Once meses y ocho días. Ese es el tiempo que falta para que los mendocinos vayamos a votar para definir quiénes serán los candidatos a suceder a Rodolfo Suárez. En este país subido a un frenético carrito de montaña rusa que parece sólo descender puede parecer una eternidad. Pero las elecciones están a la vuelta de la esquina. ¿Acaso no fue ayer cuando estábamos todos encerrados por la pandemia y Alberto Fernández era el dirigente con mejor imagen del país?
El tránsito hacia ese punto fijo marcado en la agenda que dispone la ley electoral, con desdoblamiento de la fecha nacional, tiene particularidades según cada frente. Al oficialismo le sobran aspirantes a ser el candidato a gobernador. Al peronismo, le faltan. O mejor dicho: no tiene ninguno.
Durante el último mes, hasta los más ansiosos de Cambia Mendoza pisaron el freno. El escándalo generado por el subsidio al pastor Bonarrico los obligó. No era momento de mostrar ambiciones electorales cuando la transparencia y la honestidad, pilares del relato de Cambia Mendoza hace siete años, eran puestas en duda por la confesión mediática de un aliado.
Todos también vieron un ejemplo real, concreto, de lo que puede pasarles a los que se le lanzan a una carrera electoral anticipada, sin un programa serio y profundo: el caso Milei.
Obviamente, pesa además la crisis político-económica nacional. El país entró en una zona de turbulencias aún peor que la que venía atravesando. La renuncia ayer del ministro Guzmán le pone más interrogantes al futuro. Esta situación desaconseja cualquier exhibición por fuera de la gestión
Igual, desde adentro del sistema político, una voz se sincera: “Siempre estamos en campaña. Cuando hacés un videíto para Tik Tok o cuando tuiteás es campaña. Cada acto se transforma en una acción para instalarte. Son huevadas eso de que todo el tiempo nos estamos ocupando de la gestión”.
Omar de Marchi es uno que está anotado en la carrera, aunque algunos que lo conocen e incluso han militado con él desconfían de que mantenga el interés en postularse. Dicen que ya logró lo que buscaba con el nuevo cargo como operador de Horacio Rodríguez Larreta en el interior.
El referente local del Pro los desmiente desde Twitter. Los fines de semana los dedica a recorrer la provincia. Malargüe, Guaymallén y San Martín son los últimos puntos del mapa que tocó. Además, aseguran, avanza en el plan de gestión que planea presentar en algunas semanas.
Díscolo incurable, cuestiona a Alfredo Cornejo y a la gestión provincial con más dureza que el peronismo. De hecho, cuando más caliente estaba el conflicto con los anestesiólogos, se reunió dos veces son sus representantes. “Nos recibió con su gabinete”, contó uno de los médicos a poco de salir. ¿Un gobierno en las sombras?
Su nuevo rol con Rodríguez Larreta le ha puesto límites: ya no habla de partir el frente oficialista como hasta hace poco. No tiene margen. El acalde porteño nunca se lo permitiría.
Por eso busca reincorporar a Cambia Mendoza a algunos que se fueron y que podrían alinearse con él, como la Coalición Cívica, para enfrentar al candidato radical en las PASO.
En la UCR lo miran con cierta sorna. No creen que pueda superar los 10 o 12 puntos, como ocurrió en 2019, y aún se lamentan por los lugares en las listas legislativas que le dieron en la negociación del año pasado. Pensaban que no entrarían.
Los radicales tienen una sola certeza: su candidato será Cornejo si decide volver a pelear por la gobernación. Pero mientras él estira su indefinición, actúa como tapón de las ambiciones del resto.
“Si vuelve el jefe, todos nos vamos a cuadrar”, admite en la intimidad un jefe comunal que no está entre los aspirantes a la candidatura. Un referente provincial que habló hace no tanto con el senador dice que lo notó tomando distancia de la puja nacional y acercándose a Mendoza.
El sueño del ex gobernador es asegurarse un espacio en el armado nacional de Juntos por el Cambio. Es allí donde quiere jugar. Y aunque la suerte le ha sido esquiva, no deja de pensar que el escenario puede cambiar los próximos meses. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
Si no es el ex gobernador, el cornejismo da por hecho que el candidato será su discípulo, Tadeo García Zalazar. Dos fuentes de ese sector lo confirmaron la semana que pasó y ensalzaron las condiciones del apuntado.
De todos los radicales que tienen la aspiración de ser gobernador, el godoicruceño es el que menos la ha explicitado. Tal vez porque sabe que no necesita (ni debe) llamar la atención para que su nombre entre en juego.
Eso no significa que esté quieto. Además de visibilizar más la gestión municipal, diseña su plan en silencio. Ser presidente de la UCR le da una excusa para recorrer la provincia. El apoyo territorial pesará en la definición y tiene a su favor que podrá contar con la estructura que construyó Cornejo.
Quienes militan junto a él en el cornejismo le hacen un pedido en tono futbolero: que ponga más garra.
La mesura de García Zalazar tiene como contracara al lasherino Daniel Orozco. Hace más de un mes, en una entrevista que dio a este diario, confirmó sin vueltas su aspiración. Esa aparición mediática generó ruido interno y una reacción de Suárez, a quien no le gusta que se disputen su sillón públicamente con tanta antelación.
Después de aquella declaración, una suerte de grito para que lo tengan en cuenta, Orozco “se guardó”, como todos. Pero es al que menos consideran los líderes de la UCR. “No da el perfil”, argumenta un legislador.
El intendente de Las Heras no es de los predilectos de Cornejo y nunca tuvo buena relación con Suárez.
A su manera, Orozco también ha intentado construir una red territorial. Pero no le ha ido bien. Hay un intendente que aún está esperando que cumpla un compromiso que había asumido con él. Difícil comienzo.
El tercero en pugna es el capitalino Ulpiano Suárez, que ha insinuado su ambición más que García Zalazar, pero claramente menos que Orozco.
Decidido a jugar a fondo ahora, no tiene una estructura territorial que lo sustente ni ha avanzado en su construcción, pero confía en que la buena imagen supla esa carencia, como ocurrió con el hoy gobernador en 2019.
El intendente de Capital tampoco tiene un padrino que lo respalde. “Si querés ser el candidato, primero debés lograr que tu tío te apoye”, le dejó en claro un referente con varias batallas a cuesta que suele aconsejarlo.
“El Rody se la va a jugar por él sólo cuando vea que todas las encuestas le dan muy bien”, asumen cerca del jefe comunal. “Ulpiano puede ser reelecto por cuatro años, no es su momento ahora”, contradice una persona de confianza del Suárez más grande, a tono con los argumentos cornejistas.
Esa reticencia, cuentan, ha generado algunas diferencias políticas entre tío y sobrino.
El plan A del Gobernador, ya se sabe, es que Cornejo sea el candidato, por eso su mirada está más puesta en quién podría acompañarlo. Es allí donde crece la figura de Mariana Juri, hoy senadora nacional. Por algo, ha sido incluida en las consultas sobre imagen de las últimas encuestas.
Si el deseo de Suárez se cumpliera, habría no una sino dos vacantes mendocinas en el Senado nacional. Él ocuparía la banca dejada por Cornejo y la de Juri quedaría para Ida López, la jefa del Instituto de Juegos y Casinos.
“El Alfredo es el que va a definir. El Rody prefiere correrse de las disputas internas”, vaticina un cornejista. Otra voz radical suma un argumento por el cual Cornejo, si no es él, terminaría inclinándose por García Zalazar: “No le va a dar la gobernación otra vez al radicalismo de Capital”.
Pragmático al fin, así como no se define sobre su postulación, Cornejo tampoco da su bendición a nadie. Las encuestas pesarán y mucho. “No le gustar perder ni en un bingo de un centro de jubilados”, lo describen.
Esas encuestas que tanto importan lo dan al ex gobernador secundando en imagen positiva a su sucesor. Así lo indica el trabajo de hace un mes de Reale Dalla Torre. Tercero aparecía Ulpiano Suárez y cuarto García Zalazar, apenas arriba de De Marchi. Luego estaba Juri. Extrañamente, el Gobierno difundió esos datos cuando siempre lo había evitado. El objetivo de ese gesto de apertura nunca quedó claro.
Esa permeabilidad de hace un mes parece haberse terminado con el informe que entregó hace unos días Elbio Rodríguez. El que supo ser el encuestador estrella de Cornejo estuvo trabajando para Anabel Fernández Sagasti y volvió ahora a medir para el oficialismo convocado por Suárez. Dicen que sus números no suelen ser generosos ni con el que lo contrata. Tal vez eso explique el renovado secretismo.