Es con profunda indignación y tristeza que escribo esta nota para expresar mi consternación ante las flagrantes mentiras y la devastadora política económica del presidente Javier Milei. Durante su campaña, prometió fervientemente que se “cortaría un brazo” antes de subir un impuesto. Sin embargo, la cruel realidad de su gestión ha demostrado todo lo contrario, traicionando descaradamente sus promesas electorales.
Primero, quisiera destacar el doloroso aumento del Impuesto PAIS. Apenas asumió, Milei incrementó la alícuota para importaciones del 7.5% al 17.5%, afectando tanto bienes como servicios de fletes. Este incremento golpea directamente la competitividad y los costos de importación, afectando a nuestras empresas y, en última instancia, a todos los consumidores. Asimismo, el descongelamiento del impuesto a los combustibles es otro ejemplo de la contradicción en su discurso. Recuerdo con claridad cuando el precio de la nafta era de $350; hoy se ha triplicado prácticamente a $1020 en sólo 7 meses. Es desgarrador ver cómo las familias deben ajustar sus presupuestos ante estos aumentos desmesurados.
La reintroducción del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores es una muestra más de esta hipocresía. Durante la campaña, Milei apoyó la eliminación de este impuesto, pero ahora su gobierno ha decidido restablecerlo, afectando directamente a miles de asalariados que verán sus ya magros ingresos aún más reducidos. La recesión económica que vivimos hoy ha generado el cierre de más de 10,000 pymes. Si se mantienen estos niveles de actividad deprimidos, el escenario más probable es que perdamos otras 10,000 pymes más hasta fin de año. Cada cierre significa familias enteras enfrentando la incertidumbre y el desempleo.
Pero quizás la medida más alarmante es la fuga de nuestras preciadas reservas de oro. En un mes, el gobierno de Milei ha enviado tres cargamentos de nuestras reservas a Inglaterra, sumando 4,300 millones de dólares en lingotes de oro, recursos que costaron décadas reunir. Esta acción no solo pone en riesgo nuestra soberanía financiera, sino que nos deja vulnerables ante cualquier crisis económica futura. Es una herida profunda en el corazón de nuestra nación.
También debo mencionar el cruel plan de despidos masivos no sólo del Estado desde que asumió Javier Milei al gobierno, el que creció 32,4 % y la desocupación alcanzó al menos a 1.088.000 personas, mientras los analistas estiman que la pobreza se ubicó cerca del 55,5% en el primer trimestre de 2024, un nivel máximo en 20 años.
Finalmente, la eliminación de retenciones a productos esenciales como la leche y la carne tendrá consecuencias devastadoras para el mercado interno. Esta medida provocará un aumento de precios que hará inaccesibles estos productos para muchas familias argentinas, afectando especialmente a los niños y su nutrición. El consumo de carne ha registrado la mayor caída de los últimos 100 años, y esto es simplemente inaceptable.
Es imperativo que el presidente Milei y su equipo económico reconsideren estas políticas y adopten medidas que realmente beneficien a la mayoría de los argentinos. Las promesas de campaña deben cumplirse y las decisiones económicas deben ser coherentes y responsables. De lo contrario, las consecuencias para nuestro país podrían ser irreparables.
* El autor el Diputado Provincial por el PJ de Mendoza.