Sergio Massa siempre consideró que es imposible que la Argentina despegue si permanece de espaldas al mundo desarrollado y, por lo tanto, sin ofrecer posibilidades a quienes deseen invertir en el país. Eso explica en gran medida su nombramiento al frente de Economía ante la situación límite a la que se había llegado.
La labor que en estos días le tocó cumplir en Estados Unidos es acorde con su convencimiento., que, en mayor o menor medida, pasa por adoptar un cambio de eje metodológico, una necesaria adaptación a una suerte de internacionalismo que obliga al peronismo, en todas sus vertientes, a salir de su corsé ideológico. ¿Una doctrina histórica que se agota? Probablemente pocos se animen a asegurar eso, pero sí queda claro que Massa sigue considerando que el camino favorable es de cara al mundo.
De todos modos, el desafío no es de fácil resolución. Seguramente Massa sabe bien que eso será así mientras la economía no le dé respuestas palpables al día a día de la Argentina. La enorme inflación y la sensación de que el dinero se vuela de las manos constituyen el peor antecedente para un político que debe tener qué ofrecer para quedar a flote de un derrumbe político como el que sobrelleva el gobierno al que pertenece.
De todos modos, es cierto que sobrevuela la sensación de una especie de primavera económica que se complementa con la buena sintonía que se advirtió hacia el ministro de Economía en su visita a Estados Unidos. El escenario seguro se repetirá en Europa, ante el Club de París, y en los destinos asiáticos que lo aguardan.
Luego de esta extensa introducción sobre la incursión del massismo en el Gobierno, tratemos de observar la repercusión local. Con caras nuevas, o por lo menos no tan desgastadas políticamente, cabe imaginar el futuro cercano del massismo en nuestra provincia. Habrá, seguramente, dirigentes que puedan sumarse si los logros económicos del referente del Frente Renovador resultan realmente trascendentes. Por ahora sólo hay que hablar de una estrategia de política económica para atenuar una caída abrupta que hasta hace algunas semanas parecía imposible frenar.
De acuerdo a los resultados que se puedan ir viendo en el manejo de la economía, en el massismo, aquí y en general a nivel nacional, se podrá volver a plantear el sueño de una candidatura para su líder el año que viene.
Además de la estructura que se muestra a diario, en nuestra provincia las huestes massistas tienen una para nada discreta serie de nombres de dirigentes que fueron o siguen siendo cercanos al líder del Frente Renovador. Por lo tanto, si llegan a producirse logros en las políticas implementadas y que dejen algún rédito de imagen para el tigrense, el armado local puede llegar a generar bastante movimiento puertas adentro del PJ y el elenco multiplicar sus integrantes.
Una foto importante logró en la semana el massismo con la llegada a Mendoza de los funcionarios nacionales que impulsan el retorno del tren de pasajeros. Es un área nacional que conduce el massismo desde el arranque del actual gobierno, pero que suma trascendencia a partir de la incorporación del líder del sector al gabinete nacional. Antes Transporte era como una módica porción que le correspondía al socio minoritario del frente gobernante; ahora es un área directamente enlazada con quien se constituyó necesariamente en el funcionario vital del Gobierno.
La foto del encuentro en Maipú mostró a peronistas que siempre vieron con afecto a Massa y otros, como es el caso de Jorge Difonso, que mantuvieron cercanía con él aun integrando en nuestra provincia otros espacios. Por otra parte, el sancarlino viene bregando por el tema ferroviario en esta provincia y su propuesta de master plan es anterior a la llegada del massismo al gabinete.
Adolfo Bermejo y el intendente Stevanato también dijeron presente desde un justicialismo que no se aleja de los K pero que se puede mover cómodamente en el escenario que llegue a plantear el Frente Renovador.
Se ha dicho en varias oportunidades que en el actual contexto nacional el PJ mendocino corre desde muy atrás si se realizan proyecciones electorales para el año próximo y pensando en la sucesión de Rodolfo Suárez.
Hay dirigentes que hacen esfuerzos para que el PJ retome protagonismo y, como parte de esa estrategia, hay predisposición de la conducción (Fernández Sagasti, Ilardo, entre otros) para incomodar de tanto en tanto al gobierno radical local con asuntos que por lo general plantea el propio oficialismo. Ahora es el turno de la reforma en el funcionamiento de la Corte y hace poco retumbó el conflicto por paros de docentes y otros sectores estatales, hasta que el Ejecutivo encontró el número justo para frenar todo en paritarias, además del desgaste lógico que para la dirigencia gremial supone encarar medidas de fuerza extensas.
Por eso habrá que observar qué evolución tiene en los próximos meses la figura del ministro de Economía. De ello dependerá, seguramente, que el massismo pueda adquirir protagonismo a la hora de discutir candidaturas locales y competirle, por qué no, a la ya tradicional interna entre un kirchnerismo que ha sumado derrotas y una mayoría de intendentes que no logran posicionar una figura provincial con claro liderazgo.
