Keynes y Hayek, más coincidencias que diferencias

Keynes, en 1945 propuso a Hayek, en lugar de su discípulo Joan Robinson, para ocupar un sitial en la Academia Británica. Von Hayek le escribe a la viuda de Keynes en su carta de pésame el 21 de abril de 1946 que su marido era “el único gran hombre que he llegado a conocer por el que siento una admiración sin límites”.

Keynes y Hayek, más coincidencias que diferencias
Keynes y Hayek

Algunos fundamentalistas con el fanatismo inherente a la soberbia de los ignorantes -más grave en esos que Alberdi calificaba como la barbarie diplomada- prefieren la descalificación, el grito desaforado, el agravio en vez del debate, el diálogo y por qué no, la polémica que permite confrontar pareceres y ver que en nuestras creencias puede haber aportes nuevos o encontrar fisuras en nuestro esquema de ideas.

Los dicterios y agravios no tienen como destinatarios solamente a quienes piensan diferente ahora sino también a figuras notable del pasado, políticos e intelectuales, nacionales o del exterior.

Uno de ellos es Lord Keynes que sería contrafigura de Von Hayek, según miradas superficiales. Es cierto, que, tuvieron muchas diferencias, sobre todo, en la década del treinta y las consecuencias de la crisis desatada en 1929 con la caída de la bolsa de Nueva York. Keynes dirigía el grupo de Cambridge, en el que participaban Pietro Scraffa, Joan y Austin Robinson, Richard Khan (quien creara el modelo del multiplicador de Empleo). Por su parte, cuando Hayek viaja a Inglaterra, se incorpora al arribar a Londres a la London School Of Economics encabezada por Lionel Robbins.

Von Hayek, socialista de joven, pero convertido en liberal por Von Mises, escribe qué opinaba sobre Keynes cuando llega a las Islas británicas: “especialmente para mi generación – el era 16 años mayor que yo – fue un héroe mucho antes de lograr verdadera fama como teórico de economía. ¿No era el hombre que había tenido el coraje de pronunciarse en contra de las cláusulas económicas de los tratados de paz de 1919? Admirábamos sus libros brillantemente escritos por su franqueza e independencia de pensamiento… era por dote y temperamento más un artista y un político que un erudito…Aunque dotado de poderes mentales supremos, su pensamiento estaba tan influido por factores estéticos e intuitivos como por otros puramente racionales. Aprendía con facilidad y poseía una memoria notable…Podría haber sido recordado como un gran hombre por todos aquellos que lo conocieron aun cuando jamás hubiera escrito sobre economía política”.

Las diferencias entre Keynes y Hayek se evidencian en la critica que el austríaco le hace al libro de Keynes Tratado Sobre el Dinero de 1932. La réplica está a cargo del italiano Pietro Scraffa, emigrado antifascista y neo ricardiano con una crítica al libro de Hayel “Precios y Producción”.

Hayek no polemiza al aparecer en 1936 la obra más conocida de Keynes “Teoría General de la Ocupación, El Interés y el Dinero”. En esos años, a diferencia de Keynes, reconoce no tener propuestas para encarar la solución de la crisis mundial. Incluso a partir de 1938 revisa algunas de sus críticas al New Deal de Roosevelt y elogia las medidas de este presidente contra la concentración económicas.

En 1941 es invitado por Keynes, al tener contratiempos en la London School , al King College de Cambridge. La conversación entre ambos es muy frecuente, se reunían los sábados y compartían muchas noches en las terrazas del lugar colaborando en la vigilancia contra los ataques aéreos alemanes.

Cuando Hayek publica su obra cumbre “Camino se Servidumbre”, le escribe Lord Keynes: “Moral y filosóficamente estoy de acuerdo con prácticamente la totalidad del libro; no solo me convence sino que me emociona profundamente”. No deben llamar la atención estas palabras del intelectual inglés que en esos años también decía que cada vez creía más en “la mano invisible del mercado” y consideraba al Capital de Marx y Engels “un insulto a nuestra inteligencia”.

En el último año de la segunda guerra mundial, Keynes pasa largas temporadas en los Estados Unidos como el delegado del Reino Unido para la organización de la economía de la postguerra, que culminará con la creación del FMI y el Banco Mundial, instrumentos ideados para evitar crisis en el comercio mundial como la de 1930, asuntos que discutirá con el representante de los Estados Unidos Harry Dexter White. También viaja a los Estados Unidos Von Hayek, los grupos conservadores lo convocan para buscar argumentos para oponerse a estos proyectos. Sin embargo, quedan decepcionados. En una comida con senadores republicanos les dice: “Caballeros si hubieran entendido lo mas mínimo mi filosofía, sabrían que lo único que defiendo por encima de todo es el libre comercio” y agregó, que, si bien algunos detalles de los acuerdos de Bretton Woods no le gustaban, la alternativa “era demasiado sombría para contemplarlas”. Se fue al poco tiempo de los Estados Unidos. A Hayek no le gustaba el sistema estadounidense, en especial la ausencia de una atención sanitaria universal y de un sistema público de pensiones.

Keynes, en 1945 propuso a Hayek, en lugar de su discípulo Joan Robinson, para ocupar un sitial en la Academia Británica. Von Hayek le escribe a la viuda de Keynes en su carta de pésame el 21 de abril de 1946 que su marido era “el único gran hombre que he llegado a conocer por el que siento una admiración sin límites”.

* El autor es miembro de número de la Academia Argentina de la Historia y de la Academia Argentina de Historia Militar.

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