Un pueblo, para vivir en libertad republicana, debe ser virtuoso. A medida que las naciones se hacen corruptas y viciosas, aumenta su necesidad de amos"
Benjamin Franklin 1775
Insistir con que nuestra sociedad está cruzada por el dilema peronismo/ antiperonismo es un anacronismo que nos aleja de poder pensar nuestra sociedad en términos de futuro. Nuestro discurso de manera insistente gira en torno a si la grieta entre Macri/ Cristina se consolida o si se afianza la opción de centro que pareciera ser la llave mágica que nos colocará a las puertas de ese futuro siempre tan esquivo, de grandeza, riqueza, paz y realización plena.
Llave que viene de la mano del consenso, el acuerdo, el equilibrio, la moderación, la mesura, la aceptación del pluralismo y la diversidad, las diferencia de opiniones y puntos de vista. La aceptación final de la disidencia. Todas palabras muy hermosas pero vacías, porque a la hora de ponerle contenido político concreto estallan en mil pedazos.
¿Por qué insistimos en pronunciarlas como si mágicamente al hacerlo, nos permitieran hacer surgir una nueva realidad política, que cada día es más su negación? ¿Tal vez porque creemos inconscientemente que a fuerza de repetirlas incansablemente se harán realidad?
Esto no será posible porque lo que suponen todo esas palabras es la existencia previa de una dirigencia con valores centrales compartidos sobre cómo se entiende y se concibe la sociedad en sus fundamentos.
Si con esas palabras se quiere entender los acuerdos, uniones y consensos que hemos visto en estos 36 años entre la dirigencia política, empresaria y religiosa, entonces es el acuerdo “chiquito” “pequeño” dentro de la misma cultura política del pasado, del: “vos me das, yo te doy”, “hacemos esto a cambio de aquello”," te apoyo pero a cambio vos me tenés que dar esto", etc., etc.
Y hoy lo que está en pugna definitivamente, porque el proceso de cambio ha llegado a este punto, es la disyuntiva definitiva de consolidar la República que se enunció en 1853 o seguir en la Democracia Populista que nos ha traído hasta aquí con sus consecuencias a la vista.
Se trata de dos ideologías y sistemas políticos enfrentados: República o Democracia Populista donde uno solo sobrevivirá a esta crisis política terminal.
Así no va a ser posible lograr acuerdos, consensos, uniones estratégicas y estructurales entre diferentes valores centrales sobre cómo se entiende los fundamentos de la sociedad ¿Cómo se va a consensar y acordar sobre políticas de Estado, Constitución, ley, justicia, educación, prosperidad, pobreza, igualdad, capacidad, trabajo, libertad de expresión, sacrificio, mérito, transparencia, corrupción, impunidad, garantías individuales, éxito, papel del Estado, mérito, equidad, riqueza, igualdad de oportunidades, división de poderes, gobierno, hegemonía, liderazgo, capitalismo, federalismo, patria, nación, si estas dos concepciones de la sociedad y de la vida se sustentan sobre valores fundamentales tan opuestos?
Esta grieta entre republicanos y populistas ya atraviesa verticalmente a toda la sociedad y por ende, a sus expresiones políticas ya sea el radicalismo, cambiemos o el peronismo.
Hoy los valores centrales de la República no están expresados en ninguna estructura política de manera contundente y monolítica Y así siempre terminan perdidos en los infinitos laberintos de la vieja cultural política con su amiguismo, prebendas, poderes territoriales, privilegios y repartos de cargos.
Pero, afortunadamente, día a día es más transparente para una parte cada vez mayor de la población, lo que ya no quiere, que es este populismo mimetizado de mil rostros, pero que siempre termina mostrando su verdadera cara.
Por último, le preguntaron a Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de la primera República en nuestro continente: “entonces ¿qué tenemos: una monarquía o una republica” y dijo con voz fuerte: “Una República,……. si pueden mantenerla”
Para él una República era un verdadero privilegio y una responsabilidad de cada ciudadano.
Sabía que siendo el mejor régimen político creado por el hombre era vulnerable a la naturaleza humana. Por eso tendremos una República si somos capaces de consolidarla, defenderla y especialmente mantenerla.
* Sociólogo con experiencia en cambio organizacional y cultural.