Argentina está transitando los primeros meses de un nuevo gobierno elegido en las urnas, lo cual siempre es una victoria de la democracia. Fortalecer instituciones democráticas que garanticen un marco institucional en el que se disputen y resuelvan los problemas es el elemento fundamental para cualquier sociedad que busque desarrollarse de forma inclusiva y sostenible.
Pero afrontar el desafío de pensar y consensuar –dentro de esas instituciones democráticas- una estrategia de desarrollo es una gran asignatura pendiente. Democracia y desarrollo deberían converger como pilares fundamentales e indisociables para resolver aquellos aspectos críticos en lo económico, lo social y lo institucional, que como sociedad no hemos podido resolver durante los últimos 40 años.
Uno de los retos más acuciantes es el de la inclusión social. Durante las últimas tres décadas, pese al fortalecimiento de las políticas sociales, son pocos los indicadores de bienestar social que han mejorado de forma sostenida. A modo de ejemplo, en estos últimos 30 años, la tasa de pobreza medida por ingresos nunca fue menor al 25%. Esto significa que, aun en momentos de crecimiento económico, un cuarto de la población se mantuvo por debajo de la línea de la pobreza.
En la actualidad, la situación es crítica: según los últimos datos del INDEC, la pobreza alcanza al 41.7% de las personas. Además, las peores condiciones de vida se concentran en niños, niñas y adolescentes: el 58.4% de los menores de 14 años viven en hogares que no alcanzan una canasta básica de bienes y servicios. Estos valores no solo implican una vulneración de derechos básicos en el presente, sino que condicionan significativamente el futuro de esos/as niños/as y el de la sociedad en su totalidad. Está ampliamente demostrado que la incidencia de la pobreza al inicio de la vida puede tener consecuencias irreversibles en el desarrollo cognitivo, social y nutricional de la población infantil.
Desde CIPPEC creemos que el Estado tiene que ser parte de la solución a estos problemas estructurales y que tiene que abordarlos mediante la implementación de políticas públicas efectivas que garanticen la inclusión social y acompañen a la población a lo largo de todo su ciclo de vida. En esa línea, proponemos atender tres nudos críticos siguiendo el enfoque de ciclo de vida: los cuidados en la niñez y la adolescencia, el mercado laboral, y el sistema previsional.
El cuidado infantil tiene un rol fundamental en las sociedades y su economía: es indispensable para el desarrollo de las capacidades de las nuevas generaciones. En CIPPEC elaboramos la Canasta Básica de Cuidados, un indicador que mide los déficits en los sistemas de cuidados, y permite a gobiernos locales, provinciales y nacionales mejorar la priorización de las políticas públicas, utilizando los recursos públicos de forma más eficiente. A su vez, el indicador echa luz sobre el trabajo de cuidar y criar a niños/as que realizan las familias, especialmente las mujeres, contribuyendo al desarrollo pleno de las infancias.
También consideramos que es necesario impulsar iniciativas que mejoren las condiciones del mercado laboral, atendiendo a los problemas estructurales del desempleo y la informalidad. Estas iniciativas deben focalizarse en los jóvenes, que presentan una tasa de desempleo tres veces mayor a la del promedio de la población y niveles de informalidad que duplican al resto de la economía. A su vez, se debe fortalecer el vínculo entre los programas sociales y el trabajo formal, a través de una caracterización y un perfilamiento socio-laboral más preciso de sus beneficiarios, en simultáneo con una mayor coordinación de las políticas de formación e inserción laboral.
Por último, en lo que atañe a las personas mayores, desde CIPPEC creemos que es esencial avanzar hacia un reordenamiento del sistema previsional. Argentina gasta alrededor del 11% de su PBI en financiar la totalidad del sistema previsional, con más de 177 regímenes de excepción (175 son deficitarios) y una barrera de 30 años de aportes en un país con alta informalidad. Es un sistema caro e inequitativo, que limita el acceso a una jubilación a personas que aportaron durante su vida laboral. Para avanzar hacia una mayor equidad y sostenibilidad, CIPPEC propone un reordenamiento de los elementos existentes, consolidando una cobertura universal y con un componente contributivo que valorice cada año aportado durante la vida laboral.
En resumen, implementar políticas públicas efectivas basadas en evidencia, apoyadas en el pilar de la inclusión social, se vuelve crucial para delinear una estrategia de desarrollo que mejore la calidad de vida de la ciudadanía de manera sostenible. Desde CIPPEC, hace casi 25 años que abogamos por ello.
* Los autores son Directora ejecutiva de CIPPEC y Director de Protección Social de CIPPEC, respectivamente,