El actual presidente, durante su campaña prometió aumentos del 20% para los jubilados. No solo no cumplió sino que hoy se aplica un índice de ajuste que es inferior en 50% al que existía anteriormente.
Si se hubiesen aplicado los incrementos de la anterior ley, hoy el mínimo seria de pesos 52.100 y no como en la actualidad de pesos 32.000.
Esto significa que hemos perdido nada menos que el 70% solo desde que asumiera Alberto Fernández.
Si a los pesos 32.000 actuales se le aplica el 70% de aumento arroja una cifra como la que se habría aplicado con la ley anterior. Este no es un tema de pequeña politiquería, sino una realidad que surge de los números.
Manifestamos, una vez más, que los aumentos no deberían aplicarse en forma pareja a todos los ingresos por resultar francamente inequitativos y generan mayores diferencias a favor de los que más ganan. No es lo mismo aumentar el 20% a una jubilación minina, que serían $6.000 que a quien perciba 1.000.000 que dará $200.000 de incremento.
El caso más evidente de esta desproporción a favor de quienes más ganan, son las pensiones de la actual vicepresidente, Cristina Kirchner, a quien si se aumentara el 20% pasaría a ganar pesos 3.800.000 mensuales, nada menos que el equivalente a más de 100 jubilaciones.
Creemos que debe establecerse una escala descendente. Aumentos de 70% para quienes ganan menos de pesos 100.000; del 50% para quienes perciben entre 100.000 y 200.000 pesos; del 25% para quienes cobran entre 200.000 y 300.000 pesos; del 10% para los que están entre 300.000 y 500.000 pesos y del 5% de 500.000 a 700.000 pesos. Para montos superiores no habrá aumentos. Creemos que es suficiente con lo que ganan y acaban de recibir de incrementos.
Esta tabla conlleva la justicia de nivelar de abajo hacia arriba, no generando más diferencias entre quienes perciben menos y los privilegiados que más ganan que se benefician enormemente con cualquier aumento, por mínimo que sea.
Por otra parte, si se analizan los números resultantes se advertirá que para todos representa un monto similar al que deberían estar ganando si se aplicara la que en su momento fuera la tan cuestionada ley de reforma previsional.
La gran mayoría de los jubilados y pensionados están pasando situaciones de verdadera miseria, y desesperación.
No es justo seguir beneficiando a los que más ganan incrementando la brecha entre pobres y ricos.
Argentina, según el índice Mercer de Australia, está en último lugar en calidad de vida de sus jubilados (salvo los que tienen ingresos elevados que son el 5%) entre 56 países medidos.
Si llevamos los ingresos a valor dólar, advertimos que hoy es cuando menos ganamos los jubilados en la historia. La mínima apenas supera los 150 dólares. Recordemos las movilizaciones de Norma Pla cuando increpo al ex ministro Domingo Cavallo y le reclamó que ella apenas percibía 200 dólares frente a los 10.000 del funcionario. ¿Qué tendríamos que hacer ahora?
Ante los nefastos efectos de la continua inflación que nos afecta desde hace años, en el caso de los jubilados se agrava por la necesidad de adquirir remedios y otros elementos, que suben más que otros precios.
Surge entonces la pregunta ¿hasta cuándo nos van a seguir castigando impunemente a los jubilados que hemos aportado durante 30 o 40 años para tener una jubilación digna y móvil tal como ordenan la Constitución Nacional y numerosos fallos de la Corte Suprema de Justicia?
Quienes hoy son oposición prometieron “ser la voz de los jubilados en el Congreso Nacional”.
Esperamos que cumplan cuanto antes.
A los actuales gobernantes les solicitamos que dejen de generar diferencias a favor de los que más ganan, aunque sean sus amigos.
Solo así se hará un poco de justicia.
*El autor es presidente del Partido de los Jubilados