En el mismo mes que cumplió sus primeras dos décadas en el espacio, los astronautas de la NASA Michael Hopkins, Victor Glover y Shannon Walker y Soichi Noguchi, de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) se convertían –el 16 de este mes– en los nuevos huéspedes de la Estación Espacial Internacional. (EEI)
“La humanidad ha logrado estar fuera del planeta por 20 años”, expresaba con marcado entusiasmo Carlos Fontanot, administrador de imágenes de la EEI en el Centro Espacial Johnson de la NASA.
Y no es para menos. Puesto que el pasado 2 de noviembre se cumplieron 20 años del momento en que la Estación Espacial Internacional recibió a los primeros astronautas. Desde entonces siempre permaneció habitada. En aquel momento los pensionistas fueron el norteamericano Bill Shepherd y los rusos Yuri Gidzenko y Sergei Krikalev. La Estación, que orbita la Tierra a unos 400 Km. de altitud, ya recibió –en diferentes momentos y variados tiempos– a 241 viajeros, procedentes de 19 países.
Las primeras piezas que constituyen este objeto –cuyo tamaño es similar al de una cancha de fútbol– fueron enviadas al espacio en 1998. Unos dos años demandó el armado y puesta a punto de este centro de investigación, cuya administración, gestión y desarrollo está a cargo de un sistema de cooperación internacional.
El proyecto funciona como una estación espacial permanentemente tripulada, en la que rotan equipos de astronautas e investigadores de las cinco agencias del espacio participantes: la Agencia Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), la Agencia Espacial Federal Rusa (FKA), la Agencia Japonesa de Exploración Espacial (JAXA), la Agencia Espacial Canadiense (CSA) y la Agencia Espacial Europea (ESA).
La estructura de la Estación Espacial Internacional es similar a un gigantesco mecano, de unos 109 metros de longitud total y unos 88 de ancho. Calculado a nivel del mar, tiene un peso cercano a las 420 toneladas. Completa una órbita alrededor de la Tierra aproximadamente cada hora y media, desplazándose a la asombrosa velocidad promedio de 7,66 Km. por segundo. El volumen habitable alcanza aproximadamente 916 metros cúbicos, con lo que sobrepasa en amplitud y complejidad todo otro ingenio espacial construido hasta hoy. La energía de la estación es proporcionada por los paneles solares fotovoltaicos más grandes que jamás se hayan construido en el espacio, con potencia de 84 KW.
Puede habitarlo hasta 6 astronautas permanentemente quienes se suceden según las exigencias de las misiones. La tripulación habitual de la ISS es de 3 personas y puede llegar a 6 cuando conviven dos equipos.
Normalmente los astronautas transcurren en la estación por periodos de entre 2 y 6 meses. Siguen una rutina diaria, a pesar de que en el espacio no hay día y noche. Su salud es monitoreada por un biomonitor. Se trata de una prenda de vestir capaz de medir las frecuencias cardíaca y respiratoria, la temperatura de la piel y otros parámetros de un astronauta por hasta 48 horas de una manera no invasiva y discreta.
La estación espacial está equipada con herramientas de investigación en ciencias de la salud y la vida, pero carece de capacidad para registrar de forma continua y simultánea varios parámetros fisiológicos. El biomonitor podría ayudar a abordar estas brechas.
De acuerdo con el Memorando de Entendimiento original entre la NASA y la Agencia Espacial Federal Rusa (Rosaviakosmos), la Estación Espacial Internacional está destinada a ser un laboratorio, observatorio y fábrica en la órbita terrestre baja.
Además –y no menos importante –tiene previsto proporcionar el transporte, mantenimiento y actuar como una base de ensayo para futuras misiones a la Luna, Marte y los asteroides.
Pero, tal vez, el hecho que resultará más asombroso en relación a esta estación orbital es que, parte de ella, ya se encuentra alquilada por el empresario Elon Musk –propietario de Space X, Neuralink y de Tesla, productora de automóviles eléctricos– para rodar el primer largometraje de aventuras hecho en el espacio, que tendrá por protagonista a Tom Cruise. Asombros a los que nos irá acostumbrando el Siglo XXI.