El cooperativismo, motor de trabajo y dignidad

Debido a los problemas de la economía, a la caída del trabajo y el aumento de la pobreza, el cooperativismo surge como una solución real para generar o sostener proyectos laborales, aportar solidaridad y jerarquizar la dignidad de tener un empleo.

El cooperativismo, motor de trabajo y dignidad
Una solución real para generar o sostener proyectos laborales, aportar solidaridad y jerarquizar la dignidad de tener un empleo.

En diario Los Andes se ha destacado más de una vez el crecimiento del movimiento cooperativo en la provincia como sistema apto para enfrentar el decaimiento social y económico que ha provocado la pandemia en curso.

En un relevamiento de mayo de 2019 se señalaba la existencia de 1.500 cooperativas activas, que tenían realidades atravesadas por necesidades comunes, respuestas a planteos y exigencias de la sociedad en poner de relieve la solidaridad.

Es un movimiento muy trascendente que debe ser apoyado por los diferentes estamentos del Estado, desde la administración provincial a los municipios del territorio.

La crisis sanitaria, el aumento del desempleo y la pobreza, el cierre de comercios y empresas, serían mucho más duros si no existieran estas entidades que generan trabajo y resuelven problemas de la complicada situación mendocina.

Adrián Matas, de vasta trayectoria artística y cultural, ha estudiado el fenómeno, plasmando sus investigaciones en un libro, titulado “Cooperativas, historias de Mendoza”, donde señala que 10% de los trabajadores del mundo pertenecen al cooperativismo y, en Argentina, tres de cada diez empleados u obreros son cooperativistas. En su opinión tal vez llegue el momento en que se tome al formato cooperativo no como salida a una coyuntura, sino por el trabajo colectivo, como contracara a las mirada y proyectos individualistas.

Los logros del sistema llegan a muchas áreas: pequeños productores, debilitados por la crisis sanitaria, se agrupan cooperativamente para resolver problemas de logística, obtención de insumos y comercialización. O las familias sin techo propio, que se integran en entidades mutuales y cooperativas a fin de lograr el acceso a lotes urbanizados y comenzar a construir sus viviendas. Las descriptas son mínimas expresiones de un universo que alcanza actividades como la hotelería, turismo, gastronomía, vitivinicultura, sector gráfico y emprendimientos agropecuarios, siendo el de la miel uno de los más representativos, además de las fábricas recuperadas (ejemplo de esto último, La Terre, que elabora cientos de toneladas de hortalizas frescas).

Un apartado especial para Sancor, Fecovita y la Cooperativa Farmacéutica, que tienen más de 70 años de existencia.

El ya mencionado Matas describió el trabajo que se hace con chicos que egresan de un secundario de Costa de Araujo, que son orientados en la creación de cooperativas de trabajo, dada la situación especial de la zona donde el empleo escasea y las posibilidades de un emprendimiento solidario pueden aportar soluciones.

A nivel nacional, el Instituto de Asociativismo y Economía Social (Inaes) facilita nuevos proyectos mutualistas y cooperativos y apoya la constitución de nuevas entidades.

En Mendoza, ese papel lo cumple la Dirección de Cooperativas, que está llevando a cabo convocatorias a organizaciones de distintos sectores, entre ellas las de hábitat y vivienda, acciones todas basadas en el unánime apoyo a la reactivación pospandemia que propicia la sociedad política y civil de nuestro país.

Entonces, las cooperativas deben ser estimuladas y apoyadas por ser una solución real a la caída y deterioro del trabajo y a la dignidad que tiene acceder a un empleo y dejar de lado la asistencia social.

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