El peronismo encuentra un motivo para despabilar a su militancia

Un proyecto provincial no seduce por el momento al peronismo mendocion, porque aparece bastante lejano en cuanto a sus posibilidades de éxito ante un radicalismo que se mantiene como favorito para el año próximo.

El peronismo encuentra un motivo para despabilar  a su militancia
PJ Mendoza. Matías Stevanato, Adolfo Bermejo, Emir Félix, Anabel Fernández Sagasti, Roberto Righi, Flor Destéfanis y Martín Aveiro. Prensa PJ

La decisión del peronismo de cerrar filas detrás de Cristina Kirchn0er, luego de conocerse el pedido de condena del fiscal Diego Luciani, tuvo lógica repercusión en cada distrito partidario del país.

En Mendoza, por ejemplo, si bien todos consideran que es muy prematuro comenzar a trazar proyecciones electorales a partir del nuevo escenario, recuerdan, entre los dirigentes más experimentados, que el justicialismo siempre necesita motivos para mejorar su estado de ánimo. En este caso esa oportunidad la dio el “escuadrón de fusilamiento mediático y judicial” que denunció Cristina Kirchner en su puesta en escena desde el Senado. La denunciada persecución a la figura estelar del kirchnerismo.

Hay más entusiasmo en el camporismo, lo que lleva a reconocer más que nunca a sus referentes que el gobierno nacional se había transformado en algo incómodo para los peronistas en general. A nadie, de ningún sector, lo convencía la “falta de alma” de Alberto Fernández y equipo. Nunca había motivos para enamorarse del Gobierno. Cruel reconocimiento.

Sin embargo, la incursión de la Vicepresidenta luego del pronunciamiento del fiscal de la causa Vialidad parece haber devuelto las ganas de ejercer la militancia a muchos que la habían dejado de lado. Es decir, el hecho judicial dio motivos para la pasión política que le estaba faltando a buena parte de la militancia. Es el punto de vista desde el PJ, lógicamente.

Por otra parte, tienden a cerrar filas en el país con el alineamiento forzado al que condujo Cristina Kirchner muchos que ahora comprueban que sin ella no pueden gobernar o gestionar, tanto a nivel de las provincias como de los municipios. Por lo menos en este tiempo.

Ahora casi todos muestran gestos de que pueden soportar gustosos la actual situación. Al respecto, sostienen los más expertos que cuando en el peronismo se dispone marchar en línea con algún referente de peso es porque las condiciones están dadas para que nadie se quede afuera. Una especie de moratoria partidaria para incrédulos o desencantados.

¿Cómo repercute toda esta ebullición en Mendoza?

Vislumbran desde la conducción partidaria local que se está gestando una reorganización significativa en la mayoría de los departamentos. Pero, como se ha dicho, es muy prematuro hacer cálculos electorales. En ese terreno nada cambiaría rápidamente. La mayoría de los intendentes que tiene el justicialismo en la provincia sigue pensando en adelantar los comicios en sus departamentos.

La Cámpora, que ejerce la conducción partidaria, seguramente va a terminar armando el tema electoral, pero por el momento para nada cerca de las perspectivas de triunfo. El fervor por este repentino “efecto Cristina” no arroja soluciones mágicas para tentar al electorado. Si bien se presume que la gestión de Sergio Massa en Economía puede arrojar resultados positivos en los próximos meses, el posible usufructo se verá más en la escena nacional que en esta provincia, donde el PJ no ha tenido las condiciones políticas necesarias como para dar vuelta la sensación de vulnerabilidad con que se fue del gobierno en diciembre de 2015.

También habrá que evaluar qué repercusión tendrá en el cuadro económico de la Argentina que buscan armar Massa y su equipo el conflicto que potencia el cristinismo a raíz del juicio en su contra.

Los liderazgos de los “caciques” mendocinos no van a cambiar y es muy probable que esos jefes departamentales adopten estrategias que les permitan, primero que nada, asegurar el triunfo en sus territorios de los “delfines” que elijan para sucederlos y también mantener su injerencia, pese a que varios de ellos ya no tendrán posibilidades de una nueva reelección sin antes dejar pasar los cuatro años de un período.

Aquellos que vienen ejerciendo el poder desde hace muchos años, décadas en algunos casos, no pretenden perder el control de sus comarcas. Y el anhelo de volver al poder departamental en un futuro no muy lejano tampoco lo pierden fácilmente.

Es que un proyecto provincial no sólo no seduce por el momento, sino que aparece como bastante lejano en cuanto a las posibilidades de éxito ante un radicalismo que se mantiene como favorito para el año próximo, más allá de los síntomas de desgaste que comienzan a observarse luego de casi 7 años de gobierno del eje Cornejo-Suárez.

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