Distanciamiento: disciplina ciudadana y control

Además de la responsabilidad de los mendocinos, el gobierno provincial y los municipios deberían ejercer un control estricto de las normas ahora vigentes, que tienen claras e indispensables limitaciones.

Distanciamiento: disciplina ciudadana y control
Imagen ilustrativa / Archivo

Desde el miércoles Mendoza se encuentra nuevamente en una instancia de distanciamiento social obligatorio (Dispo), una de las modalidades dispuestas por el gobierno nacional para hacer frente al flagelo de la pandemia permitiendo actividades públicas y privadas, con los correspondientes protocolos, para seguir resguardando a la población mientras la ciencia define vacunas que atemperen los efectos del Covid-19.

Con la etapa de distanciamiento, los gobiernos de provincia adquieren automáticamente más atribuciones para el otorgamiento de permisos, aunque en muchos casos dependiendo del visto bueno de la Nación. Pero son las autoridades locales las que, en virtud de los niveles de contagio en sus jurisdicciones y de la ocupación de camas, determinan qué sectores pueden tender a una normalización de sus actividades.

En base a esos números, en esta oportunidad Mendoza dejó de lado la exigencia de terminación del DNI para poder salir a la calle en determinados días de la semana, habilitó reuniones familiares parcialmente acotadas y dio prioridad a labores educativas, además de disponer la apertura de salas de entretenimiento y natatorios.

En un contexto económico y social muy complicado como consecuencia de las restricciones que hubo desde el 20 de marzo, esta nueva oportunidad para que el día a día en nuestra provincia sea bastante más normal es muy bienvenida por la ciudadanía en general.

Es verdad que el hartazgo de mucha gente por la extensa cuarentena llevó a imprudencias. Hubo reiterados casos de fiestas y reuniones clandestinas durante los últimos meses en Mendoza, por citar las actividades que más trascendencia tuvieron.

Por todo esto es bueno reiterar que el Gobierno apela ahora, una vez más, a la sensatez de los mendocinos.

El no requerimiento de la terminación de DNI para salir a la calle e ingresar a los negocios es un alivio para muchos, verdaderamente, pero también un compromiso muy grande tanto para comerciantes como para el público en general.

Se debe apelar, en especial a los responsables de los comercios, preferentemente los de alta concentración, que no se dejen de lado la medición de la temperatura de los clientes que ingresan, que los locales de venta mantengan una ocupación máxima de 50 por ciento de sus posibilidades, que el distanciamiento de dos metros mínimos sea obligatorio y que nadie se relaje con respecto al uso de protectores de boca y nariz. Y si fuese necesario, volver a las filas de espera para ingresar a los comercios.

Como se reitera periódicamente, no hay todavía una solución para el coronavirus. Una evidencia llega del Hemisferio Norte, en especial de Europa, donde el rebrote de la pandemia ha vuelto a saturar los servicios de salud de muchos países que ya padecieron la primera embestida del virus y el porcentaje de víctimas comienza a alarmar otra vez.

Además de la responsabilidad de los mendocinos, el gobierno provincial y los municipios deberían ejercer un control estricto de las normas ahora vigentes, que tienen claras e indispensables limitaciones.

Es una responsabilidad de gestión de la que nadie se debería quejar.

Las nuevas medidas solo serán efectivas y positivas si la sociedad se autocontrola con responsabilidad.

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