Es una falsa creencia generalizada que los funcionarios diplomáticos de carrera constituyen una “casta” que además cobran sus salarios en dólares o en euros.
Esta creencia es absolutamente incorrecta y sobre todo injusta y está basada en la ignorancia de aquellos que desconocen la realidad de un diplomático argentino de carrera en lo que hace a su vida, a su familia y a una forma de vivir.
Hay varias razones que demuestran que nada de eso es cierto.
1) Imagine el lector a un diplomático argentino que vive en el Líbano, Bélgica o en India con su familia por el lapso de cuatro o cinco años. Un día acude al supermercado a comprar con su esposa los alimentos necesarios para su hogar. ¿Es posible que intentara pagar esa mercadería con pesos argentinos?
Desde hace muchísimas décadas a excepción de países limítrofes con el nuestro, ningún país del mundo acepta pesos argentinos y sólo en ciertos lugares es factible como por ejemplo Foz de Iguazu (Brasil), Villazón (Bolivia) Asunción (Paraguay) y Colonia (Uruguay) que por estar en la frontera con nuestro país tienen cierto valor de circulación.
2) Cuando la Cancillería dispone el traslado al exterior de un funcionario, en el 99% de los casos el funcionario viaja con su grupo familiar pues la ausencia del país será no menor a cuatro años.
Imagine ahora el lector lo que es llevar a sus hijos niños o adolescentes a países como Pakistan, China Popular, Cuba, Malasia, Indonesia, Tailandia por citar sólo algunos pocos ejemplos. Es cierto que también hay destinos como París, Nueva York o EEUU pero son más los destinos difíciles de adaptarse para una familia argentina que los de relativa fácil inserción en sociedades que tienen cultural y sociológicamente diferentes características. Tanto en el idioma, como en las costumbres,las comidas, la música y las formas de pensar y entender la vida.
3) Para ingresar al Servicio Exterior de la Nación hay que superar un muy riguroso examen de diversas materias debiendo obtener un promedio general de siete o más puntos en todas las materias, además de hablar correctamente dos idiomas siendo el inglés obligatoriamente uno de ellos. Por otra parte hay que tener un título universitario (abogado, licenciado en Relaciones Económicas, Economistas, Contadores, Profesor de Filosofía y Letras, etc) todas carreras afines con la diplomacia.
4) Además los funcionarios que ostentan el rango de ministro plenipotenciario para abajo (Consejero, Secretario de Embajada), con el dinero que reciben en dólares o euros, tienen al llegar a destino, que alquilar una vivienda, comprar un automóvil, hacer una serie de compras indispensables para instalarse en el nuevo país y registrar a sus hijos en Colegios o Escuelas según la edad que en el 90% de los casos se trata de instituciones privadas.
En mi caso personal estuve entre otros destinos en India y en Perú; tuve que resolver los problemas referidos con la remuneración que me otorgó Cancillería. Una vivienda económica de dos dormitorios y 55 metros cuadrados en un segundo piso por escalera me costó en Bombay dos mil quinientos dólares por mes, debiendo adelantar el importe de seis meses de alquiler al tomar posesión del inmueble,casi veinte mil dólares, porque esa es la costumbre local. El espacio es muy estrecho en India y la ciudad de Bombay donde yo residí con mi familia a principios de 2009, tiene 26 millones de habitantes.
Sólo el embajador tiene todo gratis (vivienda que es la Residencia Oficial , automóvil, chofer, secretaria administrativa, secretaria personal y personal de maestranza, mucamas, cocineras, jardinero), y otros gastos coetáneos con su instalación en la Embajada que presidirá. Como también recibirá una cantidad de dinero superior a la de un ministro en concepto de sueldo, en la práctica tiene dos salarios mensuales (unos u$20.000 dolares): uno, el que deja de gastar porque todos sus costos son gratis para él y su familia y otro en concepto de sueldo que percibe en moneda dura (dólar, Yen, Euro), etc.
Algunos países como Países Bajos (Holanda) descuentan del salario del embajador el 25% de su sueldo,como compensación por los gastos que genera, pero ese no es el caso argentino.
Así, se entiende porqué los embajadores políticos son tan ávidos de lograr una embajada como titulares. Martin Lousteau (EEUU) Hernan Patiño Mayer (Hungria), Ricardo Alfonsin, (España), Daniel Scioli (Brasil), Miguel del Sel (Panamá), “Buscapié” Cardozo (Paraguay), Marcela Losardo (Unesco), Teresa Meccia de Palma (Rep Dominicana), Pino Solanas (Unesco), Martin Balsa (Colombia), Guillermo Montenegro (Montevideo), Héctor Timmerman (EEUU), Eduardo Valdes (El Vaticano) entre muchísimos otros. Estos funcionarios políticos constituyen la verdadera “casta” de la Diplomacia argentina que embolsan el 100% de su sueldo en dólares, percibiendo durante cuatro o más años, el valor de un departamento en Palermo.
No hay duda que los embajadores políticos califican perfectamente en el concepto de “casta” denunciado por el presidente de la Nación Javier Milei y los funcionarios de carrera son injustamente postergados Se prepararon durante muchos años para llegar al cargo superior y son desplazados de manera injusta y obscena.
* Ex funcionario de carrera del servicio exterior de la Nación.