La gente contra los dirigentes

El domingo volaron por los aires todos los aparatos y sobre todo los políticos que los dirigen, porque la gente hizo lo que se le vino en ganas, votando mucho más con los sentimientos que con la razón. Y de eso no tiene la culpa la gente sino los dirigentes (esos que dicen que “dirigen gente”) que han llevado a todos los argentinos al peor de los mundos. Hasta que el silencio de los dirigidos se hizo atronador. Y tronó el escarmiento.

La gente contra los dirigentes
PASO 2023: Javier Milei el candidato más votado en Argentina.

Podría decirse que estas PASO fueron las primeras desde que se inició este sistema electivo que cumplieron con su calidad de tales, que no fueron una mera encuesta ampliada de la elección general. Acá cada partido o coalición enfrentó entre sí a rivales internos, aunque a veces lo fuera metafóricamente. Nadie miró mucho por fuera de si mismo, fue una pelea interior. Una verdadera primaria.

Las PASO más convencionales se vivieron en Juntos por el Cambio donde después de mucho tiempo de duro combate interno, Patricia Bullrich se impuso bien a Horacio Rodríguez Larreta. Aunque con todas las secuelas que deja el haberse constituido ambos en el dúo Pimpinela de la política argentina.

En el peronismo las cosas fueron más complejas: no se enfrentaron Massa contra Grabois porque éste último casi no tuvo votos. La verdadera lid interna fue la de un candidato presidencial que es el hombre fuerte de este gobierno, tratando de demostrar que no tenía nada que ver con este gobierno. Por eso en su discurso posterior al comicio prometió hacer todo lo contrario a lo que hoy hace. Un verdadero debate shakesperiano entre ser y no ser. Esquizofrenia pura, pero que aún así logró una cantidad considerable de votantes para los magros resultados de su gestión.

Aunque las PASO más PASO de todas fueron las que consagraron a Milei. Fue un enfrentamiento interno de la antipolítica (esa que expresa la bronca o la indiferencia frente a toda la política y que desea que se vayan todos los políticos) en dos de sus variantes: Milei versus la abstención. Fueron casi la misma cantidad los que se quedaron en su casa que los que votaron al libertario, con lo cual la antipolítica que nació en 2001/2 consiguió su primera encarnación humana. De allí la contundencia cualitativa del triunfo de Milei: hoy él expresa mejor que nadie el clima reinante en una sociedad agobiada por la economía y la inseguridad descontroladas, con un gobierno en estado semianárquico al cual ni siquiera defienden los que forman parte de él.

Ahora sí, a partir de esta semana, cada candidato ganador de su interna se enfrentará a los otros dos. Massa diciendo que el culpable de todo fue el gobierno de Macri. Bullrich diciendo que el culpable de todo es el peronismo que nos viene gobernando desde 2003. Y Milei diciendo que los culpables son todos.

Entre ellos pulularán los dos dirigentes que siguen teniendo mayor visión estratégica aunque no tengan votos: Cristina Kirchner y Mauricio Macri. Porque hacen política mejor que todos los demás ya que la hacen en las buenas y en las malas. Macri fue el único que peleó cuando todo parecía perdido en las PASO de 2019 y logró una derrota mucho menor. Cristina sigue peleando hoy que todo le va mal al peronismo y a ella peor.

Cristina fue quien predijo mejor que nadie (cosa que además deseaba) que estas PASO serían de tres tercios y jugó las pocas cartas que le quedan a una estrategia que sólo le conviene a ella: que Massa pierda (porque si no a los dos meses la traiciona, cree ella y no sin razón) pero que se retenga Buenos Aires para desde allí conducir la resistencia al neoliberalismo que Cristina prevé ganará, y si es posible en la figura de Milei. Porque ella apuesta a la consigna montonera de los 70 de “cuanto peor mejor”: si gana Juntos por el Cambio en una de esas las cosas le salen bien, pero ella no cree que nada le pueda salir bien a Milei. Entonces, ya eliminados Massa y Bullrich, ella será la verdadera contrincante cuando llegue la hora de resistir. De repetirse en la primera vuelta los resultados de las PASO Cristina habría logrado su objetivo. Objetivo mezquino pero en el que va en juego su supervivencia, lo único que le interesa a esta gran dirigente que sabe que hoy todos, incluso el peronismo en su mayoría, quisiera deshacerse de ella y entonces hace uso de toda su sapiencia y experiencia a ver si puede gestar un bunker donde guardarse hasta que llegue la hora del combate final entre neoliberalismo y cristinismo, ya sin rivales a la vista.

Macri también previó lo de los tres tercios y además fue el único que mientras todos miraban hacia dentro de sus coaliciones, él imaginaba un espacio mayor donde tanto su fuerza política como la de Milei fueran -sumados- los destructores del kirchnerismo, al que Macri quiere arrasar más que nadie porque son los que lo consideran el enemigo público número uno. Con eso logró que Milei fuera al único dirigente que rescatara de Juntos por el Cambio.

En otras palabras, tanto Cristina como Macri quieren una general donde se enfrenten Milei con Bullrich. Ella para proponerse como la única rival a futuro de todo el neoliberalismo. Él para intentar la unidad entre todas las fuerzas liberales en pos del final definitivo del kirchnerismo. Ambos ven más lejos que los demás políticos.

Pero, en fin, esas son todas las cosas que desean los dirigentes, de los cuales todos -incluso Milei- controlaron apenas una parte muy limitada de estas PASO donde la “gente” (los “ciudadanos” o el “pueblo” son categorías un tanto ideológicas para este tsunami que aconteció) hizo lo que se le vino en ganas, aunque ni siquiera sepa demasiado bien porqué lo hizo ya que los sentimientos fueron mucho más poderosos que las razones frente al estado de locura en que estamos sumergidos todos. Y no por culpa de la gente sino de los dirigentes. Ahora todos esos dirigentes deberán cuidarse de esas pasiones frenéticas de una sociedad imprevisible alzada contra todos los políticos, y que no es de descartar también contra el propio Milei ahora que con esta elección se acaba de recibir de político.

* El autor es sociólogo y periodista. clarosa@losandes.com.ar

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