El Cerro de la Gloria, con su magnífico monumento que rescata y valoriza la epopeya libertadora del general San Martín, es un escenario de mucha importancia para los mendocinos.
Hay un generalizado respeto y devoción por un lugar que puede ser comparado, por ejemplo, con el monumento a la Bandera en Rosario, y que en los últimos tiempos ha generado críticas por parte de personas que estudian y tratan de proteger los patrimonios naturales y culturales, como es este emplazamiento.
Esos particulares, entre los que se cuentan ingenieros agrónomos, arquitectos, ambientalistas o simples defensores de los lugares que son íconos en nuestra provincia, están denunciando descuidos en el tratamiento de ese conjunto que conforman el cerro y su remate en una obra escultórica asombrosa. Inclusive han llegado a la Fiscalía de Estado pidiendo la intervención de esa repartición del Gobierno provincial porque consideran que hay descuidos en el riego y mantenimiento de la aludida superficie, que ya está dando resultados negativos, como la pérdida de muchos forestales y la amenaza sobre otros.
Hay también una mediación política en la denuncia por el mal estado del cerro, ya que a la gestión ciudadana debe añadirse la intervención del concejal de Capital, Luis Giachino, también preocupado.
Es muy difícil el mantenimiento de estos lugares públicos de envergadura como es el cerro y su escultura en la jurisdicción del Parque San Martín.
Diario Los Andes, en su edición del martes 16 de febrero, se ha ocupado de la denuncia y la correspondiente presentación ante la Fiscalía. La denuncia sostiene que los árboles del conjunto están severamente dañados en un 50%, y además acreditan un déficit hídrico en el 80% de los casos.
La simple recorrida por el emblemático lugar muestra un palpable desaliño: forestales en riesgo de perderse y, para colmo, las últimas lluvias produjeron el arrastre de material y un gran deterioro en el camino de acceso a la zona.
El Gobierno tiene especialistas, de los cuales no se puede dudar sobre su capacidad, pero en esta oportunidad estos técnicos podrían trabajar y escuchar los criterios aportados por los estudiosos particulares que se han ofrecido a colaborar, a pesar de que en este momento se tensó la cuerda por el reclamo elevado ante la Fiscalía de Estado, hecho claramente litigioso.
Sin embargo, y si hubiera voluntad en todas las partes, las demandantes de acciones de reparación y los organismos de Estado, en poco tiempo, se podrían solucionar los problemas de riego y se revertirían los daños, antes de que sea demasiado tarde.
El panorama es muy negativo porque la flora se halla en un proceso de evidente deterioro o en peligro de extinción, y se han malogrado cientos de especies vegetales (cipreses, eucaliptos, pinos, xerófilas, entre otras) que, según los agrónomos del grupo denunciante, han demandado más de 100 años de trabajo.
Al habitante común, ése que planifica y disfruta del paseo habitual de subir hasta la cúspide del cerro, no le importan las disputas entre las partes que litigan, pero sí quiere que un escenario de máxima convocatoria, ubicado a poca distancia del centro capitalino, sea mantenido en su mejor condición, como lo pensaron quienes planificaron y construyeron estos escenarios.