”. Pero, además, hay locuciones que usamos diariamente: decimos, por ejemplo, que hacemos tal o cual cosa “a golpe de” o que algo se hizo “a golpes”: ¿qué significan estas formas? No son iguales. La primera equivale a decir “a fuerza de algo, sirviéndose de ello”: “Se hizo de una fortuna a golpe de esfuerzo y trabajo”. La segunda puede significar a los porrazos, con intermitencias”: “Se fue abriendo el camino a golpes”.
Y ¿qué quiere decir “al primer golpe de vista”? El significado de esta locución es “tan pronto como se ve”: “Me di cuenta de cómo es todo al primer golpe de vista”. Y cuando “algo te cae de golpe”, quiere decir que te llega inesperadamente: “Me cayó de golpe esta oferta”.
Otras veces, al frustrarse el efecto de una acción premeditada, se puede usar la locución verbal “errar el golpe”, que también puede ser “fallar el golpe”: “Habían calculado una buena operación, pero erraron el golpe”. Y, en relación con ello, se da otra locución: “parar el golpe”, cuyo significado es “evitar el contratiempo o fracaso que amenaza”. Así, en “Con su esfuerzo, pudo parar el golpe”.
A partir de “golpe”, se forman tres verbos, con significados diferentes: “golpear”, “golpetear” y “agolpar/agolparse”. Veamos sus valores: “golpear” indica “dar un golpe o golpes repetidos”; registra, además, “golpearse”, que señala que alguien recibe uno o varios golpes en forma accidental: “Cuando se cayó, se golpeó en la frente”. Se diferencian de “golpetear”, que señala también “dar golpes”, pero poco fuertes y continuos: “Me ponía nerviosa porque golpeteaba con sus dedos sobre la mesa”.
Por su parte, “agolpar” significa “juntarse repentinamente personas, animales o cosas en un mismo lugar”: “Agolparon a los caballos en un estrecho camión”. Pero, además, se puede usar “agolparse”, para ciertas cosas, como penas, sangre o lágrimas, con el valor de “venir juntas, repentinamente”: “Las lágrimas se me agolparon en los ojos”.
*La autora es Profesora Consulta de la UNCuyo.