Al desglosar el título de la columna de hoy, encontramos dos conceptos para trabajar: la ‘pureza’ y la ‘verdad’.
La noción de ‘pureza’ nos remite a “calidad de puro” y, entonces, nos preguntamos qué se entiende por ‘puro’: la primera definición nos dice “libre y exento de toda mezcla de otra cosa”, como en “Debe usar alcohol puro para hacer bien la desinfección”. Afín es el segundo sentido: “que procede con desinterés en el desempeño de un empleo o en la administración de justicia”: “Es puro corazón en el ejercicio de sus funciones”. También, ‘puro’ es quien se muestra honesto o inocente: “Era un amor puro, transparente”.
Con todos estos valores, coincide otra definición que nos precisa que ‘puro’ es lo “que no está contaminado”: “Respirás aire puro en ese rincón de la montaña”. En las relaciones personales, ‘puro’ es sinónimo de “casto, ajeno a la sensualidad”: “En esa edad, había solamente encuentros puros e ingenuos”.
Hay que considerar el diferente valor que toma ‘puro’ según vaya delante de un sustantivo o detrás de él: ante el sustantivo, equivale a “solamente” porque señala que lo denotado por ese sustantivo predomina en un lugar o situación: “Su acusación es puro invento”. “Se trata de un edificio de puro vidrio”. En cambio, si va después del sustantivo, significa “limpio, sin contaminar”: “Te bañás en un arroyo de agua pura”.
Cabe aplicar la cualidad de ‘puro’ a una ciencia, cuando ella es teórica, sin aplicación práctica: “No pude entender esos apuntes de física pura”. Si se aplica un idioma o a un estilo, significa “que se ajusta a la norma y no contiene neologismos ni préstamos; que es correcto, exacto, ajustado a las leyes gramaticales y al buen uso”: “Me gusta leer ese autor porque su lenguaje es puro, despojado de artificios”. En este sentido, se usa el adjetivo ‘purista’, entendiéndose por este concepto, si se dice de una persona, “que, al hablar o escribir, evita conscientemente los extranjerismos y neologismos que juzga innecesarios, o defiende esta actitud”: “En ese grupo, son todos puristas y defensores del español”. Además, ‘purista’ es también quien “defiende el mantenimiento de una doctrina, una práctica, una costumbre, en toda su pureza, sin admitir cambios ni concesiones”: “Ese fue el período más purista dentro de esa tendencia, sin influencias extrañas”.
Algunas locuciones conocidas son ‘a puro’, que tiene el valor de “a fuerza de”: “Ha conseguido todo a puro cuento”; también, ‘de puro’, locución adverbial que aparece junto a un adjetivo o de un sustantivo para indicar “sumamente, excesivamente, en gran medida, por su causa”: “Te fue mal de puro cabezón”. “Obra así de pura envidia”.
Dos expresiones coloquiales dan cuenta del uso de ‘puro’: ‘puro hueso’ significa “excesivamente delgado”, como en “Después de esa enfermedad, ha quedado puro hueso”. La otra es ‘puro blablá’ que, referida a una persona, indica que se jacta de acciones o cualidades que no tiene o que no realiza: “Nadie confía en ese candidato que es puro blablá”. Recordamos que ‘blablá’ se define como un “discurso largo y sin sustancia, y a veces con tonterías o desatinos”. En este grupo, nos llama la atención la escritura en una sola palabra de ‘purasangre’, sustantivo que puede funcionar también como adjetivo y que designa al “caballo de una raza que es producto del cruce de la árabe con las del norte de Europa”: “Esa carrera la hará con un purasangre”.
Podemos también aludir al adverbio ‘puramente’, que posee dos aplicaciones: la que dice “de manera pura”: “Se trata de un plan concebido puramente”; la otra dice “mera o estrictamente”: “Tu comentario es puramente ilustrativo”.
Y entramos, entonces, en la frase que dio título a esta nota: ‘la pura verdad’. Como tal, se entiende aquella verdad indubitable, clara y sin tergiversación: “No he cambiado nada, te he dicho la pura verdad”.
La otra parte de nuestro artículo incluye el sustantivo ‘verdad’, que significa la “conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente”; hay locuciones muy claras: ‘una verdad como un templo’ será aquella que es evidente o que se tiene por tal: “Lo que dijo en su discurso es una verdad como un templo”.
Las locuciones ‘a decir verdad’ y ‘de verdad’ dan a entender, como locuciones adjetivas, que algo es auténtico: “Se trata de un presidente de verdad”; también, como locución adverbial, puede indicar “de manera cierta, realmente”: “Se querían de verdad”. Además, como locución adverbial significa “en serio”: “¿Me lo estás diciendo de verdad?”.
Hay dos locuciones que significan que se le dicen a alguien, sin miramientos, cosas que le duelen: ‘decir las cuatro verdades’/’las verdades del barquero’: “Tuvo valentía para decirle al funcionario las cuatro verdades”.
Si escucho que a una persona se le dice ‘la verdad amarga’ voy a querer significar que le produzco disgusto por poner de manifiesto sus desaciertos o defectos: “No me importa enrostrarle la verdad amarga a ese corrupto”.
Las locuciones ‘bien es verdad’ y ‘verdad es que’ sirven para contraponer algo a otra cosa, sin impedir el asunto o haciendo que se exceptúe de la regla general: “Bien es verdad que cometió errores, pero no queda otra que soportarlo”.
La ‘verdad de la milanesa’ es una expresión coloquial, que se dice de una realidad de algo que no posee ni agregados ni falseamientos: “No le des más vueltas, la verdad de la milanesa es esta”. Asimismo, ‘la verdad de perogrullo’ es también coloquial, pues equivale a una afirmación verdadera que, por trivial u obvia, es innecesario decir: “No dijo nada nuevo, sino que reveló una verdad de perogrullo”.
El adjetivo ‘verdadero’ indica que hay correspondencia de algo con la realidad: “Es su verdadero padre”. En general, se usa antepuesto al sustantivo.
El adverbio ‘verdaderamente’, ubicado en forma periférica, indica que lo expresado en el resto de la oración se considera real: “Verdaderamente, estoy muy preocupado”. Si, en cambio, se coloca ante un adjetivo, intensifica lo expresado por este: “Guarda una postura verdaderamente inexplicable”.
* La autora es profesora consulta de la UNCuyo.