Argentina, un país con una larga historia de ciclos económicos turbulentos, enfrenta una vez más las duras consecuencias de una crisis económica. Esta situación, caracterizada por la inflación, el desempleo y la incertidumbre financiera, tiene un impacto profundo en la salud mental de la población.
El Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) mostró los resultados de un estudio donde el 45,5% de los argentinos está atravesando una crisis, ya sea vital o económica, y el 9,4% de las personas están en riesgo de sufrir un trastorno mental.
¿Qué relación hay entre los bolsillos y la salud mental?
El desempleo, otro flagelo de la crisis, no solo priva a las personas de ingresos, sino también de un sentido de propósito y pertenencia social. La búsqueda de empleo en un mercado laboral competitivo puede generar altos niveles de estrés y ansiedad, exacerbando aún más los efectos negativos en la salud mental.
La inflación agrava la situación, erosionando el poder adquisitivo de las familias argentinas y obligándolas a ajustar sus presupuestos, lo que puede generar conflictos familiares y tensiones en el hogar.
La relación entre la crisis económica y la salud mental es innegable. No solo afecta los bolsillos de los argentinos, sino también su bienestar emocional. Los efectos en la salud mental son diversos y complejos. Varios estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), The National Center for Biotechnology Information, entre otros, afirman que las crisis económicas incluyen:
Aumento de la ansiedad, el estrés y la depresión: La incertidumbre financiera y la falta de control sobre la propia situación económica generan sentimientos de preocupación, miedo e impotencia. Estudios han sugerido que hasta el 30-40% de las personas pueden experimentar síntomas significativos de ansiedad o depresión durante una recesión económica.
Baja autoestima y desesperanza: La dificultad para afrontar las necesidades básicas y la sensación de no tener futuro pueden erosionar la autoestima y generar sentimientos de desesperanza.
Problemas familiares y sociales: El estrés económico puede aumentar las tensiones en el hogar, leading to conflictos familiares y violencia doméstica.
Empeoramiento de problemas preexistentes: Las personas con trastornos mentales previos pueden ver sus síntomas agravados por el estrés de la crisis.
Impacto en niños y adolescentes: Los niños y adolescentes también sufren las consecuencias de la crisis económica, ya que el estrés en el hogar puede afectar su desarrollo emocional y académico.
Nutrición deficiente: La crisis económica puede limitar el acceso a alimentos nutritivos, lo que aumenta el riesgo de malnutrición y obesidad. Se estima que hasta el 20-30% de la población puede experimentar inseguridad alimentaria o tener dificultades para acceder a alimentos nutritivos durante una recesión económica.
Acceso limitado a la atención médica: Las dificultades financieras pueden impedir que las personas accedan a la atención médica que necesitan, incluyendo servicios de salud mental.
Aumento de comportamientos de riesgo: El estrés y la desesperanza pueden llevar a un aumento en comportamientos de riesgo como el consumo excesivo de alcohol y tabaco, lo que a su vez puede tener consecuencias negativas para la salud física y mental.
Acciones para enfrentar la crisis
Es imperativo actuar para proteger la salud mental de los argentinos durante la crisis económica. Se requieren medidas urgentes y a largo plazo que aborden las causas profundas de los problemas y brinden apoyo a las personas más afectadas. Algunas acciones clave que se pueden tomar incluyen:
1. Promover la conciencia y la educación sobre salud mental:
• Reducir el estigma asociado a los problemas de salud mental y fomentar la búsqueda de ayuda profesional.
• Implementar campañas de información y sensibilización sobre la importancia de la salud mental en tiempos de crisis.
• Educar a la población sobre las señales de alerta y los recursos disponibles para la atención de la salud mental.
2. Expandir el acceso a servicios de salud mental:
• Aumentar la inversión en servicios de salud mental para que sean accesibles a todas las personas, independientemente de su nivel socioeconómico.
• Fortalecer la atención primaria de salud para que los profesionales de la salud puedan identificar y abordar problemas de salud mental de manera temprana.
• Desarrollar programas de salud mental comunitarios y accesibles.
3. Fortalecer la atención primaria de salud:
• Capacitar al personal de salud primaria para que puedan identificar y abordar problemas de salud mental de manera efectiva.
• Implementar protocolos de atención para la detección y el tratamiento de problemas de salud mental en entornos de atención primaria.
• Fomentar la colaboración entre los profesionales de la salud física y mental.
4. Promover la resiliencia y el autocuidado:
• Brindar herramientas y estrategias a las personas para que puedan enfrentar el estrés y la adversidad de manera saludable.
• Fomentar hábitos de vida saludables como la alimentación adecuada, la actividad física y el sueño reparador.
• Desarrollar programas de apoyo social y emocional para las personas afectadas por la crisis.
5. Fomentar la solidaridad comunitaria:
• Crear redes de apoyo mutuo entre vecinos, amigos y familiares.
• Promover iniciativas de voluntariado y apoyo social.
• Fortalecer las organizaciones comunitarias que trabajan en la promoción de la salud mental.
6. Incluir la salud mental en las políticas públicas:
• Considerar la salud mental en todas las políticas y decisiones gubernamentales, desde la economía hasta la educación y la justicia social.
• Desarrollar planes nacionales de salud mental integrales que aborden las necesidades de la población.
• Asignar recursos suficientes para la implementación de programas y políticas de salud mental.
La salud mental es un componente fundamental del bienestar individual y social. En tiempos de crisis económica, es aún más importante proteger y fortalecer la salud mental de la población. La implementación de las acciones propuestas puede contribuir a construir una sociedad más resiliente y solidaria, donde el bienestar mental de todos los argentinos sea una prioridad fundamental.
* La autora es cofundadora de gimnasio de emociones.