A lo largo de nuestras vidas utilizamos innumerables símbolos, aun sin saberlo. “Todas las ciencias del hombre, como también las artes y todas las técnicas que de ellas proceden, encuentran símbolos en su camino. Deben por ello conjugar sus esfuerzos para descifrar los enigmas que éstos plantean; asociarse para movilizar la energía que aquéllos guardan condensada”, señala el especialista francés Chevalier.
Veremos a continuación -y a lo largo de todo enero- una serie dedicada a los significados simbólicos históricos de aquellos que abunda en la vida cotidiana.
Haciendo honor a las altas temperaturas comenzamos con el abanico, entre los hindúes este elemento sirve para atizar el fuego y es un símbolo del sacrificio ritual. Tras llegar a Roma se distribuyó por toda Europa, siendo un elemento característico de culturas como la española. Pero los chinos le dan otro simbolismo: ellos no agitan las manos para abanicarse el rostro, pues consideran que es una manera de atraer a los malos espíritus.
La rosa es, sin dudas, la flor simbólica más empleada en Occidente. Para los griegos fue en un principio sólo blanca, pero cuando Adonis es herido de muerte, la diosa Afrodita corre hacia él, se pincha en una espina y la sangre tiñe las rosas que le estaban consagradas.
Entre los cristianos puede simbolizar la copa que recoge la sangre de Cristo, la transfiguración de las gotas de esta sangre, o bien el símbolo de las llagas de Cristo. Durante la Edad Media comenzó a ser vinculada con el romanticismo.
Volviendo a la Antigüedad grecorromana, para estos pueblos sus dioses, diosas y héroes eran rubios o en algún momento se volvieron rubios, como fue el caso de Dionisio. Según el citado Chevalier, el color rubio simboliza en efecto las fuerzas psíquicas emanadas de la divinidad. La Biblia toma esta tradición: el rey David era rubio pelirrojo (1 Sam 16,12).
Para finalizar vamos a considerar el simbolismo de algunas frutas.
La sandía, evoca a la fecundidad, debido las numerosas semillas que posee. En Vietnam se ofrecen semillas de esta fruta a las recién casadas. En el mundo helénico y hebreo, ese papel es cumplido por la granada.
La manzana tiene varios sentidos simbólicos: la manzana de la discordia, atribuida a Paris; las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, que son frutas de inmortalidad; la manzana consumida por Adán y Eva, símbolo del pecado. Mientras que para Robert Ambelain “La manzana es el símbolo del conocimiento, ya que al cortarla en dos (en el sentido perpendicular al eje del pedúnculo) hallamos dentro un pentagrama, símbolo tradicional del saber que dibuja la propia disposición de las pepitas …”
* La autora es historiadora.