En recuerdo de Raúl Sanmartino, dirigente del Centro de Bodegueros

El periodo en que fue presidente del Centro de Bodegueros fue el peor de la industria, pero sus claras ideas en favor del libre mercado fueron defendidas con fuerza y poco después se impondrían.

En recuerdo de Raúl Sanmartino, dirigente del Centro de Bodegueros
Raúl Sanmartino, dirigente bodeguero

Hace unos días, el 6 de marzo, falleció Raúl Sammartino, una persona que merece ser recordada en estas líneas. Fue presidente del Centro de Bodegueros de Mendoza a mediados de la década de los 80, en circunstancias muy críticas para la industria vitivinícola.

Había nacido en 1938, estudió Derecho, carrera que no terminó faltándole unas pocas materias para recibirse. Estaba vinculado a la industria vitivinícola por parte de la familia materna, Pincolini, y siendo muy joven aún se había hecho cargo de la administración de una planta de fraccionamiento de vinos en Buenos Aires.

También a mediados del siglo pasado su familia había constituido una empresa de perforaciones para extraer agua subterránea en la década que esta técnica permitió una amplia extensión del área cultivada, especialmente de vid, tanto en Mendoza, como en San Juan y La Rioja.

Por los ´80 ocupó la Gerencia General de Bodegas El Globo.

Es necesario precisar algunas características que vivía la vitivinicultura en esos tiempos. A partir del año 80 se comenzó a desplomar el consumo interno de vinos, prácticamente el único mercado, ya que la exportación era insignificante.

Estos factores llevaron a un exceso de oferta de vino. El gobierno provincial de entonces, tenía un diagnóstico equivocado, suponía que el exceso de oferta se debía a la conducta fraudulenta de los bodegueros, al “estiramiento”, (agregado de agua al vino). Este diagnóstico equivocado llevó a tomar medidas regulatorias, como bloqueos, prorrateos de despachos, modificación de la fecha de despachos, cambios en la relación uva-vino, etc.

Raúl había integrado el directorio del CBM en varias oportunidades y fue electo presidente para el periodo 1984-87. Como presidente del CBM se opuso tenazmente a aquel pernicioso intervencionismo que no sólo no solucionó el problema, sino que condujo a la erradicación de 100.000 ha de viñedos de la mejor calidad.

Sin duda el periodo en que fue presidente del CBM fue el peor de la industria, pero sus claras ideas en favor del libre mercado fueron defendidas con fuerza y creo que en esos tres años comenzó a divisarse que la solución era una drástica reconversión del sector para pasar de la cantidad a la calidad, del mercado interno a la exportación. El papel de RS fue fundamental en este proceso.

Siendo gerente del El Globo donó un busto de Antonio Tomba que se conservaba en la bodega de su nombre. En aquellos momentos se difundía la idea de un universo del vino como hecho cultural. La compresión de Raúl de esta cuestión se concretó en la donación del busto de Antonio Tomba, acompañando la gestión del cónsul de Italia Luigi Caltagirone para crear una plazoleta en el barrio Trapiche con su nombre. Es lo único que queda de la maravillosa estructura arquitectónica de Rivadavia y San Martín.

Gran aficionado a la pesca, iba al Sur del país y volvía con enormes truchas, que preparaba y cocinaba. Recuerdo una ocasión en la antigua casa de la Bodega Santa Ana, una trucha estupendamente preparada, acompañada con exquisito vino Valsemina (hoy syrah), en una reunión de Directorio del CBM.

Estaba casado con Ana María Arnut, hija de un destacado médico de Rivadavia. Un cuñado suyo, Horacio Arnut, fue legislador provincial y dirigente del PD, ideario que Raúl compartía.

Hace muchos años sufrió un ACV que le afectó la vista y le impedía la lectura, de la cual era muy aficionado. Caminaba todas las mañanas y se lo podía ver -delgado, recto- por las calles de la Ciudad.

Hombre amable, cordial, moderado, sencillo, austero. Tuve el honor de colaborar con él en el CBM. Se ha ido un verdadero mendocino de bien.

* El autor es licenciado en Ciencias Políticas.

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