¡Hola!

En época de pandemia hemos variado hasta el saludo. El de palabra sigue siendo el más usado pero el abrazo, manifestación de amistad, dejó de usarse.

¡Hola!
Imagen ilustrativa / Archivo.

El saludo es algo habitual en nuestro andar cotidiano. Nos asombraríamos de todas las veces que saludamos en cada uno de nuestros días. El “hola” del teléfono es un modo de saludo; una expresión que nos lleva a comunicarnos.

Según el Real Academia Española, la palabra hola es una voz expresiva que podría estar relacionada con el inglés hello y el alemán hallo. Corominas la considera también una voz de creación expresiva y la relaciona además con el español hala. La primera referencia de la palabra hola de la que se tiene constancia en español data de 1552.

Es un signo de buenas ondas. Decir “hola” es decir “qué bueno que te encuentro”, “me halaga enfrentarme con vos”. Usamos el “hola” en un sinnúmero de casos y lo registramos como señal de placidez.

También saludamos con otras palabras: un “buen día”, cuando la mañana, un “buenas noches” cuando las sombras nos han cubierto.

Tal vez por la velocidad en que vivimos en estos momentos (¿Se puede medir la velocidad de vida?), o tal vez porque nos gusta simplificar las cosas, no decimos las frases en su totalidad, no las expresamos con todas su letras.

Entonces, en vez de decir “Buen día” decimos “Endía” que no es ni siquiera una palabra. En vez de decir “hasta mañana” decimos “Ta mañá”, en vez de decir “Hasta luego” decimos “Ta lué”, que no tiene significación alguna.

Acortamos el saludo, lo talamos, le amputamos algunas letras. Pero el saludo está y es iniciador de cualquier conversación. La charla, cualquiera, se inicia después del saludo.

Ahora, en plena época de pandemia, hemos variado hasta el saludo. El saludo de palabra sigue siendo la modalidad más usada pero el abrazo, manifestación de simpatía o amistad, ha dejado de usarse o, por lo menos, no es conveniente hacerlo.

El entrechocar, rodeando el cuerpo del otro con nuestros brazos, es al menos peligroso en esta época. Por eso es que se abraza cada vez menos.

En cambio, lo hemos reemplazado por saludos no convencionales, como por ejemplo, el entrechocar de puños, que es como si le estuviésemos dando una trompada al otro. O el entrechocar de codos, que es un saludo desabrido, que poco dice.

La cuestión es tocarse, aunque sea con un puño cerrado pero tocarse al fin, para evitar problemas epidémicos.

Están cambiando muchas cosas y el saludo es una de ellas. Sigue siendo el “hola” el más antiséptico y tal vez el más significativo. Porque significa “qué bueno es verte”, “qué placer el encontrarte”.

Es un signo de buenos deseos, aunque el destinatario no lo merezca, una forma de entregarse al otro para que después la charla discurra por los caminos menos formales.

Saludamos a cada rato; es la forma de encender la hoguera del diálogo y la puerta de entrada a cosas más importantes que un simple “Hola”.

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