La semana pasada se anunció el financiamiento para cosecha y acarreo. Al cierre de esta edición se estaban esperando mayores precisiones sobre el operativo de “compra” de uva para mosto; no se sabe cómo acceder ni cuáles son los requisitos. Pero lo cierto es que el movimiento es menor. Las entidades gremiales aseguran que si bien la tasa efectiva que ofrecen (90%) está por debajo de la inflación del año pasado, la desaceleración de la inflación les plantea un interrogante: ¿qué pasa si el gobierno logra contener el índice inflacionario? Ya no sería tan atractiva, a lo que se suman los típicos problemas para conseguir tener todos los papeles en regla.
Además, hay que tener en cuenta qué puede suceder con el precio del vino en el mercado de traslado. Todos esperan una recesión en el mercado interno y eso hace prever una baja en los valores.
Desde el anuncio de adelanto para la compra de uva para mosto a $230 el kilo, el mercado no se ha movido mucho y si bien esperan que ciertamente las exportaciones logren mejorar, a esta altura de la cosecha las dudas son muchas. La cuestión es que los productores ya están en marcha y piden mejoras. Cabe recordar que los aumentos promedios son de entre el 60% y el 80% comparados con el año pasado y que esto, según los productores, no cubre los costos. Algunos productores van más allá, y aseguran que el precio que ofrece la provincia tampoco logra generar rentabilidad en el productor.
En un momento de ajuste, pedirle al gobierno de la provincia que ponga en marcha un gran operativo de compra parece extraño, y además, vale la pena preguntarse si la sociedad en general está dispuesta a pagarlo. Entonces, es necesario preguntarse si hay modelos de gestión vitivinícola que están agotados y deben ser reemplazados por otros, más efectivos y a largo plazo más eficientes.
En 2015, el gobernador Francisco Pérez, en medio de una crisis por sobreproducción, mandó a los productores a “plantar tomates” en referencia a que la producción local de ese hortaliza no alcanza a cubrir la demanda interna y se tiene que importar pasta de tomate. El comentario cayó mal. Pero vale la pena analizar a ciencia cierta qué es lo que pasa en cadena y por qué está siendo difícil conseguir la rentabilidad deseada. Ni en un año con poca producción como este, estimados unos 17,9 millones de quintales, los productores logran mejoras sustanciales en los precios.