En Mendoza se vive una pandemia social de tal gravedad que afecta a niños, jóvenes, pobres, jubilados y desesperados. Es la enfermedad del juego o como algunos la denominan la ludopatía avalada por el estado.
El gobierno de la provincia ha impulsado el juego online.
Ahora no se necesita ir al casino para apostar.
Se puede hacer desde la casa, el trabajo y la escuela.
Además esta modalidad incluye las apuestas deportivas como el fútbol, carreras de caballos, la fórmula uno y cualquier competencia nacional o internacional.
Un grupo de padres autoconvocados están pidiendo ayuda porque han descubierto que sus hijos están jugando y utilizando el dinero con el que cuentan para gastos diarios y otros mayores sirviéndose de las tarjetas adicionales y las billeteras virtuales como mercado pago mediante las cuales ya se ha encontrado la forma de eludir los controles.
El director de Escuelas de la Provincia ha reconocido esta situación adjudicando a los padres la responsabilidad de lo que hacen sus hijos con el móvil (como si eso fuera posible) y eludiendo la responsabilidad del Estado que ha promovido el juego online.
El año pasado el gobierno de Rodolfo Suárez decidió permitir y promover el juego online.
A principios de este año se procedió a la adjudicación de las licencias para organizar, desarrollar, explotar, captar apuestas y comercializar la actividad del juego en línea en sus distintas modalidades a través de medios electrónicos, informáticos, telemáticos o cualquier otro medio interactivo.
Anteriormente el mismo gobierno había autorizado nuevos mega casinos como el de la zona Este y la contratación de más máquinas tragamonedas en el Casino estatal de Mendoza.
Muchas de las salas de juego que funcionan en la actualidad también han resultado adjudicatarias de la licencia del juego en línea.
Esto permite inferir que es una política de estado hacer del juego y las apuestas una actividad económica por la cual se recauda por un lado y se permite negocios ajenos a la actividad productiva de la provincia.
¿Por qué las actividades que generan empleo, inversiones, calidad de vida son las que tienen cada vez menor presupuesto y por otro lado las empresas de juego crecen y se desarrollan impúdicamente?
Mendoza tiene cifras de pobreza que superan la media nacional de acuerdo al INDEC.
¿En qué cabeza cabe que frente a esta realidad que nos golpea se pueda apagar echándole leña al fuego?
Un capítulo especial es identificar quiénes son, a quién representan y de dónde vienen estas empresas.
Son las mismas de siempre y los mismos nombres.
Y hay otras que se dicen de procedencia tucumana.
Cualquiera de estos grupos no resiste una trazabilidad desde sus orígenes e historia por su opacidad.
Los escándalos recientes en la provincia de Buenos Aires de funcionarios multimillonarios coinciden con algunas de estas empresas que estamos cuestionando.
Un dato no menor es que el gerente de relaciones institucionales de una empresa de bingos que ahora opera también en Mendoza es miembro del Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires.
Esto demuestra cómo estos grupos se van filtrando en las estructuras del Estado.
Una perlita. Esa misma empresa ya fue expulsada en la década del ‘90 de Mendoza por estafar con las máquinas tragamonedas que habían instalado en el casino oficial de Mendoza.
* El autor es dirigente de la Coalición Cívica - ARI.
* Redacción de contenidos: Marisa Zambrini.