El terremoto de 1861: ayuda sanmartiniana desde París

Así, Mercedes y Mariano, dignos hijos del general San Martín, acompañaron a la distancia los esfuerzos del pueblo mendocino ante el cruel terremoto.

El terremoto de 1861: ayuda sanmartiniana desde París
E terremoto de 1861 afectó gravemente a Mendoza.

“Una catástrofe sin precedentes, una inmensa desgracia acaba de destruir la rica y floreciente ciudad de Mendoza en territorio argentino. Casas y monumentos públicos, todos fueron derribados el 20 de marzo por un terremoto. El fuego ha mezclado sus estragos devoradores con esta destrucción. Perecieron miles de habitantes; los desdichados que no perdieron la vida en este gran desastre quedaron heridos, enfermos, mutilados; muchos han sucumbido desde entonces sin ayuda posible, en medio de los escombros; todos están condenados a una angustia desgarradora y una desesperación inexpresable.

Toda la República Argentina, Chile y Montevideo han respondido con un grito de dolor a esta triste noticia, y de todos lados se derraman obsequios patrióticos. Europa, a su vez, afirmará una vez más, con el ardor de su simpatía, ese sentimiento de solidaridad cristiana que hace de la ruina particular de una ciudad una desgracia común.

No dudo pues, señor Editor, que la prensa francesa, fiel a sus generosas iniciativas, abrirá con ansia sus columnas a una suscripción pública en favor de los desdichados sobrevivientes de la población diezmada de Mendoza, y le ruego acepte, con la gratitud anticipada de mis compatriotas, expresión de mis más distinguidos sentimientos.”

Así describía a la prensa francesa el Encargado de Negocios de la República en Francia y yerno del Gral. San Martín, Mariano Balcarce, la dramática situación que imperaba en Mendoza, luego del devastador terremoto del 20 de marzo de 1861.

La publicación de Mariano Balcarce fue parte de la cruzada solidaria que junto a su esposa Mercedes, llevaron adelante a efectos de contribuir con el heroico pueblo de Cuyo, testigo y protagonista de la gesta sanmartiniana. Pueblo que se encontraba ante un nuevo desafío impuesto por las circunstancias, y ante el cual daría muestras del ímpetu que lo caracterizaba.

Mercedes y Mariano transformaron en acciones el glorioso legado del prócer, honraron la cuarta máxima sanmartiniana, una de las normas que el Libertador redactó en Bruselas para la educación de su amada hija: “Estimular en Mercedes la Caridad a los pobres”.

Imbuido de ese patriótico y solidario influjo, Balcarce escribió a su distinguido amigo Bartolomé Mitre, gobernador del por entonces Estado de Buenos Aires transmitiendo los sentimientos que albergaba ante la tragedia: “el horroroso acontecimiento de Mendoza ha contrastado profundamente mi ánimo y conmovido a cuantos han leído esos tristes detalles”. Puntualizó además que Mendoza “reunía la especial circunstancia de haber sido cuna del ejército que dio la libertad a Chile y al Perú, y cuya formación se debió en gran parte a los guerreros y patrióticos sacrificios de sus habitantes”.

Expresaba también que: “cualquiera sea el resultado de estas tentativas, me quedará siempre la satisfacción de haber llenado mi deber de patriota y argentino”.

Ni Mariano ni Mercedes se quedaron en el lamento, pasaron decididamente a la acción. Lo hicieron promoviendo suscripciones en favor del pueblo mendocino recurriendo a los americanos residentes en París, sumando colaboradores como Pedro Gil, José Prudencio Guerrico, Uribarren, Marcó del Pont, Juan B. Alberdi y Otto Bemberg. Asimismo, el matrimonio Balcarce dio el ejemplo aportando 1000 francos a la colecta.

El apoyo no se limitó a los americanos, pues nada menos que el Emperador de Francia, Napoleón III, colaboró con la suma de 2000 francos.

En similar sentido, hizo gestiones con la compañía bancaria más importante de Inglaterra, la Baring Brothers. Ante aquella entidad logró Balcarce una singular presea, obtener 200 francos de la firma que tantos sinsabores había generado a nuestro país a consecuencia del empréstito tomado en 1824.

A través de otras cartas de Balcarce enviadas a Mitre, cuyos originales se conservan en el Archivo y Museo que lleva su nombre, podemos conocer algunos datos de los aportes que se realizaron “...a favor de mis desventurados compatriotas mendocinos, a quienes como yerno del Gral. San Martín me ligan sentimientos especiales de gratitud y cariño”.

Así sabemos que para principios de julio se habían remitido 3100 y 5000 francos a través de la casa comercial de Jaime Llavallol en Buenos Aires y que la recaudación total superaba los 11 mil francos. Sabemos también que viejos amigos del Libertador participaron de la cruzada, como el encargado de negocios de Chile, Francisco Javier Rosales, que colaboró con 500 francos, Manuel y José Prudencio Guerrico que aportaron 250 o el notario Huiller, en cuya escribanía el Libertador depositó su testamento, acompañó con 20 francos.

En forma detallada y minuciosa, Balcarce, rindió listas de los suscriptores, por importes desde los 2 francos que llegaban de diversos lugares de Francia, todo sumaba para la reconstrucción de Mendoza.

Así, Mercedes y Mariano, dignos hijos del general San Martín, acompañaron a la distancia los esfuerzos del pueblo mendocino, que, conocedor y rebelde ante la adversidad, iba a revertir con su esfuerzo y la solidaridad de propios y extraños los estragos del terremoto.

Ambos esposos estuvieron a la altura del legado sanmartiniano y, sin saberlo, contribuyeron a reconstruir la tierra que sería su última morada, pues sus restos descansan en la Basílica de San Francisco desde 1951.

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