Hora de resignificar contenidos escolares

Dictar contenidos que se pueden conseguir a un solo click o elaborar un cuestionario que puedo pegar pregunta por pregunta en un buscador on line ya no suman

Hora de resignificar contenidos escolares
Se empezó a escuchar que a los niños, niñas y adolescentes no les interesaba la escuela, que no había cómo motivarlos.

Hace casi 40 años era común que la profesora sacara su cuadernito con los conocimientos que debía “depositar” en sus alumnos y dictaba año tras años los contenidos que allí tenía. La carpeta del estudiante de 1er año de 1986 era exactamente igual a la del alumno de 1er año de 1989…

Pocos años después, se empezó a escuchar que a los niños, niñas y adolescentes no les interesaba la escuela, que no había cómo motivarlos…

Sin embargo, aún existen algunos docentes que imprimen el mismo programa de su materia para las diferentes escuelas en las que trabajan. No importa si la institución está en un contexto urbano, rural o marginal. El argumento puede ser loable y jactarse de que todos sus estudiantes -sin distinción- aprenden lo mismo. No obstante, se podría decir que no tuvo en cuenta el diagnóstico del grupo específico y, por tanto, no ha tenido en cuenta sus necesidades particulares.

Ahora, el desafío va más allá. No sólo porque algunas clases siguen sin despertar interés en el alumnado, sino porque el contexto de pandemia y la famosa bimodalidad así lo exigen. Después de un 2020 con escuelas cerradas en la Argentina y clases virtuales (como se pudo), este 2021 nuestro país es uno de los 60 que dictan clases combinando el sistema presencial y virtual. La meta -ya lo han dicho los funcionarios nacionales y locales- es continuar así más allá de la segunda ola; el fundamento es que los contagios en el ámbito escolar no llegan al 1%. España es el ejemplo más cercano que se puede seguir en este camino; los datos al terminar el segundo cuatrimestre indican que los contagios en instituciones escolares representan el 0,4% y lo atribuyen al trabajo en burbujas, distanciamiento, uso del barbijo y el confinamiento de la burbuja cuando se ha detectado un caso positivo.

Ya ha quedado fuera de toda discusión lo negativo de un cierre total tanto en lo inmediato como a largo plazo para las personas en particular y para el mundo en general.

Justamente este contexto es el que nos apura a revisar formatos, prácticas educativas, tiempos y contenidos.

“La educación está obsoleta” planteó hace unos días Augusto Salvatto, analista internacional especializado en Latinoamérica, profesor universitario e investigador (y hermano mayor de Mateo Salvatto). Aunque no estoy del todo de acuerdo con su columna en El Economista, sí coincido con que los profesionales (no sólo del futuro; también los de ahora) necesitamos conocimientos tecnológicos, pensamiento crítico, creatividad y capacidad de innovación; agregaría flexibilidad para adaptarse a los cambios y trabajo en equipo.

En diferentes ámbitos se han adoptado términos propios de Marketing y de Recursos Humanos. Se habla de métricas (datos que sirven para analizar el rendimiento), clima institucional (ambiente generado a partir de vivencias cotidianas), resignificación (nuevo significado de un acontecimiento o conducta; nuevas oportunidades), experiencia de usuario (conjunto de factores y elementos relativos a la interacción de una persona con un entorno o dispositivo concreto). Y no sólo se habla, se elaboran objetivos y se planifican acciones para que esos conceptos aislados se conviertan en un círculo virtuoso que ayuden a crecer.

Eso está muy lejos del ámbito escolar (aunque vale aclarar que hay docentes que se preocupan para que esto cambie). Poner el foco en el alumno para mejorar su “experiencia de usuario” contribuiría a captar su interés y esto, sin dudas, redundaría en beneficio de las otras variables. Dictar contenidos que se pueden conseguir a un solo click o elaborar un cuestionario que puedo pegar pregunta por pregunta en un buscador on line ya no suman.

Por estos días, España está en pleno debate sobre su sistema educativo. En aquellas latitudes, han puesto en marcha la octava reforma educativa en cuatro décadas. Con la nueva ley buscan dejar de lado el modelo enciclopedista y memorístico y reemplazarlo por uno que haga hincapié en el desarrollo de habilidades.

Los contenidos deben ser más prácticos, deben obligar a pensar. Por ejemplo ¿de qué le sirvió a un estudiante de primaria o secundaria identificar los elementos de la comunicación interpersonal, si el lenguaje utilizado en las viñetas es coloquial o formal y en qué ámbito social se da, si cuando llega a su primer trabajo escribe un mail inapropiado a su jefe?

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