Más allá de los riesgos de un dólar barato, el desafío está en las transformaciones que plantea el Pacto de Mayo. El Fondo sugiere una mayor flexibilidad en el control del tipo de cambio, es decir, un mayor nivel devaluación. Algo que fogonea el debate en este plano.
Pero lo que define la capacidad para competir es la productividad. La misma depende decisivamente de las transformaciones propuestas. Hasta tanto estas reformas se instrumenten, se busca avanzar con la aprobación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones previsto en la Ley de Bases. Dicho régimen otorga a las nuevas inversiones que superen los u$s200 millones tratamientos especiales en materia de impuestos, libertad para exportar e importar, acceso a dólares libres y estabilidad fiscal.
Para evaluar este régimen es factible la comparación de la inversión en la Argentina en el contexto internacional. Para ello, podemos ver que, con datos del propio Fondo, desde el 2000 en adelante, los países emergentes de Asia tuvieron una tasa de inversión del 30% del PBI. Chile tuvo una tasa del 24% de PBI. Mientras que en nuestro país, apenas llega al 17% del PBI. En pocas palabras, es imprescindible promover proyectos productivos. Aumentar la inversión sirve para elevar la productividad y no depender de las devaluaciones como casi siempre sucedió. La meta debería ser elevar la tasa de inversión.
En principio, no es lo mejor dar un tratamiento especial a un sector en desmedro de los otros. Se fundamenta manifestando que al incluir en el régimen proyectos que tienen plazos de larga maduración, cuando se usufructúen sus resultados, las reglas más favorables serán generalizadas. Pero, para revertir el déficit de inversión, se necesita construir un ambiente amigable para todo tipo de inversiones. Por ello, es fundamental un cambio institucional como el que se plantea en el Pacto de Mayo. Lo esencial es:
- Equilibrio fiscal.
- Un sistema tributario menos distorsivo.
- Sustituir el régimen de coparticipación por uno de correspondencia fiscal.
- Ordenamiento previsional.
- Modernizar la legislación laboral.
- Establecer reglas favorables para la explotación sustentable de los recursos naturales.
En resumen, es primordial dar señales claras de apoyo a estas transformaciones. Ponderar las prioridades en el debate de políticas públicas. Hay que relativizar la confianza en la política cambiaria como herramienta para preservar la competitividad y resaltar la importancia de las transformaciones que se enumeran en el Pacto de Mayo. La postergación del mismo provoca daños que ni la política cambiaria ni ningún otro régimen de incentivos sectoriales pueden compensar.
*El autor es profesor de la Universidad del CEMA