La sociedad está encontrando alguna recuperación en las distintas actividades que se desarrollan, sean laborales, recreativas y de índole general, frente a las restricciones de cuarentena y aislamiento que se aplicaron durante mucho tiempo por disposición del Gobierno provincial, en acuerdo con la administración nacional.
Hoy en Mendoza, y afortunadamente, agregamos, se pueden hacer muchas cosas que estaban vedadas hace un tiempo y paulatinamente hay una recuperación que se parece en algo a la normalidad del pasado, pero que de ninguna manera ya será igual.
Sin embargo, las autoridades sanitarias insisten en que todavía nos falta mucho para salir del cuadro de peligro por la enfermedad del Covid-19 y todos los desplazamientos y acciones que podemos hacer en el exterior de nuestros hogares, se deben cumplir con mucho apego a normas y protocolos que existen para la emergencia en curso.
Pero, y pese a las recomendaciones que a diario se vierten por los medios de difusión, se ha instalado en algunos sectores de la comunidad un cierto convencimiento de que lo que peor ya pasó y tal impresión, a todas luces errada, podría estar agravando el panorama provincial con un aumento de los contagiados o, al menos, manteniendo un número que excedería las posibilidades de atención en nuestros centros médicos.
Muchos médicos, enfermeros, kinesiólogos, hombres y mujeres, que trabajan en los distintos hospitales provinciales, han dado cuenta de la difícil situación que están atravesando esos efectores en la actualidad. Incorporamos en ese listado a empleados encargados de la limpieza, camilleros, conductores de las ambulancias, técnicos y otros servidores, que también se exponen diariamente.
Son muchos días y meses de trabajo constante, en los cuales han tenido que enfrentar una situación de tal magnitud que no es parecida a la peor que hayan pasado en otra circunstancia profesional.
El personal de los sectores críticos, las terapias intensivas e intermedias, de los nosocomios como del Carmen, Central, Lagomaggiore, Notti y otros del Gran Mendoza y también del resto de los oasis del territorio, está muy agotado, al borde de sus fuerzas y haciendo todo lo posible por sanar a los pacientes. Camas e instalaciones físicas es posible que siempre haya, pero el riesgo es que esos servicios se queden sin el número de profesionales que se necesitan para atender esas prestaciones altamente especializadas. En ese cometido, algunos se han contagiado y además se debe lamentar el fallecimiento de integrantes de diferentes unidades de atención.
Siempre se han enfrentado a un gran desafío, pero la permanente continuidad en los ingresos de enfermos hace que su salud mental y física se encuentre totalmente extenuada.
Porque los consideramos pilares del sistema de salud, es que formulamos una adhesión al pedido de respetar escrupulosamente las medidas impuestas por las autoridades para la contención del coronavirus.
En redes sociales y en las consultas periodísticas, estas personas que nos atienden están diciendo con total honestidad y simpleza: sean altruistas, solidarios, quédense en su casa todo el tiempo que puedan y, cuando salgan, protéjanse convenientemente para cuidarse y cuidar a los demás.