Deuda externa y contradicciones internas

Una ruptura con el FMI y el Club de París implicaría un aislamiento mayor al que ya está sometido la Argentina, con un impacto negativo en las exportaciones y en los negocios de la actividad privada.

Deuda externa y contradicciones internas
Imagen ilustrativa / Archivo

El presidente Alberto Fernández insiste, con sus actos y con sus palabras, en la disposición del Gobierno argentino para encontrar una solución a los vencimientos de la deuda con el Club de París y con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Sin embargo, la racionalidad de esos gestos, inspirada en la estrategia del ministro de Economía, Martín Guzmán, contrasta con la actitud del núcleo duro del Frente de Todos, que milita en el kirchnerismo.

Este sector difundió la “Proclama del 25 de Mayo”, que fue refrendada por los gobernadores de Formosa y de Tierra del Fuego, juristas, economistas, sindicalistas y exintegrantes de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.

Ese manifiesto demanda una virtual ruptura con el FMI, al reclamar la suspensión de los pagos de capital e intereses con el organismo internacional.

Apoya y exige, a la vez, una investigación por el préstamo de 44 mil millones de dólares a la gestión de Mauricio Macri y una acción judicial contra el expresidente e integrantes del Fondo que avalaron el crédito.

Romper con el Fondo Monetario implica, a la vez, caer en default con el Club de París, donde se concentran las creencias de los países que le prestaron a la Argentina, entre ellos Estados Unidos, Alemania y Japón, con peso decisivo en las resoluciones de ambos organismos.

El Presidente acaba de recorrer Portugal, España, Francia e Italia, además de reunirse con la titular del FMI, Kristalina Georgieva para solicitar un trato benévolo para las deudas con los organismos multilaterales, dado la grave situación sanitaria y un delicado cuadro económico y social por el estancamiento que el país sufre desde hace una década.

A esas gestiones, agregó un contacto con la canciller de Alemania, Angela Merkel, para extenderle un pedido en igual sentido.

El tour europeo y la reunión con la jefa del gobierno alemán fueron boicoteados por el núcleo duro del kirchnerismo.

Pero lo concreto es que más allá de esa posición ideológica, que se presume inspirada y alentada por la actual vicepresidenta, asoma como irracional la actitud de cuestionar la estrategia desplegada por el Presidente para encontrar las mejores soluciones para la Argentina.

Una ruptura con el FMI y el Club de París implicaría un aislamiento mayor al que ya está sometido la Argentina, con un impacto negativo en las exportaciones y en los negocios de la actividad privada, que son claves para la generación de trabajo registrado y bien remunerado.

Por rara paradoja, todos los firmantes de la “Proclama del 25 de Mayo” son dependientes del sector público, que, en caso de un aislamiento, debería financiarse con emisión monetaria.

Ese recurso supone una inflación elevada y un descalabro económico.

Las heterogéneas posiciones que anidan en el Frente de Todos obligarán al Presidente a elegir el camino que privilegia la mayoría de los argentinos, que no es otro que el cumplimiento de las obligaciones externas, la integración al mundo y el desarrollo de la actividad privada por encima de un Estado que asfixia y todo lo controla.

Hacer lo contrario sería atarnos a una mayor dependencia real en nombre de una independencia abstracta.

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