El mundo y la nada

En el ámbito planetario, ‘mundo’ puede aludir a la Tierra, pero también a cualquier planeta hipotéticamente habitado: “Se fue a vivir al otro lado del mundo”; “Preparan naves para llegar a otros mundos”. Mientras que las primeras definiciones de ‘nada’ nos dan “carencia absoluta de todo ser, sensación de vacío e inexistencia”: “Teníamos la impresión de que allí era el reino de la nada”

El mundo y la nada
Una empresa británica fabricó un globo terráqueo y le colocó los nombres argentinos a las islas del Atlántico Sur.

En mi habitual visita al Refranero multilingüe llama mi atención el que dice “Mundo redondo, quien no sabe nadar, se va al fondo”. En la información brindada, se nos explica que esta paremia advierte que, para vivir y sobrevivir, hay que recurrir no solo a la inteligencia, sino también a la picardía y a la astucia. Y también leemos “Rico es el que nada desea y se pasa como puede”, cuya explicación es que se alaba a quien no depende económicamente de nadie y a quien hace lo posible por vivir solo de su trabajo, sin tener que recurrir a los demás.

Observamos en los dos casos que el refrán se edifica en torno a términos comunes, ‘mundo’ y ‘nada’, que nos presentarán, según los contextos, diferentes realidades; vayamos, en primer lugar, a examinar el sustantivo ‘mundo’. Sus primeros valores aluden al “conjunto de todo lo existente y de todos los seres humanos”: “Todo el mundo toma precauciones por la falta de agua”. Como contrapartida, ‘mundo’ puede indicar “una parte de la sociedad humana, que se caracteriza por alguna cualidad o circunstancia común a todos sus individuos” y “parte determinada de la realidad”: “El mundo científico llora hoy una pérdida” y “El calor también afecta al mundo animal”.

En cuanto a nuestra vida de relación, ‘mundo’ designa el ambiente en el que cada uno se mueve: “Supo buscar a alguien de su mundo”; en relación con ello, se llama ‘mundo’ también a la experiencia de la vida y del trato social: “Se advierte que le falta mundo”. En el ámbito religioso, ‘mundo’ es lo contrario a la vida seglar: “Desea dejar el mundo e internarse en un convento”; además, para un cristiano, el ‘mundo’, sinónimo de “pecado”, seduce al hombre, con la riqueza y los placeres: “Aislado, no se deja tentar por los atractivos del mundo”.

En el ámbito planetario, ‘mundo’ puede aludir a la Tierra, pero también a cualquier planeta hipotéticamente habitado: “Se fue a vivir al otro lado del mundo”; “Preparan naves para llegar a otros mundos”.

Si exploramos el rico repertorio de locuciones, hallamos ‘este mundo y el otro’, para aludir a una gran cantidad de cosas: “De su viaje, trajo este mundo y el otro”; en cambio, ‘medio mundo’ alude a una gran cantidad de personas: “Había venido medio mundo al acto”. ‘Todo el mundo’ hace referencia a la generalidad de las personas: “Todo el mundo tiene miedo por la inseguridad”. De mismo modo, ‘un mundo de…’ es un conjunto grande: “Lo recibió un mundo de gente”.

Las expresiones ‘primer mundo’ y ‘tercer mundo’ se contraponen ya que designan, respectivamente, al conjunto de países más y menos desarrollados, económica y socialmente. Si a alguien ‘se le cae/hunde el mundo encima’, se quiere significar que se siente desamparado frente a un hecho adverso: “Cuando supe del accidente, sentí que se me caía el mundo encima”.

Cuando decimos de algo que no es ‘del otro mundo’, significa que no es extraordinario ni fuera de lo común: “No me asombra este aparato porque no es nada del otro mundo”. Y si afirmo que un acontecimiento ha tenido lugar ‘desde que el mundo es mundo’, estoy significando que se ha producido desde siempre. En cambio, hablar del ‘mundo al revés’ es referirse a que, en una situación, se ha invertido el orden lógico: “La abuela razona mejor que el nieto porque allí está el mundo al revés”.

La muerte puede quedar disimulada a través de una expresión eufemística: ‘irse de este mundo’, entendiendo que, en diferentes tradiciones religiosas, se cree que ‘el otro mundo’ es el lugar adonde se va después de morir. Así: “Ya no hay casi esperanzas pues está con un pie en el otro mundo”. Ocurre algo similar con la expresión ‘mandar a alguien al otro mundo’, como sinónimo de “matarlo”.

Algunas expresiones nos sorprenden: ‘ponerse el mundo por montera’ significa no tener en cuenta la opinión ajena ni el qué dirán. Por su parte, irse ‘por esos mundos’ alude a marchar sin rumbo fijo: “Nuevamente, tomó sus cosas y se fue por esos mundos”. Similar es ‘rodar mundo’, expresión coloquial que da a entender que alguien se va de un lado para otro sin establecerse en ningún lugar: “Una vez más, Pedro se fue a rodar mundo”.

Vayamos ahora a los valores de ‘nada’; las primeras definiciones nos dan “carencia absoluta de todo ser, sensación de vacío e inexistencia”: “Teníamos la impresión de que allí era el reino de la nada”. También la ‘nada’ puede ser algo poco importante o aludir a ninguna porción: “Es muy detallista y se preocupa por nada”; “No tomé nada de lo que me ofrecieron”. Como adverbio, ‘nada’ significa el grado mínimo de una cualidad: “Me hizo una propuesta nada agradable”. A ello se vincula la expresión ‘casi nada’ que, por antífrasis, destaca la importancia de lo dicho: “Ganó una beca por tres años, casi nada”.

Si decimos que una persona se va ‘como si nada’, habremos querido expresar que lo hizo de modo impasible: “Tras tremendo anuncio, se fue como si nada”. Decir ‘de nada’ y ‘en nada’ no es igual, pues en el primer caso se usa como fórmula de cortesía, tras un agradecimiento, en tanto que en el segundo significa “en muy poco”: “Después de mi ‘muchas gracias’, me dijo ‘de nada’ con una sonrisa” y “Estuvimos en nada de irnos a una pelea”. También ‘para nada’ significa “en absoluto”: “No estoy para nada conforme con el resultado”.

Al querer destacar la excelencia de algo, puedo usar la locución ‘nada más y nada menos’: “Presidirá el encuentro ese prestigioso catedrático, nada más y nada menos”. Esta expresión puede quedar reducida a ‘nada menos’.

Si se ha producido un hecho nocivo, pero le quiero restar importancia al daño producido, puedo usar la locución ‘no ser nada’: “No llore, hay perjuicios, pero no es nada que no pueda subsanarse”.

* La autora es profesora consulta de la UNCuyo.

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