La película de 1973 que adelantó la realidad de 2022

El film “Cuando el destino nos alcance” de 1973 refleja grandes paralelismos con nuestro mundo actual.

La película de 1973 que adelantó la realidad de 2022
Arte de la película Soylent Green del año 1973 ("Cuando el destino nos alcance"). / Foto: Gentileza

El film “Cuando el destino nos alcance” lo vimos mi esposo y yo cuando estábamos de novios. Lo exhibía el cine Selectro. Nunca la olvidamos y, muchas veces, motivó nuestras conversaciones. La considerábamos película de culto por su arduo tema que entendíamos con carácter profético. Así fue, según confirma George Bass, periodista de The Washington Post.

Lamento muchísimo que mi querido “Pepe” no esté para leer esa opinión. Hubiéramos recordado y seguiríamos las charlas que nunca nos faltaron: interesantes, motivadoras de nuestro común espíritu y con vuelo intelectual porque, para los dos, el buen cine era una pasión. Ahora, únicamente pienso en soledad.

Si logran encontrar la película no se la pierdan. Es sencilla en composición, como correspondía a esa época, pero adelantada y dilucidante.

Estrenada en 1973, protagonizada por Charlton Heston, refería un mundo distó-pico en Nueva York y ubicaba la acción en el año 2022. “Soylent Green”' (titulada en español, “Cuando el destino nos alcance”) con una anticipación de casi cincuenta años nos impactó por establecer una contemporaneidad horrorizante.

George Bass, confirma nuestros pavores nacidos en 1973 al marcar situaciones idénticas relatadas en la película y que reflejan paralelismos con nuestro mundo de 2022.

“Cuando el destino nos alcance” proviene de la novela “¡Make Room! ¡Make Room!” (1966) de Harry Harrison. Su libro aborda un mundo debilitado por desastres ecológicos (temperaturas anormales muy elevadas), ciudades aglomeradas, recursos muy limitados, gobierno despótico-represor, grupos privilegiados y amplia población paupérrima viviendo precariamente.

El periodista remarca en su comentario seis cuestiones que identifican ese mundo ficcionalizado de 2022 (imaginado hace cinco décadas) y nuestro mundo actual: I. Un 2022 real basado su subsistencia en alimentos sintéticos. II, Sobrepoblación. III. Cambio climático. IV. Muerte asistida. V. Tiempo de pantalla. VI. Gobiernos despóticos.

“Soylent Green”' (titulada en español, “Cuando el destino nos alcance”) con una anticipación de casi cincuenta años nos impactó por establecer una contemporaneidad horrorizante.
“Soylent Green”' (titulada en español, “Cuando el destino nos alcance”) con una anticipación de casi cincuenta años nos impactó por establecer una contemporaneidad horrorizante.

I. En ese orden, Bass comenta que: “La gran revelación de la película es un alimento sintético”, dieta clave de la población, por escasez y alto precio de productos frescos, consistente en una galleta verde, producida con los cuerpos de las personas fallecidas para alimentar al resto. “Eso ciertamente no ha sucedido así, pero el concepto de alimento sintético, llamado en el filme ‘Soylent Green’, ya se aplica en la actualidad con cantidad de preparados proteínicos que, […] son actualmente comercializados y consumidos”. Bass denuncia que una empresa, que comercializa dichos productos, se llama Soylent, como la corporación de la película, y vende alimentos ya líquidos, en barra o polvo ricos en proteínas vegetales.

II. Respecto a la sobrepoblación en Nueva York, que el film presenta como ciudad desbordada de gente, desempleo y crimen, en este momento no es así. Pero, según Bass, un aspecto de la película más similar a nuestra realidad es “la cuantiosa presencia de personas indigentes en las calles neoyorquinas en contraste con el esplendor y derroche en el que viven los superricos. La desigualdad es punzante en la realidad y en la ficción”.

III. El mundo de “Cuando el destino nos alcance” se presenta como un problema gravísimo de calentamiento global y contaminación, “lo que resulta, ahora más que entonces, una clara advertencia” sobre las consecuencias para nuestro planeta por emisiones de dióxido de carbono y alza de temperaturas. Personajes de la película añoran angustiados el tiempo anterior, vivido con climas moderados, estaciones diferentes, mayores recursos, bellezas naturales.

Sabemos que actualmente nuestro planeta registra, con frecuencia alarmante, desastres naturales inusuales. Los hechos advierten que muy pronto el destino podría también alcanzarnos. “La película es […] un alegato contra la devastación ecológica, una llamada de alerta que hoy es de una actualidad y urgencia mayúsculas”.

IV. Muerte asistida. En la ficcionalización, quien no desee vivir, puede requerir servicios de muerte asistida. La gente expira tranquila, entretenida con películas de maravillas naturales que se perdieron. Luego, su cuerpo deviene masa de galletas verdes.

En la actualidad, la eutanasia y la muerte asistida provocan controversias. Considerados crímenes en ciertos países, otros legalizan el suicidio asistido (Austria, Canadá, España, Holanda, Suiza y EEUU en algunos territorios). Aplicable en casos de personas desahuciadas y con lucidez para decidir por sí mismas, los restos de las personas que fallecen de esa forma no son luego consumidos en galletas verdes, pero sí se ha registrado, comenta Bass, una suerte de “turismo de la muerte”: los que viajan a Suiza, que goza de regulación abierta en la materia, y no tienen mínimo de edad o requerimientos de diagnóstico terminal para recibir el servicio.

V. Tiempo de pantalla: Por último, Bass comenta que las élites de “Cuando el destino nos alcance” tienen videojuegos como entretenimiento, mientras el mundo arde y la humanidad se devora a sí misma. El mundo actual no vive la situación espeluznante del film, pero hoy, la industria de los videojuegos, es inmensa y extendida, superando en usuarios a los millonarios de “Soylent Green”.

VI. Conscientes de las devastaciones meteorológicas, la pobreza creciente y la opresión de gobiernos despóticos e ineptos, en una ficción superada, con las advertencias sobre los desastres que sucederán inexorablemente de no mitigarse el cambio climático, es imperativo atender los hechos para preservar la Tierra y su medio natural antes de que sea demasiado tarde.

En 1973 se emitió el alerta. ¿El 2022 responderá al llamado? Depende de todos, pero los más responsables son quienes detentan el poder.

*La autora es Magister en Literatura.

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