El ser humano utiliza el lenguaje para expresar lo que desea transmitir. Al momento de escribir todos los idiomas están llenos de signos (letras, signos, etc.) a los que asignamos un significado para formar otros. También se apela a abreviaciones o al simple uso de las iniciales como ONU, UCR, o PJ.
Tales cosas no son símbolos, sino signos. “Lo que llamamos símbolo -señala Carl G. Jung- es un término, un nombre o aun una pintura que puede ser conocido en la vida diaria, aunque posea connotaciones especificas además de su significado corriente y obvio. Representa algo vago, desconocido u oculto para nosotros.
Muchos monumentos cretenses, por ejemplo, están marcados con el dibujo de la azuela doble. Este es un objeto que conocemos, pero desconocemos sus proyecciones simbólicas.
Como otro ejemplo, tenemos el caso del indio que, después de una visita a Inglaterra, contó a sus amigos, al regresar a la patria, que los ingleses adoraban animales porque había encontrado águilas, leones y toros en las iglesias antiguas. No se daba cuenta (ni se la dan muchos cristianos) de que esos animales son símbolos de los Evangelistas y se derivan de la visión de Ezequiel y que eso, a su vez, tiene cierta analogía con el dios egipcio Horus y sus cuatro hijos”.
Hay elementos que de acuerdo con la cultura en la que estamos inmersos tienen un significado específico, que difiere de otras.
El arroz en Asia, por ejemplo, es considerado de origen divino. Es para los japoneses el símbolo de la abundancia, debida al vínculo con el Cielo patente en su origen mítico.
El arroz es por esto símbolo de la riqueza, además de abundancia. Es interesante como Occidente tomó dicho simbolismo y por eso mismo se lanzan puñados de arroz a los recién casados.
La leche, en algunas culturas se asocia con el fuego celeste o uránico. Tanto en el Asia central como en la antigua Europa, se consideró como el único elemento capaz de apagar el fuego encendido por el rayo.
Entre los celtas se consideraba a la leche como la bebida de inmortalidad. Además, le otorgaron virtudes curativas: el druida Drostan, recomendó al rey de Irlanda ordeñar ciento cuarenta vacas blancas y derramar la leche en un hoyo central del campo de batalla, para curar a los soldados heridos por flechas envenenadas.
La miel es el símbolo de la dulzura, asociada a la leche, designa la tierra feliz y fecunda, la tierra prometida. Aunque según san Clemente de Alejandría, es un símbolo de la cultura griega, profana.
En las tradiciones órficas la miel simboliza la sabiduría, ya que es el resultado de un proceso generado con perfección y orden por parte de la abeja. Por esto, la tradición asegura que Pitágoras se alimentaba únicamente de miel.
* La autora es historiadora.