La política partidaria no descansa y pasa por encima de toda promesa de respetar el año no electoral sin hablar de candidaturas, alianzas, etc. Es que el político medio argentino vive pendiente del movimiento de piezas en los tableros electorales. Y la crisis económica y social creciente potencia las especulaciones y predispone al ensayo de variantes a los actores políticos que deben someterse, dentro de 1 año largo, al veredicto de las urnas.
Arrancamos con el Frente de Todos, oficialismo nacional en crisis y principal oposición local, también en crisis por la dura derrota electoral sufrida el año pasado, entre otros factores por culpa de los desaciertos a nivel nacional. Luego de la dura derrota electoral le costó muchísimo a la dirigencia justicialista local rearmarse. En un primer momento los distintos cuadros del PJ no supieron aprovechar el paso al costado que dio Anabel Fernández Sagasti, reelecta como senadora nacional pero cara visible del armado que llevó su partido a otra derrota en serie en esta provincia, con porcentajes cada vez más bajos.
Con sutileza la joven referente cristinista dejó en claro entre los dirigentes de su partido que no tiene por el momento la intención de volver a pelear por la gobernación, como en 2019. Es lógico: tiene mandato hasta 2027 en el Senado y es el brazo derecho legislativo de Cristina Kirchner.
No surge un referente fuerte que se anime a pilotear al peronismo mendocino hacia una elección convincente. No importa tanto volver a ganar la conducción de la provincia, sino, especialmente, obtener un porcentaje de votos más que decoroso, algo que el PJ viene perdiendo aquí en cada elección desde 2013.
Ante ese panorama nada alentador, hay quienes, desde una vereda opuesta a la del kirchnerismo, se animan a proponer para la conducción política y eventual candidatura a algún histórico que se anime a intentar reencarrilar a una dirigencia tan golpeada. No dan nombres todavía, sino que hablan de intentar armar otra vez un peronismo con bases provinciales claras, como supo tener el PJ en los tiempos de la recuperación democrática y hasta la muerte de Mazzón.
¿Y los intendentes? Los “caciques” departamentales saben de sus limitaciones para encontrar entre ellos un liderazgo provincial fuerte y por lo tanto no ven con desagrado cualquier otro intento que surja y que otorgue posibilidades de competir con fuerza en la provincia y en los municipios, en especial en los que conduce el PJ.
“Los muchachos hasta ven con posibilidades de ser una alternativa al radicalismo gobernante a De Marchi, con el que varios tienen buen trato. Pero nada es posible estando Omar siempre tan cerca de Macri”, comentó un cotidiano observador del devenir peronista mendocino.
A propósito de De Marchi, con su equipo sigue trabajando en el plan de desarrollo para Mendoza, que tendrá en el corto plazo su presentación. No se habla de candidaturas en el Pro local, pero ese programa constituirá una plataforma de lanzamiento 2023.
Mientras tanto, no se puede hablar de clima de ruptura dentro de Cambia Mendoza en lo que atañe a la relación entre la UCR gobernante y Pro. Pero sí se advierte que la relación del “macrismo” con el radicalismo, en especial con Cornejo y su entorno, no es para nada cordial. Los cercanos a De Marchi hablan de cierto recelo del líder radical por el protagonismo que va adquiriendo el diputado nacional macrista, pero se sorprenden porque -sostienen- en líneas generales no ha habido grandes críticas a la gestión de Suárez y lo que pretenden es que se instale un “liderazgo positivo”, es decir, con protagonismo de todos. Sutil apreciación para dejar marcada una diferencia de estilos con respecto a Cornejo y su orden interno.
Por otra parte, es bueno observar que en el armado político que De Marchi tiene en construcción en la provincia mucho dependerán los pasos que vayan dando camino a las elecciones los distintos referentes de la UCR y PRO en el orden nacional.
Sin llegar a hablar de una ruptura en la coalición, el simple hecho de que ambos partidos puedan llevar sus fórmulas presidenciales a las PASO del año próximo le serviría mucho a De Marchi y su dirigencia para adoptar una postura similar aquí con respecto al radicalismo gobernante con el rótulo de Cambia Mendoza.
Si bien el diputado macrista ya compitió en las últimas primarias contra Suárez, el escenario político es ahora bastante diferente; el arrastre nacional puede incidir mucho más.
Y si de incidencias se trata, despierta mucha curiosidad la próxima visita del principal referente libertario del país, Javier Milei, que llega principalmente apoyado por el Partido Demócrata. El líder liberal porteño es ya un claro referente nacional, autoproclamado candidato presidencial y conocido en todo el país. Las mediciones lo ubican en claro crecimiento.
¿Serán los demócratas (los que conducen el partido, no los frentistas, que integran Cambia Mendoza) la pata local del sector Milei? Sería lo lógico en virtud del empuje que el viejo partido le está dando a su proyección. Pero también se comenta que el libertario porteño tiene muy buena consideración por De Marchi, tanto en el plano político como en el económico. Aunque el armado tipo coalición que pueda llegar a hacer éste en la provincia podría ser un condicionante para el estricto “pedigrí” libertario.
Mucho para conjeturar de cara a un proceso electoral aún muy lejano.