El viento Zonda y la ceremonia final de los Juegos Olímpicos

Me pasó igual con la ceremonia final de los Juegos. Como el Zonda, desde que empieza se desea que termine. La fiesta del cierre: música opresiva, oscuridad, confusión, el caos inicial. Momias saliendo de sus sepulcros, un mundo de muertos sin redención. Me pregunto entonces si en este festivo final no debió convocarse a un futuro olímpico más esperanzador para los jóvenes deportistas.

El viento Zonda y la ceremonia final de los Juegos Olímpicos
Cierre Juegos Olímpicos en Francia

El viento Zonda de las primeras semanas de agosto trajo daños y molestias de rigor en esta geografía. En las cercanías de mi domicilio una gruesa rama cayó sobre la reja de una casa y la torció. Al ir a mirar, observo que, al lado mismo, la baranda metálica que cruza el canal está también malamente torcida. Ante la posibilidad de que se registre como obra del mismo viento, aclaro que esa baranda está así desde hace más de veinte años, cuando un auto que circulaba de norte a sur por el carril oeste de la calle, la cruzó a toda velocidad y acabó enganchado en la baranda. De no ser por la presencia de los árboles, quienes esperaban el colectivo o circulaban a pie podrían haber sido impactados por el vehículo.

De todos modos, y aunque el Zonda sea un fenómeno natural y que para contrarrestarlo se plantaron las famosas “trincheras” de árboles, lo cierto es que hubo que sobrellevarlo.

Me pasó igual con la ceremonia final de los Juegos. Como el Zonda, desde que empieza se desea que termine.

Mi impresión: la más descarnada puesta en escena de cómo son las cosas. El orwelliano Gran Hermano y Gladiador. Que ya no muere en el combate, gracias al cielo, y su desempeño nos tuvo totalmente fascinados.

La fiesta del final: música opresiva, oscuridad, confusión, el caos inicial. Momias saliendo de sus sepulcros, un mundo de muertos sin redención.

El futuro que se promete parece estar en el famoso viaje a Marte. Inevitablemente recordé aquella ficción literaria en la que, ante el aumento de la población, la solución es enviar al espacio a los humanos al cumplir 75 años.

Toca el piano una momia pianista con lucecitas rojas por ojos que escruta todo, e infinidad de citas (guiños) como ésta, adaptadas a lo que marca el guion.

La de L’apres midi, d´un faune basada en la foto de Nijinsky, me puso triste.

Aunque todo se mezcla hasta el agobio, me pareció que la idea conductora sale del relato de la Creación -versión maya-, (el tocado de plumas es inconfundible) pero que a la vez es El Dorado. O sea, un demiurgo capitalista.

En el año 2012 fue moda el tema del Apocalipsis maya (Mi nota: Los Andes 19 y 20 febrero de 2013).

El cambio climático, o, mejor expresado: el calentamiento global, era ya un tema ampliamente debatido en todo el mundo científico.

Me pregunto entonces sí, en este festivo final no debió ahorrarse un poco de energía y convocarse a un futuro olímpico más esperanzador para los jóvenes deportistas.

Cambio de Canal. En el 9 de Mendoza estaban los Simpsons, tratando de festejar la Navidad. Es decir, “seguir creyendo en los Reyes Magos”. Van al Municipio del pueblo, Springfield (¡), que tiene un letrero que dice: “en este pueblo nos liberamos de la religión en 1931″. Después de la risa catárquica, me fui a regar mis macetas.

* La autora es docente universitaria jubilada.

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