Me quiero referir a los temas tratados en diario Los Andes, el 30 de marzo y 6 de abril pasados, referentes al cruce a Chile y el servicio de tren Palmira – Buenos Aires.
Respecto al primer tema, resulta incomprensible que haya personas que deciden disfrutar de unas mini vacaciones, o hacer un tour de compras, y en lugar de ser un paseo agradable, la cosa empieza siendo un suplicio. Ni qué decir si en los vehículos viajan personas mayores o niños.
Más incomprensible es cuando todos los mendocinos sabemos que tal problema lleva muchísimos años sin resolverse. Es decir, no es una sorpresa para nadie, que se van a topar con una espera larguísima en la aduana. En algunos momentos se adujo que el problema de las grandes demoras estaba en tener infraestructuras obsoletas, tanto de éste, como del otro lado. Y a tiempos diferentes, se hicieron grandes edificios.
Pero aún con nuevas y grandes construcciones, las prolongadas demoras continuaron. Parece que a nadie se le dio por pensar que las demoras son ocasionadas por el “proceso de control”. Pasar al Uruguay lleva escasos minutos. Poner un dedo en un aparatito que lee las huellas digitales, una fotito que le saca el empleado que nos atiende, un paso por un scanner que controla el equipaje… y listo, ya estamos dentro de Uruguay.
Aquí en cambio nos modernizamos “unificando controles”. Para ingresar a Chile, y salir de Argentina, el control lo hacen los chilenos, en Los Libertadores. Mientras que para regresar de Chile y volver a Argentina, el control lo realizan los argentinos, en Horcones. Pero no podía ser tan mágico, en ambas aduanas, en la misma casilla, hay dos empleados sentados, uno al lado del otro. Y cada uno carga los mismos datos en su ordenador. ¿No podrían haber diseñado un único programa de control, que compartan ambos países? Ahí se duplican los tiempos. Si hay tecnología para entrar al Uruguay, ¿por qué no la hay para entrar a Chile? ¿Y la revisión que hace el personal chileno del SAG? Ni que se fueran a contrabandear drogas. Parece que la existencia del Mercosur, aun cuando Chile no es país miembro como Uruguay, sino asociado, no sirve. En la Unión Europea no existen controles de ningún tipo en las fronteras de los países miembros.
Respecto al segundo tema, debemos empezar por recordar qué gobierno fue el que rifó, mal vendió o destruyó los ferrocarriles, principalmente, aquellos que tenían como destino poblaciones del interior del país. Otro gobierno del mismo color político, años después, trató de revertir lo realizado por aquél, pero sin grandes inversiones. Y así fue que, alguien que no rindió cuentas de sus acciones, antes de irse a vivir al exterior, inauguró un tren viejo, al que solo se le pintó la cara y permitió que transite sobre obsoletas vías, con la gran posibilidad, de que se produzcan accidentes como la “Tragedia de Once”. La Justicia debiera investigar y buscar responsables entre las autoridades que oportunamente, por razones solamente políticas, reinauguraron un recorrido ferroviario, sin las debidas inversiones y modernizaciones.
Por un lado, resulta chocante que un pueblo no reaccione ante estos hechos deshonestos, y por otro, que reclame que las autoridades provinciales no “hayan sido cómplices” de tal estafa. Ahora se entiende el dicho… “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, Y yo diría el que ha votado…
Es de desear que una vez el pueblo madure, y no se comporte como los políticos, que un día están de un lado y al otro, en la vereda de enfrente.
* El autor es Ingeniero Civil Jubilado, ex funcionario en empresas de servicios del Estado y ex profesor universitario.