El discurso del gobernador Alfredo Cornejo el 1 de mayo ante la Asamblea Legislativa definió el rumbo con claridad, fue contundente, no muy largo y lo más destacable fue el cambio del relato. Esta vez Cornejo marcó un camino diferente. La variación de prioridades de la segunda administración la voy a dimensionar poniendo de ejemplo un sector característico de la economía de Mendoza y la cantidad de palabras que le dedicó. Fueron 5.487 palabras las que pronunció el gobernador en todo su discurso, incluyendo saludos protocolares y las muchas gracias. De esa cantidad sólo casi el 1%, 60 palabras, fueron para la vitivinicultura. No hay en los 40 discursos pronunciados en estos años de democracia, una mención tan menor hacia ése sector. Fue sólo un párrafo: “Los mendocinos no le tememos a la competencia, la relación precio calidad de nuestros productos se impone sobre nuestros habituales competidores, la vitivinicultura es un ejemplo. Cada año avanzamos en la calidad fitosanitaria, y en esta nueva etapa trabajaremos en la integración vertical entre los productores y la industria, promoviendo asociatividad, para mejorar la competitividad en las cadenas de valor”.
Sé que es una manera poco precisa de mensurar las actividades que va a ponderar Cornejo, pero tampoco es menor. Está claro también, que la actividad vitivinícola no va a desaparecer de Mendoza y queda claro en las palabras del gobernador. Sabemos que su peso en la economía no es el que tenía antes, en el trabajo La participación vitivinícola en el Producto Bruto Geográfico (PBG) de Mendoza en el siglo XX realizado por el riguroso investigador Luis Coria, se indica que llegó a representar casi el 40% del PBG en 1914, en 1964 estaba en el 20%, en 1993 en el 11% y hoy alcanza el 7%. Discutamos después qué tipo de vitivinicultura se hacía antes y cuál es la que se hace ahora que sin dudas es un emblema de Mendoza en el mundo y moviliza otros sectores como la industria, el comercio, el turismo y demás servicios profesionales. Probablemente ya no podemos pedirle más nada a la vitivinicultura, lo que no significa matarla sino todo lo contrario, es un activo de la economía y con un peso cultural atronador en la mendocinidad.
Algunos referentes del sector, estén a favor o no de algunas medidas que se anunciaron desde el ministerio de Producción que lidera Vargas Arizu, tienen claro que muchas no se ejecutarán, entre ellas el fin del Acuerdo Mendoza-San Juan, decisión que impacta sobre el Fondo Vitivinícola de Mendoza, entidad regenteada por el bodeguero José Zuccardi. Ya hay apuestas con tres opciones: 1-Que anulan el acuerdo. 2- Que llega la ley a la Legislatura y que duerme el sueño de los justos. 3-Que ni siquiera redactarán la ley. Si tuviera que apostar lo haría por la 3.
Habrá que ver cómo influyen los aires liberales en las decisiones de Cornejo. Un ejemplo, en el discurso anunció la derogación de la ley 9133 que entre otras cosas obliga a registrar la compra venta de materias primas agrícolas y exigir por ley el registro de fechas de vencimiento para realizar contratos, o fijar precios previamente al ingreso de productos a los establecimientos. ¿Cuándo se aprobó esta ley? En 2018 cuando gobernaba Cornejo. Ahora entiende que “dadas las características de los mercados actuales, su aplicación es objeto de críticas tanto de productores e industriales en toda la Provincia, ya que provoca trámites engorrosos, mayores costos y demoras en la operatoria comercial”. Cambia todo cambia.
En resumidas cuentas, con el desarrollo de la minería que pretende realizar el gobierno en Malargüe, y las 60 palabras dedicadas a la vitivinicultura en su discurso, quizás estemos en los albores de un cambio de los grupos económicos que influyen en la política, que generan trabajo y empleo y que forman nuestra “burguesía”.
La plata de Portezuelo y el lanzamiento de la campaña
Sin dudas el principal anuncio de Cornejo fue que destinarán los 1.025 millones de dólares de Portezuelo a otras obras que no necesariamente serán hídricas. Ya se desató el lobby para meter la cuchara en esos fondos. Mientras tanto la provincia “derrochó” 120 hectómetros cúbicos de agua por el río Mendoza porque no tenía dónde embalsarlos debido a que el dique Potrerillos estaba saturado.
Algunos entienden que con esa decisión y lo que implicó modificar el destino del dinero gracias a la autorización del Gobierno Nacional, Cambia Mendoza inició la campaña para el año que viene. “Aceitaron contactos con la Libertad Avanza y tendrán plata para obras porque les permitieron cambiar la adenda, arrancaron la campaña. Es probable que se haya activado de alguna manera la alianza de la que habla Luis Petri al querer tener para las elecciones del año que viene en un solo espacio a Cambia Mendoza, el Pro y La Libertad Avanza”, dice un agudo observador de la política.
Con todo esto Cornejo cambió el relato, a pesar de las dificultades muestra un futuro posible en el cual más de uno podrá esperanzarse, desde los 1.025 millones de Portezuelo hasta la minería. Será hora de ir abandonado el trillado relato del ordenamiento fiscal que realizó cuando llegó al gobierno en 2015. Y si está decidido avanzar en una alianza con La Libertad Avanza, podrá dedicarse a lo que más le gusta, la construcción de poder.
A todo esto, es increíble, 20 años por lo menos intentando definir qué hacer con el dinero de Portezuelo más allá de que Cornejo logró más dinero del que se había fijado originalmente. No me caben dudas que la clase política mendocina es diferente a la del país como les gusta decir, pero por su pereza y lentitud.
Habrá que ver qué hace la oposición que atraviesa un reacomodamiento alocado que no se sabe en qué terminará y que incluye papelones de todos los niveles. Que no se enoje la gente, la política siempre arranca mucho tiempo antes los procesos electorales, así funciona el sistema que tenemos. Hablando de oposición no podemos pasar por alto lo sucedido con la senadora Anabel Fernández Sagasti, a quien el viernes el fiscal Carlos Stornelli la imputó en una causa por malversación de fondos destinados a viviendas. La senadora explicó que no formó parte del Ejecutivo por lo tanto no manejó ni decidió dónde iría el dinero.
Prestigiosos juristas locales, no necesariamente kirchneristas, señalan que habría que ver la acusación y su fundamento pero que en principio, por su calidad de Senadora de la Nación no podría cometer ese delito, el cual es propio de los funcionarios que tienen a su cargo la disposición de fondos públicos y los destinan a un fin que no es el que les indica la ley que les atribuyó el dinero. Delicado el tema.
El estadista y la vergüenza del caso Latorre
Volviendo a Cornejo y su discurso, pronunció un párrafo que iré analizando brevemente por partes: “El cambio requiere un sinceramiento de las oportunidades que tenemos…”, sin dudas indispensable. “…no se hace espiando por la mirilla de nuestros vecinos, menos aun de los que solo dependen de algún comodity porque es una comparación inútil”, típica media verdad cornejista. Para la baja de la mortalidad infantil está bien compararse con la media nacional, pero si vemos los penosos salarios locales frente a otras provincias vecinas no vale, en la baja de la mortalidad infantil influyen muchos factores también. “…sino preguntémonos qué podemos hacer mejor aquí en Mendoza y en qué tiempo podemos producir resultados porque es un proceso que lleva años”, absolutamente de acuerdo. “…no hay incentivos para los gobernadores que promoverán procesos que se verán en un tiempo largo y que no usufructuarán los resultados ellos mismos, es una tarea que requiere responsabilidad y es una tarea de estadistas para quienes están en el Ejecutivo y también para quienes están en la oposición”. Incentivos hay para el estadista, desde el reconocimiento de la historia, nada más y nada menos que el bronce; hasta mejorarle la vida a los que vienen que es, o debería ser, uno de los objetivos que deberían tener los que se involucran en la política y la gestión de lo público. ¿Qué gano yo haciendo esto piensa Cornejo al estar esa supuesta falta de incentivos? Conectando con Portezuelo y sus fondos, ahí sí está claro el incentivo para el equipo de gobierno porque los resultados los puede capitalizar en las elecciones.
El mismo Cornejo en su cuenta de Facebook escribió el 21 de abril de 2021: “La Argentina necesita un estadista en el poder. Lo que tiene es un equipo de patoteros, groseros e inoperantes. Un estadista es un hombre de Estado. Winston Churchill lo describió muy bien: El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Claramente Cornejo comienza a ver los límites de su carrera política y busca salir por la puerta grande, la del estadista, lo que está perfecto si nos beneficiamos todos. Ahí tiene el incentivo.
En función de las palabras de Cornejo, de lo que implica ser un estadista y con ejemplos muy actuales pienso en la gestión de Arturo Lafalla, podría haber sido otra, pero ahora entenderán por qué elijo esta. El ex gobernador fue el estadista entonces que avanzó después de 100 años de discusiones con el dique Potrerillos para la posteridad y quizás no imaginando que sería el único que se haría en un cuarto de siglo, además de iniciar el juicio en 1997 por los perjuicios que le generaron a la Provincia la prórroga que hizo Menem de los decretos de promoción industrial con el que hoy llegan los 1.025 millones de dólares; podríamos decir que hasta les dejó la plata para hacer otro dique o dos, además de transferir la caja de jubilaciones de la provincia cuyo costo hoy, en la era Milei, le estaría generando al gobernador Cornejo un problema enorme como lo tienen las provincias que las conservaron.
Una aclaración: como algunos se molestan por las citas que hago de la gestión Lafalla, les explico que se debe a que leí el libro que escribió el ex gobernador Utopía y realidad, testimonio de un gobernador (1995-1999). Podrían hacer lo mismo y leerlo también, les va a servir. Además fue el único de los 10 que escribió y le explicó a los mendocinos las decisiones que tomó en su gestión.
Mientras tanto, aquí seguimos paveando con la cultura del agua que caracteriza a los mendocinos, que el agua no se toca y nos damos el lujo de “tirar” 120.000 millones de litros de agua según los cálculos de gente que se dedica a estudiar la situación hídrica de Mendoza porque el año pasado nevó mucho y no tuvimos donde guardarla. Con los estadistas gestionando, no se hizo ningún dique en 24 años.
Cornejo insiste con que no es válido comparar lo que sucede en la economía de Mendoza con las vecinas como Neuquén y San Juan. Argumenta que es está mal hacerlo porque San Juan, por ejemplo, tiene un comodity que es la minería. Vengo repitiendo que Mendoza tiene minería y que no logró explotarla, entre otras cosas, por la incompetencia de la dirigencia, estadistas incluidos. Un economista oficialista afirma igual que Cornejo que ambas economías no son comparables y dice que a Mendoza hay que compararla con el Gran Córdoba, una provincia que tiene una industria automotriz descomunal y soja, nada que ver con Mendoza. Si algún periodista dijera esa barbaridad saldría el cornejismo a destrozarlo y con razón.
Ojalá que las acciones que están realizando para el distrito minero en Malargüe, así como el resto de los emprendimientos aprobados en la gestión Suárez, lleguen a buen puerto, incluso Potasio Río Colorado que es el que más dudas genera en distintos ámbitos por los dueños actuales: Vila y Manzano.
Pero si quieren hablar de Córdoba hablemos de cómo se conformó su clase política y que quizás explica algunos de nuestros males. La dirigencia política de esa provincia avanzado el Siglo XIX fue muy buena porque se benefició con el peso que tuvo la Universidad. El que quiera ampliar o le llama por teléfono o lee el libro de Beatriz Bragoni, Eduardo Miguez y Gustavo Paz La dirigencia política argentina. De la organización nacional al Centenario. Bragoni es clara al explicar que más del 40% de las 100 personas que ocuparon cargos habían pasado por las aulas universitarias en Córdoba, en Mendoza sólo 6 tenían título de abogado de los que fueron funcionarios hasta 1939 cuando se creó la UNCuyo, pero bueno, aquí en Mendoza un diseñador gráfico puede manejar una empresa pública de agua. La Universidad Nacional de Cuyo, hoy tiene muchos militantes radicales trabajando en esa casa de estudios y manejando su administración. Ha sido una suerte de “bolsa de empleo” de Cambia Mendoza y también muchos militantes de la Franja Morada terminan en el gobierno, negar esto sería necio. Es pertinente aclarar que no todos los que trabajan en la UNCuyo llegaron por la política, hay muchos que lo hicieron por sus méritos académicos, su capacidad de trabajo o gestión. Como también hay que decir que no solo el radicalismo pone gente en la universidad, en la facultad que puede, el PJ hace lo mismo. Pero la política no es el único objetivo que persigue en las universidades que hay en las distintas provincias. Recordemos que muchas casas de estudios de distintos lugares del país intervienen en algunos procesos de la administración en los que se necesita dictamen sobre algún tema.
Lo cierto es que después de ocho años en el poder el equipo de Cambia Mendoza se anima a tomarse “licencias”. El ejemplo de la ministra de Energía Jimena Latorre ocupando una silla en el directorio de YPF es un papelón, aunque no cobre el sueldo. A la ministra le tocará definir licitaciones de áreas petroleras siendo directora de una empresa del rubro, por más que se abstenga, hace ruido. Insisto, si esto sucediera en otra provincia, ¿qué diríamos sobre su institucionalidad? Comentario aparte, el grupo Vila-Manzano ya está trabajando, con todo lo que eso significa, para quedarse con algunas áreas. Que Latorre no cobre más el sueldo es algo simbólico y si se quiere para la gilada, marketing político puro, lo verdaderamente grave sigue ocurriendo, está de los dos lados del mostrador.
Volviendo al discurso, Cornejo pronunció antes de finalizar, dos párrafos muy importantes e interesantes según entiendo y merecen ser felicitados también los que ayudaron en su redacción.
Uno: “Este momento es crucial para el presente y el futuro inmediato de Mendoza, porque, una vez más, lo que está en debate es cómo queremos vivir, por eso quiero invitarlos a hacer reverdecer con más fuerza que nunca lo que nos une como sociedad antes que lo que nos diferencia”.
Dos: “La política entendida como la disciplina orientada a resolver las tensiones originadas por la vida en sociedad con la misión de producirle beneficios a las personas, es decir la política que le sirve a la gente, tiene la generosa virtud de ofrecer siempre la oportunidad del entendimiento. Y en el entendimiento está la clave para que los procesos de cambio como el que atravesamos sean más rápidos y efectivos”. Ojalá se cumpla lo que dice. Pero destaco que siempre la salida será con la política, como dice el filósofo Daniel Innerarity, “pensemos qué pasaría si no estuviera”. Será siempre la democracia con sus instituciones y políticos, no con una democracia de “audiencias” como buscan algunos. Ejemplos vamos teniendo en Argentina.