Invitación a volver a lo exclusivo de la persona: la palabra

¿Cuándo volvimos a las cavernas? A eso de si no es de mi tribu debe atacarse y si es posible eliminarlo. Los niños nos miran: los valores no se explican, se viven. Esto ven, esto aprenden, la sociedad luego se admira de la violencia en las escuelas.

Invitación a volver a lo exclusivo de la persona: la palabra

Hace unos años en este mismo espacio planteé la diferencia entre códigos y valores. Los primeros son sólo para los amigos o integrantes de su núcleo, lo que lleva a ser cómplice de violencia simplemente porque quién la ejerce es de “mi” grupo y la víctima no. Parece un argumento lógico e irrebatible.

Los valores, en cambio, son universales, lo que es malo o bueno para mí lo es para cualquier ser humano, independientemente de si es amigo, piensa igual, o es de otro grupo, raza o religión.

En los últimos días hemos visto cantidad de enfrentamientos en marchas en donde confrontaban violentamente personas con pensamiento e ideologías diferentes. Es gravísimo.

Particularmente tengo la graciosa manera de pensar o creer en lo que yo quiero. Intentando informarme, ver distintas posturas, analizando lo expresado por cada uno, indagando si hay algo investigado sobre dicho tema. Luego y utilizando mi lógica intento hacer un juicio crítico. Y si luego descubro que dicho juicio fue errado, pues cambiao de opinión.

Sin embargo yo observé pensamiento único. Quién no compartiera no podía estar en ese lugar, pues sería provocador. Fue increíble que cuando se pedía que se repudiara la violencia cada persona antes de responder veía si la persona atacada era de su grupo o su “enemigo”. Si era propio la indignación era altísima, el repudio total, como debe ser: tolerancia cero a la violencia. Sin embargo si eran de los otros fueron increíbles las piruetas retóricas para explicar que no era tan malo o que la víctima era la culpable. Claramente códigos y no valores.

¿Cuándo pensar diferente se convirtió en un impedimento para compartir un espacio, tomar mate y discutir posturas? No hay respuesta a este planteo, más allá del retroceso de la condición humana a las actitudes propias de animales que defienden su manada de cualquier animal de otra especie.

El hombre de las cavernas desarrolló en su cabeza la amígdala¸ reservorio de las emociones más básicas, sin espacio ni tiempo entre acción y reacción. Era necesario para la supervivencia, no había tiempo de evaluar, pensar, decidir, compartía esto con los animales. En la evolución se desarrolló el hipotálamo que, si bien mediaba algo más de tiempo en la reacción, estaba aún impregnada de emocionalidad y se compartía con animales superiores. El homo sapiens logró algo exclusivo del ser humano: la corteza cerebral. Ese gran filtro que permite convertir en pensamiento y expresarlo en palabras las emociones y percepciones. Y fue entonces cuando la humanidad se convirtió en la única especie que puede debatir, disentir, compartir ideas o convivir con quién es diferente.

¿Cuándo volvimos a las cavernas? A eso de si no es de mi tribu debe atacarse y si es posible eliminarlo.

Los niños nos miran: los valores no se explican, se viven. Esto ven, esto aprenden, la sociedad luego se admira de la violencia en las escuelas. O se empieza a desarrollar empatía y comprensión al que es distinto desde muy pequeños o luego será demasiado tarde, al crecer tendrá la convicción que es así como se solucionan las diferencias.

Estamos a tiempo, la violencia sólo escala, jamás bajará si no hacemos algo. Ergo, es problema de cada ser humano terminar con las agresiones y que volvamos a la conversación.

* La autora es Psicopedagoga. Licenciada en Psicología. Orientadora Familiar-Mediadora. Magister en Psicología Social. Doctoranda Psicología.

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