El conflicto entre Venezuela y Guyana por la soberanía de la región de Esequibo siguió escalando a partir del 3 de diciembre, cuando se realizó el referéndum en el primer país. Cada vez es más claro que Maduro encuentra en la exaltación del nacionalismo venezolano una estrategia para manipular al electorado, a diez meses de la elección presidencial que tendrá lugar el 13 de octubre de 2024. Los sondeos hoy le son desfavorables. Corina Machado, la candidata electa en las primarias de la oposición realizadas el 22 de octubre de este año, se impondría si las elecciones fueran libres contra cualquier candidato del chavismo.
La detención de los colaboradores directos de Machado, así como de varios dirigentes de la oposición acusados de “traición” por no haber promovido la concurrencia a votar en el referéndum, es una jugada de Maduro que muestra su intención de retener el poder, aun a riesgo de desconocer las conversaciones con Estados Unidos y sus aliados para levantar las sanciones económicas a cambio de elecciones libres. Estos acuerdos fueron logrados en Barbados con la participación de Noruega.
Se espera que ahora la Administración Biden suspenda su ejecución, lo que complicaría la leve mejora económica lograda en los últimos meses. Machado, por su parte, cree que podría beneficiarse de la persecución iniciada por Maduro contra su equipo y sus dirigentes. A su vez, el gobierno venezolano evita detenerla -lo mismo hizo con Juan Guaidó- para no potenciar su figura en este momento.
La posibilidad de un escenario bélico en esta crisis aumenta a medida que transcurren los días. Después del referéndum, Maduro creó una “zona militar” con jurisdicción sobre Esequibo, que es el 70% del territorio de Guyana y donde vive un séptimo de la población del país. Venezuela ha desplazado tropas a la frontera, dispuestas en posiciones amenazantes para Guyana. La capacidad militar de Venezuela es inmensamente mayor a la de este país, cuya población es de ochocientos mil habitantes.
La estrategia del presidente guyanés, Irfaan Alí, es buscar la intervención de Estados Unidos para enfrentar la amenaza militar que representa Maduro. Las Fuerzas Armadas venezolanas tienen más de trescientos mil hombres y las de Guyana no llegan a cinco mil. El Comando Sur de los Estados Unidos, con sede en Miami y bajo el mando de la generala Laura Richardson, es el instrumento estadounidense para operar en esta crisis. El ejercicio militar conjunto que dirigió en julio en territorio de Guyana estuvo relacionado con la amenaza de anexión que plantea Venezuela. Participaron entonces veintiún países, entre ellos cuatro que hoy forman parte de la OTAN: Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Francia. El segundo fue la potencia colonial en Guyana hasta que le dio su independencia en 1966. En cuanto a la última, cabe señalar que la Guyana Francesa sigue siendo un territorio de ultramar francés. Este ejercicio incluyó operaciones terrestres, aéreas y marítimas.
Entre el 7 y el 9 de diciembre, los días posteriores al referéndum, se realizaron ejercicios militares entre fuerzas estadounidenses y de Guyana, especialmente en el ámbito aéreo. Venezuela ha hecho saber que aspira a tener una base militar en Esequibo. Por su parte, Guyana ha planteado la necesidad de que Estados Unidos instale una base militar en Esequibo. En cuanto a Brasil, tras el 3 de diciembre desplazó tropas, incluyendo blindados, al estado de Roraima, fronterizo con Guyana.
Pero la realidad es que el interés geopolítico en esta región se ha incrementado significativamente por el reciente hallazgo de petróleo. En 2015 fue descubierto en el Mar Caribe, frente a las costas de Guyana.
Pero la preocupación militar estadounidense gira alrededor del riesgo de que países ajenos a la región, como Irán o Rusia, utilicen el conflicto para crear un frente contra Estados Unidos en su propia región de influencia. La guerra de Ucrania con Rusia es un conflicto que domina la región euroasiática. El de los palestinos e israelíes en torno a la Franja de Gaza se extiende a los países árabes y en menor medida al mundo musulmán. La región de Sahel en el centro de África muestra inestabilidad, de la cual se está beneficiando Rusia y perjudicándose Francia, al ex potencia colonial en la región. Mercenarios rusos actúan militarmente en países como Mali y Níger e intervienen en la explotación de recursos naturales y en el tráfico ilegal de los mismos.
Irán ha sido un país clave, a través del cual Venezuela ha podido evadir los efectos de las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados. Para la inteligencia estadounidense, hay cientos de mercenarios rusos también en Venezuela, que avanzarían militarmente para apropiarse de la explotación de la minería ilegal en la frontera entre Venezuela y Esequibo, al estilo de lo que realizan en Siria y el Sahel. En última instancia, podría crearse una zona de inestabilidad en una región estratégica, que es el norte de América del Sur, que integra también el Caribe.
El gobierno brasileño teme que una escalada militar en Esequibo derive en una presencia militar más relevante de Estados Unidos en la región. Lula ha planteado una mediación a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que tuvo lugar el 14 de diciembre en San Vicente y las Granadinas, cuyo presidente preside este año este grupo. Pero Lula decidió no asistir.
Sorpresivamente, Maduro y Alí decidieron frenar la escalada y volver a reunirse en el primer trimestre de 2024. Más que una desescalada, parece una tregua frágil.
* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.