Hace exactamente doscientos años, el 28 de julio de 1821, en la plaza principal de Lima, el general don José de San Martín proclamó la independencia del Perú.
Esa era la meta de un plan que propone e inicia su ejecución siete años antes, al asumir la gobernación intendencia de Cuyo.
Hay generales que se destacan por sus tácticas que les dan el triunfo en las batallas.
Pero ganar batallas no es lo mismo, que, ganar la guerra.
Ese es el atributo de los estrategas.
Eso era San Martín, un estratega, que también dominaba las tácticas que, definen las batallas, como lo demostró en Chacabuco cuando su carga al frente de los granaderos evitó la derrota y lo mismo ocurrió en Maipú ordenando un movimiento oblicuo.
San Martín tuvo claro que los problemas logísticos eran una dificultad casi insalvable para llegar a Lima por el Alto Perú.
También comprendió que el ejército del virrey del Perú tendría esas mismas dificultades en sus intentos para penetrar en los territorios del noroeste argentino y que, una pequeña fuerza de gran movilidad los frenaba.
Esa fue la función de Miguel Martín de Güemes.
El general San Martín tenía comprensión de la importancia del factor naval para minar la fuerza enemiga.
Por eso propuso la formación de una escuadra, para dominar el Pacífico afectar el comercio del virreinato del Perú, evitar la llegada de refuerzos desde la metrópoli y concretar la invasión a territorio peruano por mar.
El plan de San Martín, preveía un ataque de dos fuerzas,
Una vez iniciado el desembarco en las playas peruanas, el ejército del Norte debía avanzar en el frente con el Alto Perú para evitar que las tropas españolas de ese frente se desplazaran hacía el Perú a reforzar a los efectivos, que, resistían la invasión del ejército Unido.
San Martín conocía que muchos criollos simpatizaban con mantener la subordinación a la corona española.
Conocía la importancia de las fuerzas a disposición del Virrey, unos 24 mil hombres distribuidos entre el Callao y Lima, otra agrupación en la Sierra con eje en el Cuzco y la tercera en el Alto Perú con siete hombres.
El avance desde el norte planeado por San Martín, para cuyo comando nombró a Güemes, debía evitar que parte de las fuerzas del Alto Perú se desplazaran hacia Lima para repeler la invasión por mar.
Al no producirse el avance, por la indiferencia que encontró el general salteño, entre los gobernadores provinciales. ese desplazamiento hacia Lima se concretó.
San Martín tuvo que vencer las resistencias de quienes, en las Provincias Unidas y en Chile, creían asegurada la independencia con el triunfo de Maipú.
Las dificultades para obtener recursos, dado la imposibilidad de acceder a los recursos mineros de Potosí y la necesidad de financiar con los ingresos aduaneros de Buenos Aires, tres ejércitos: el de Los Andes, el del Norte y el que sostenía la guerra civil en el Litoral, donde habían encontrado apoyo los caudillos de esas provincias, los enemigos de San Martín y O Higgins, los hermanos Carrera y Carlos de Alvear.
Estos influyeron en la sublevación de los Cazadores de los Andes en San Juan.
El Colapso del gobierno central en 1820 lo llevó a San Martín a someter su jefatura a la ratificación de sus oficiales.
En ese carácter nombró a Güemes como jefe del ejército de Observación del Perú.
Esta designación y la necesidad de apoyo en pertrechos y fondos, llevó al jefe salteño a invitar a los gobernadores a un Congreso en Catamarca, pero no logró respaldo a su convocatoria.
El gobierno de Chile, dirigido por Bernardo O Higgins, tuvo que afrontar gran parte del peso de la campaña al Perú, con la contribución de los comerciantes de Valparaíso.
La flota al mando de Lord Cochrane logró el control del Pacífico y el 20 de agosto de 1820, embarcó San Martín con 4200 hombres.
De ellos 2300 provenían del Ejército de los Andes y 1900 del ejército de Chile.
Este ejército llevaba una bandera similar a la de Chile con tres estrellas, por los dos países que aportaban su sangre para la guerra y la tercera por el que se iba a liberar.
El 8 de septiembre San Martín desembarca en Pisco y procede a iniciar operaciones en la sierra peruana y a embarcar y desembarcar en distintos puntos para desconcertar al oponente como había hecho en 1817 con el cruce de los Andes hacia Chile.
El 21 de octubre procede el Libertador a la creación provisoria de una bandera y un escudo para el Perú.
San Martín enfrenta un ejército español cuyos jefes están desconcertados por los sucesos de España, sobre todo poe la revolución liberal que obligó a Fernando VII a aceptar la constitución de 1812.
Unos jefes eran liberales y otros absolutistas.
Incluso se llegó a un enfrentamiento armado entre absolutistas al mando del general Olañeta, acantonado en el Alto Perú con el virrey de la Serna, quien desplazara a Pezuela.
A principios de julio de 1821 las tropas del virrey de la Serna abandonan Lima.
El ejército Unido de Chile y los Andes entra en la capital virreinal el 9 de julio de 1821 y el 28 de julio es proclamada por San Martín la independencia peruana.
*El autor es miembro de número del Instituto Argentino de Historia Militar.