El 22 de octubre, el mismo día que tuvo lugar la primera vuelta presidencial en Argentina, se realizaron las primarias de la oposición venezolana para la presidencial que tendrá lugar en 2024. Ganó en forma abrumadora María Corina Machado. Se trata de una dirigente que ha trabajado activamente desde su juventud, hace casi dos décadas. Su crecimiento político se vio demorado por los liderazgos fallidos de Henrique Capriles, Leopoldo López y Juan Guaidó. El gobierno de Nicolás Maduro, que cumple diez años, permitió las primarias para elegir el candidato único, negociando con la oposición, pero sobre todo con los Estados Unidos. Por permitir esta elección interna, Washington flexibilizó sanciones económicas en el campo de la comercialización de petróleo y el congelamiento de las reservas en oro venezolanas depositadas fuera del país. Pero la justicia venezolana, controlada por Maduro, ha emitido un fallo cuestionando la validez de la elección opositora, argumentando diversos pretextos.
El domingo 29 de octubre tuvieron lugar elecciones regionales y municipales en Colombia, al cumplirse catorce meses de gobierno del presidente Gustavo Petro. Fue el primer test electoral de su gestión. Se confirmó un principio general: el rápido desgaste que suelen tener los nuevos gobiernos, más allá de su orientación ideológica. También se pusieron de manifiesto las limitaciones que encuentra el progresismo latinoamericano para resolver los problemas inmediatos de la población, centrados en la economía y la inseguridad que genera el crimen organizado. Los resultados de Petro en su política para avanzar en el proyecto de “paz total”, negociando con los remanentes de la guerrilla representados por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), las disidencias de las FARC y los restos de paramilitares, no han tenido el éxito esperado. A ello se sumó el caso de corrupción que afectó a su hijo, que redujo la credibilidad del presidente en su propio electorado. En los días previos a la elección, la postura del presidente colombiano en el conflicto en torno a Gaza, interpretada como pro palestina, sumó nuevas críticas. La oposición, aunque dividida, ganó la mayoría de las gobernaciones y los municipios, incluido el de la capital, Bogotá, que fue gobernada por Petro y que constituyó su plataforma de lanzamiento político nacional. Surge una figura con posibilidad de liderar la oposición: el nuevo alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán. Representa al tradicional partido liberal y es hijo de un candidato a presidente asesinado por el narcotráfico durante una campaña electoral. En torno a la elección se registraron incidentes violentos tanto en centros electorales como en alcaldías. Petro claramente ha salido debilitado de esta elección, cuando todavía no ha transcurrido la mitad de su mandato.
El 17 de diciembre se realizará el referéndum para intentar aprobar un segundo proyecto de reforma constitucional en Chile. Meses atrás, el primer proyecto, aprobado por la mayoría que tenían en la Constituyente las fuerzas progresistas que apoyan a Gabriel Boric, fracasó. Aunque se trataba de sustituir a la constitución del régimen de Pinochet que continúa vigente, las fuerzas de derecha que se han reconstituido y tienen a José Antonio Kast como primer referente, se impusieron y lo rechazaron. En líneas generales representaba un modelo de centroizquierda. Estas mismas fuerzas políticas ganaron la elección de constituyentes para la sanción de un nuevo texto constitucional. Fue aprobado por los nuevos constituyentes un proyecto que puede ser considerado de centroderecha, que mantiene la orientación económica de la vigente. El referéndum se realizará con voto obligatorio. El oficialismo probablemente juegue a una baja concurrencia que deslegitime el propio referéndum que convoca, en pos de que el voto positivo no alcance la mayoría necesaria para ser aprobada. El malestar contra el gobierno de Boric es creciente por diversas causas: una economía que crece menos, el aumento de la delincuencia y múltiples problemas migratorios (inmigración venezolana y haitiana y la comunidad de palestinos, que es la más importante en el mundo).
El 3 de febrero de 2024 tendrá lugar la elección presidencial en El Salvador y EEUU ha advertido al presidente Nayib Bukele por su reelección, ya que la constitución no la permitiría. Pero el presidente, que podría tener un triunfo abrumador, superando incluso el 80%, seguirá adelante con su candidatura. Pero será la segunda vuelta de la elección presidencial Argentina el 19 de noviembre, la que tendrá mayor incidencia en la orientación ideológica de la región. Las fuerzas progresistas latinoamericanas ven en el eventual triunfo de Sergio Massa, el candidato que es al mismo tiempo el ministro de Economía de un país en crisis, con 140% de inflación anual y 45% de pobreza, como el mejor candidato posible. La oposición de centroderecha y derecha ha comenzado a unificarse con dificultades. Cabe recordar que cinco de los últimos seis balotajes realizados en América del Sur se resolvieron por diferencias muy estrechas. La elección argentina parece estar tomando esa dirección. Para el presidente brasileño Lula da Silva, de hecho el líder del progresismo en la región, el triunfo de Massa es muy relevante cuando se producen diversos triunfos del centroderecha, como los que han tenido lugar recientemente en Colombia y Ecuador, cuyo nuevo presidente asume el 1° de noviembre, que marcan una tendencia antagónica a la dominante.
Pero el resultado de la segunda vuelta de la elección presidencial argentina que tendrá lugar el 19 de noviembre, es la que volcará la tendencia regional hacia el centroderecha o el centroizquierda, dada la significación del país.
* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.